Jean Claude Carrière
Seguimos sin resolver cómo tratar al que es diferente
23 febrero, 2006 01:00Jean Claude Carrière. Foto: Carlos Miralles
Escritor y guionista célebre de grandes cineastas (Buñuel, Malle, Wajda, Schlündorff), Jean Claude Carrière también ha colaborado en el teatro. La Abadía de Madrid presenta el 23 de febrero La controversia de Valladolid, una pieza que escribió en 1992 sobre los derechos de los indios reinvidicados por Bartolomé de las Casas. Carrière es también autor de la última película de Milos Forman.
-¿Prefiere que empecemos a hablar de cuando escribió La controversia de Valladolid, en 1992, o por lo que ahora le ocupa, la película Los fantasmas de Goya?
-Acabamos de filmarla; es una película que he escrito con Milos Forman y que está ambientada en un periodo que abarca desde 1792 hasta el final del reinado de José I, el hermano de Napoleón, en 1809. No trata de Goya, sino del personaje que interpreta Javier Bardem, un personaje de ficción que es miembro del Santo Oficio, aunque en la segunda parte huye de España a Francia y cambia totalmente. Realmente, es la historia de un extremista que se desenvuelve en un periodo histórico muy interesante, el fin del siglo XVIII, con el triunfo de la Revolución Francesa. A Milos le encantó rodarla en España y, además, hemos escrito una novela de esta historia, porque en este género se pueden decir muchísimas más cosas. Por el momento, no le puedo contar más.
Homenaje a Buñuel
-Hablemos entonces del siglo XVI, cuanto tiene lugar La controversia de Valladolid ¿Qué le llevó a escribir esta historia?
-Esta obra tiene su origen en un guión que escribí para la televisión francesa para celebrar el aniversario del Descubrimiento de América, en 1992. Se hizo una película y entonces comprobé cómo muchos grupos de teatro empezaban a utilizar el guión para llevarlo a escena. Fue algo que no me gustó y tomé la decisión de escribir una obra de teatro, dándome la posibilidad de añadirle 25 minutos. Se estrenó en París y luego se ha llevado a escena en muchos países. Recuerdo que en España la hizo un grupo (Rayuela Producciones) que la estrenó en el claustro del Convento de San Gregorio, de Valladolid, donde vivió Bartolomé de las Casas. Estaba iluminada apenas con unas candelas y fue como entrar realmente en el pasado.
-¿Quería tratar el tema de la conquista de América?
-La película se la dediqué a Buñuel, que tenía doble nacionalidad: español (mejor dicho, aragonés) y mexicano. Como sabe, he trabajado muchísimo con él y con otros directores y he viajado por muchos países de América, y llevaba tiempo pensando en escribir algo sobre aquéllo. Fíjese que el Descubrimiento se percibe de forma distinta según hablen unos u otros. Así lo llaman los historiadores, pero si son los mexicanos los que hablan, lo llaman "conquista", mientras que para los españoles es "encuentro". Desde luego, fue un acontecimiento excepcional porque era la primera vez que dos continentes que se ignoraban se encontraron; sería un fenómeno parecido a si hoy nos encontráramos con extraterrestres. Probablemente se plantearía el mismo problema, el problema número uno para el que todavía no tenemos solución: ¿Qué debo hacer frente a un hombre que es diferente a mí? La Controversia trató por primera vez en la historia de encontrar una explicación.
-¿Cómo se documentó sobre el tema?
-Es asombroso, pero no hay documentación sobre el debate que mantuvieron Bartolomé de las Casas y Ginés de Sepúlveda. Nada, salvo cartas que se intercambiaron, lo que explica que sea un episodio poco conocido. El origen de La controversia de Valladolid está en un libro que Sepúlveda había publicado en latín y que quería publicar también en castellano, De las justas causas de la guerra contra los indios, y al que se oponía férreamente De las Casas. Sepúlveda solicitó permiso al rey pero finalmente no lo obtuvo. Así que se puede decir que De las Casas salió vencedor. La oposición de De las Casas fue el origen del debate de Valladolid.
-¿Entonces se deduce que De las Casas era un hombre muy influyente en su época, más que Sepúlveda?
-Era un pionero extraordinario del pensamiento en defensa de los derechos humanos, se adelantó en su reivindicación a la Revolución Francesa.
-¿Cuál fue su influencia en América?
-El destino póstumo de De las Casas ha sido famosísimo. En México es considerado el "padre de los indios" y hay hasta una ciudad que lleva su nombre, San Cristóbal de las Casas, en Chiapas, y también numerosas plazas y calles. Sin embargo, en Senegal su nombre figura en la lista de los esclavistas, ya que cuando era joven defendió la idea de trasladar negros a América para que trabajaran. Yo le profeso mucha admiración.
Teólogo y hombre de acción
-La adaptación teatral ¿es un tour de force de estos dos personajes?
-Encontraba muy atractivo enfrentar a dos personajes tan distintos como De las Casas y Sepúlveda. Sepúlveda era un teólogo muy formado, un pensador de gabinete, que jamás había estado en América . Por el contrario, De las Casas era un hombre sobre el terreno, había viajado numerosas veces al nuevo continente, conocía a los indios, cómo vivían, se vestían... esta confrontación me pareció muy interesante.
-¿Cómo explica que más de quince años después de ser escrita siga despertando el interés de actores y directores de teatro?
-Cuando yo la escribí ni había guerra en Irak ni Bush era el presidente de los Estados Unidos. Ahora se ha reactualizado el derecho de intervención, pero en el siglo XVI discutían de lo mismo; por ejemplo, Sepúlveda defiende intervenir contra una comunidad bárbara. La verdad es que quizá ha cambiado la forma de acercarnos a los que son diferentes a nosotros, pero la persona no ha cambiado mucho. Y es en el otro donde se revela nuestro pensamiento verdadero.
-¿Debemos esperar en escena un debate teológico?
-Es un experimento. Ambos personajes se reúnen en Valladolid para discutir sobre si los indígenas tienen alma y sobre qué nivel de alma tienen, según la teoría aristotélica. De las Casas se manifiesta entonces como el primer teórico en la Historia que rechaza el modelo social de comunidad de Aristóteles, sostenido por esclavos de nacimiento.
Escribir a dúo
-Usted ha colaborado con Brook en varios proyectos com el Mahabharata o La Tempestad...
-...Sí, llevo casi veinte años trabajando con él. Ahora su teatro en París, Les Bouffes du Nord, está cerrado por obras pero lo vamos a abrir a finales de año.
-...le iba a preguntar cómo es el proceso de trabajo que establece con sus colaboradores, si escriben juntos o por separado.
-Depende. El guionista de cine debe tener un conocimiento preciso de las técnicas cinematográficas, mientras que en el teatro la técnica es lo de menos. Con Brook lo que yo más destacaría ha sido la posibilidad de vivir y trabajar con su grupo de actores y de asistir a los ensayos que él dirigía, de participar en los ejercicios que proponía y de ver lo que pasaba. Con Buñuel tenía una relación intensísima, prácticamente vivía con él, era como si fuéramos una pareja. Nos íbamos a El Paular o a un balneario mexicano, solos los dos, y trabajábamos de una manera muy dura y muy concentrada, tomábamos el aperitivo, comíamos juntos, no dejábamos ni un momento el guión, porque queríamos estar concentrados, realmente era muy duro.