Uno de los títulos de la famosa trilogía verdiana de principios de los 50 del siglo XIX llega a la temporada de la ilustre ABAO: Il trovatore, en la que Giuseppe Verdi plantea una nueva gramática vocal al tiempo que nos vemos envueltos en un continuum melódico y en una escritura que abraza libremente, sin tapujos, el antiguo estilo ornamental y florido, unido a esa cantabilidad elegíaca del primer Romanticismo, de las inflexiones que buscan aligerar la emisión y que pretenden encontrar el legato más perfecto y soldar los registros de manera inconsútil.
Es una ópera que, por supuesto, plantea enormes dificultades de ensamblaje, de unificación de estilo. Decía Arturo Toscanini que para servirla con propiedad era necesario contar con los cuatro cantantes mejores del mundo; que han de deambular de aquí para allá siguiendo el improbable argumento, extraído de la obra de Antonio García Gutiérrez, a lo largo de una acción que movió al director Gianandrea Gavazzeni, quizá en un exceso de fantasía, a calificarla como la Pasión de San Mateo operística.
Lo cierto es que la obra, con sus múltiples luces, es fascinante e hipnótica. Para llevarla a cabo la ABAO, que la pasada temporada cerró su ambicioso proyecto Tutto Verdi, ha querido contar con buenos mimbres. Leonora será servida por Anna Pirozzi, una soprano de firmes acentos y excelente línea, cantante muy profesional que se acerca al ideal para la parte: una drammatica d’agilità.
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A su lado, Celso Albelo, un tenor que ha evolucionado en los últimos años hacia el territorio de los líricos puros. Su voz no suele tener problemas en la zona superior, firme y bien asentada, algo importante en este caso; para La pira, por ejemplo. Puede que el tenor canario no necesite bajársela medio tono.
El aguerrido barítono de carácter Juan Jesús Rodríguez es un magnífico Conde de Luna, a falta de pulir un tanto las dificultades belcantísticas que presenta su particella. La gitana Azucena estará en la garganta de la sólida mezzo Ekaterina Semenchuk, cantante amplia y con pegada. Un buen equipo de secundarios, con el Ferrando de Riccardo Fassi, bajo que se presenta en la ABAO, al frente, cortejará a esas cuatro voces: Belén Elvira, Gerardo López, David Aguayo y Martín Barcelona.
Gobernándolos a todos, con la Orquesta Sinfónica de Bilbao en el foso y el Coro de Bilbao en la escena, estará el muy diestro Francesco Ivan Ciampa. Todos ellos se moverán bajo las instrucciones del director de escena Lorenzo Mariani. La producción, de corte intimista, proviene de Venecia y utiliza elementos derivados de la película El séptimo sello, de Ingmar Bergman.