Paus: carrerón en lo suyo, incursiones de tanteo en lo nuestro. Me paso la vida pidiendo apertura, animando a que "nuestra" música, la que llamamos clásica a falta de nombre mejor, se abra a la gente y al siglo, y luego, cuando un compositor va y lo hace y osa presentar al circuito clásico un disco de contemplaciones jazzeras o pre-modernas, entonces repliego velas y me vuelvo estrecho. Y a mí qué, diréis, con toda razón. Siempre sostenemos que las barreras entre géneros no son lo importante, pero el hecho es que existen y separan.
Rara vez son eficaces las fusiones y acercamientos. Como todo emigrante, el músico que se mueve de su terreno a otro acaba siendo extranjero en ambos. De estos isete piano works (
Garbí,
Azul de Prusia,
Linkaje,
Maresias,
Ipê Amarelo,
Alèia y
Samambaia) me gustan unos números más que otros. Magnífica la pianista segoviana María Orejana, bonitas las notas del librito, pero me incomoda la lentitud constante, el regodeo en las resonancias, el dejar vibrar a pedal bajado.