Tras la pista de Samuel Beckett
Gómez y Lupa, en un momento del ensayo
Fin de partida, la segunda obra de teatro que escribió Beckett, se estrena el próximo día 10 en La Abadía. La producción, protagonizada por José Luis Gómez, está dirigida por Krystian Lupa, referencia del teatro polaco.
Falta poco para el estreno de la obra y la fase de lectura del texto debería estar más que superada. Y lo está, pero Lupa y Gómez, y el resto del equipo, insisten en no perderle la pista a las frases de Beckett: buscan precisar su sentido, su intencionalidad, no quieren dejarse engañar por la mueca bufona, la ironía y el cinismo que contiene un texto carente de acción como éste y que se resiste endiabladamente a ser comprendido.
Todos los aquí reunidos parecen disfrutar de este aquelarre teatral polaco-español, especialmente Lupa, que gesticula con su largos brazos mientras se dirige a Gómez: "El texto nos invade, hay mucho misterio que desentrañar. Cuando encontremos el mecanismo adecuado, estas distintas capas se fundirán y todo fluirá... En todos los textos necesitamos aprender a nadar". A lo que el actor contesta: "Cuando estoy contigo veo lo que dices, pero cuando me meto en este mar de palabras, todo se confunde".
Volver siempre al texto
Para Lupa, un espacio como la sala José Luis Alonso de La Abadía, con el escenario a un lado y una mesa de trabajo en el otro, es ideal para ensayar. "En Cracovia no tengo un espacio así. Éste es un espacio que favorece la dialéctica entre el escenario y el texto. En el escenario todo tiende a acelerarse y es bueno detenerse e intentar comprender las situaciones. Separar el tiempo escénico de la lectura y el análisis del texto es una manera de imponerse un esquema. Pero los pensamientos de mayor valor surgen cuando creamos situaciones, y estas son una continuación de la comprensión del texto. Por eso, debemos volver siempre al texto." Y por eso, tras el descanso, el ensayo se traslada al escenario.
Lupa es el director de escena más influyente de Polonia y su prestigio es grande en Francia y Alemania (Premio Europeo de Teatro 2009). Estudió Bellas Artes, Cine y Teatro y ha desarrollado gran parte de su trabajo en el Teatro Stary de Cracovia. Su repertorio, como aclara Jaroslaw Bielski, profesor y director de origen polaco afincado en España y que en estos ensayos hace las veces de traductor, lo integra un buen número de obras de novelistas austríacos que él ha adaptado para la escena: Broch, Musil y, especialmente,Thomas Bernhard, de quien se ha visto en España Expiación y Ritter, Dene, Voss. Para el maestro polaco, Final de partida es su primer Beckett, y también para José Luis Gómez, impulsor de esta producción y responsable de haber elegido una obra que, según dice, "no puede entenderse sin tener en cuenta cuándo fue escrita, tras la II Guerra Mundial, después de la catástrofe atómica".
En la obra Gómez es Hamm, un viejo ciego que va en silla de ruedas porque no puede levantarse, y que vive en una casita aislada con su sirviente Clov (Susi Sánchez), quien no puede sentarse; los dos personajes son dependientes, pero siempre se han llevado mal. Hay otros dos personajes más: Nell (Lola Cordón) y Nagg (Ramón Pons), padres de Hamm y que viven en cubos de basura. Fuera de la casa, no parece haber nada.
"Como puede ver", continúa Lupa y señala la escenografía (que también firma), "he situado la obra en un búnker de la Segunda Guerra mundial. En Polonia había muchos búnkers abandonados y los niños solíamos jugar en ellos. Es un sitio que me recuerda la infancia".
-¿Es la infancia el tema de la obra?
-Lupa: En gran medida. Habla de la herida espiritual, psíquica, que uno recibe de niño y que provoca que de adultos equivoquemos el camino. Cuando nos damos cuenta ya es demasiado tarde. De niños nuestros juegos giran en torno a la catástrofe, nos gustan los juegos ocultos, construimos una fantasía para protegernos, para salvarnos del exterior.
-¿Saben ya cómo es Hamm?
-Lupa: No es solo un personaje, es también una provocación, una trampa, una bomba de relojería para el actor.
-Gómez: Es una concentración de altas dosis de egoísmo. Es sobrecogedor el retrato del mal que encierra su personalidad. Aunque, insisto, llega un momento en el que asoma la piedad. El mal, dice Lupa, nace del sufrimiento, de la parte del sufrimiento que la gente no puede digerir. Y Simon Weill decía que todo el mal suscitado en este mundo viaja de cabeza en cabeza hasta que cae sobre un ser puro que lo sufre eternamente y lo destruye.
-¿Por qué hacer Beckett con Lupa?
-Gómez: Cuando veía los espectáculos de Lupa me preguntaba en qué consistía la fascinación que provocaban en mí. Lo que las hace fascinantes son los elementos ocultos, latentes . Con Beckett ha hecho latente cosas que no están explícitas. Lupa ha suscitado en mi una sinfonía de resonancias en torno a cuestiones importantes de la vida. No había vivido una experiencia así en mis 50 años como actor".
"Alter ego" de Beckett
Tampoco en este trabajo Lupa ha podido desentenderse de Thomas Bernhard, cuya obra conoce en profundidad: "Beckett es el padre literario de Bernhard, pues gran parte de sus obras son variaciones de las de Beckett. Bernhard me ha ayudado mucho a comprender a Beckett. En la obra, el pensamiento verdadero está oculto, a veces bajo un texto que expresa lo contrario. Tanto Bernhard como Beckett eran personalidades peculiares, emocionalmente cerradas, que podían hablar obsesivamente, monologar más bien. Personas introvertidas que se crearon una personalidad artificial. Y Hamm es ese tipo de personalidad fantástica, alter ego de Beckett.