Don Giovanni es una ópera de enorme complejidad conceptual, de ambiciosa estructura dramático-musical y enjundiosa combinación de elementos bufos, serios y semiserios; una auténtica suma, en cierto modo síntesis de contrarios, que entremezcla influencias napolitanas, germanas y austriacas; lo cómico unido, increíblemente, a lo trágico. Un dramma giocoso. De ahí que no sea tarea nada fácil llevarla a escena con garantías, no ya por la mencionada complejidad ideológica, sino por las notables exigencias que plantea a las numerosas voces que intervienen. El personaje central es la fuente, la base, el origen de todo el drama, la estrella sobre la que todo gira, incluso cuando no está presente.
Carlos Saura, a quien ha sido encomendada la producción que los próximos 13 y 15 de septiembre se estrena, de la mano de la Asociación de Amigos de la Ópera, en La Coruña, tiene sus ideas respecto a esta obra maestra, a la que dedicó años atrás una película. “Ahora –explica a El Cultural– busco hacer una ópera sencilla, al servicio de la música y de los cantantes, y evidentemente de la historia, que es la que conduce toda la trama”. Empeño, el de la sencillez, que se nos antoja difícil dada la evidente multiplicidad de contenidos y el tejido de emociones que entreveran la composición. Subraya también su jugueteo continuo con lo bufo y lo dramático. “Me gustaría que estos dos polos estuvieran balanceados, algo que no es nada fácil y que depende mucho de los cantantes”.
Propósito que parte de una verdad como un templo. Esa combinación añade una dificultad muy importante a la hora de llevar a un buen puerto esta “ópera de óperas”, que decía Kierkegaard y que, evidentemente, nos plantea también la complicidad entre Mozart y su libretista Da Ponte, cuyo verbo dio alas al músico. “Lo que me atrae es la relación entre los dos artistas y la historia que se cuenta. De las cientos de veces que se ha hecho Don Juan en la historia ésta es la única que realmente ha quedado, sobre todo por sus valores musicales”, señala Saura.
No es raro que se le haya preguntado por su interés hacia estos dos grandes mitos dramáticos y musicales españoles, Don Juan y Carmen (a este último hizo asimismo un acercamiento cinematográfico), puesto que se ve muy afín a la temática de ambos sujetos: “Son dos temas que resultan muy cercanos, muy sencillos de comprender y entender. Siempre me acerco a la ópera con mucha cautela ya que no soy un experto operístico, pero estos dos son temas que conozco en profundidad y que disfruto. He rechazado otros que me han ofrecido grandes directores de orquesta como Barenboim, Abbado o Muti”.
"He rechazado proyectos con Barenboim, Abbado o Muti. Pero con 'Don Giovanni' disfruto mucho"
Saura ha apostado en este dissoluto punito por una puesta en escena “con elementos simples alusivos a cada uno de los cuadros de la obra. Se basan en las proyecciones de dibujos que he hecho de manera esquemática sobre dos grandes estructuras. Además habrá otros elementos en función de la dramaturgia. Es una escenografía fundamentada en la simplificación. No hay que olvidar que los verdaderos protagonistas son los cantantes y la música”. Además ha añadido algunas dosis de humor a la anécdota histórica: “Sólo desde este punto de vista se puede entender hoy en día la historia de Don Juan. El vestuario es algo más clásico pero el concepto que yo tengo de la ópera es un concepto moderno. La relación de Don Giovanni con sus ‘víctimas’ es muy actual”.
Hay que tener en cuenta que el estreno español de Don Giovanni tuvo lugar precisamente en La Coruña en 1798, por lo que resulta en verdad muy hermoso llevar nuevamente este título a la ciudad gallega, donde se exhibió hace algunos años en un montaje de Pizzi. Las representaciones se realizarán en el bello e histórico Teatro Colón y discurrirán en lo musical bajo el mando de Miguel Ángel Gómez Martínez, un maestro ya veterano, que ha relajado sus maneras y accedido a una madurez desde la que se pueden entrever emociones a lo largo de un discurso dotado de mayores grados de matización. Tendrá a su disposición al Coro Gaos, a la excelente Sinfónica de Galicia y a un elenco presidido por el notable barítono, tan aplaudido siempre en la ciudad, Juan Jesús Rodríguez. Su voz, recia, timbrada, amplia, fornida y bien emitida deberá venir acompañada de la elegancia, la sutileza del recitativo, el fraseo bien coloreado y el gusto que pide el licencioso personaje. Interrogantes que no tardarán en despejarse.
A su lado figuran la soprano italiana Gilda Fiume (Donna Anna) y la mezzo italoamericana Ginger Costa-Jackson (Donna Elvira). El resto del reparto viene constituido por buenos y jóvenes cantantes españoles: el bajo Simón Orfila, un ya muy acreditado Leporello; la soprano Rocío Pérez, de carrera berlinesa, Zerlina; el tenor Francisco Corujo, un Don Ottavio más que cumplidor; el barítono Gerardo Bullón, que podrá mostrar sus capacidades como Masetto. En la parte del Comendador se anuncia el compacto bajo Andrii Goniukov.