“Me he quitado muchas capas, pero también me he envuelto en otras nuevas”. Con estas palabras anunciaba Adele (Londres, 1988) la publicación de su nuevo disco, 30, después de casi seis años de silencio. Un silencio que la propia intérprete rompía hace unas semanas al cambiar la imagen de perfil de todas sus redes sociales. Poco a poco lanzaba pistas: una serie de proyecciones con el número 30 en edificios de ciudades dispares como Madrid, Londres, París, México o Nueva York parecía una de las definitivas. Poco después la reina del desamor y de las power ballads lanzó un pequeño cebo de 20 segundos de duración con algunos acordes del sencillo Easy On Me, uno de los cortes del álbum que ha publicado a medianoche. Y suena, sí, muy Adele. Parece, a juzgar por este tema, que la compositora retoma el vuelo por donde lo dejó.
En el vídeo, con una estética muy similar al de Hello (ambos dirigidos por el cineasta Xavier Dolan), vemos cómo la intérprete deja atrás una vida en blanco y negro para encaminarse hacia una nueva a todo color. La letra lo deja claro: “no hay espacio para que algo cambie cuando estamos tan profundamente anclados en nuestros caminos”.
Las expectativas son altas, quizá demasiado, respecto a este nuevo trabajo. Y no es para menos pues con sus tres discos anteriores la compositora ha ganado 16 Grammys, un Óscar por la canción Skyfall y nueve Brit Awards. Sin olvidar sus ventas: más de 50 millones de copias despachadas en todo el mundo. Estar a la altura de las circunstancias no parece tarea fácil pero como la británica ha contado en una entrevista que ha concedido a la revista Vogue, este trabajo habla de la etapa de “autodestrucción, autorreflexión y autorredención” que ha vivido durante estos últimos años (matrimonio, hijo y divorcio incluidos).
Poco más se sabe aparte de que este nuevo disco, que se publicará el 19 de noviembre, tiene un objetivo muy claro: dar una explicación a su hijo: “sentí que quería explicarle todo a través de este disco y que cuando tenga veinte o treinta años sepa quién soy yo y por qué elegí voluntariamente desmantelar toda su vida en la búsqueda de mi propia felicidad”.
Cuatro discos en 13 años
Su voz se empezó a escuchar en 2006 gracias a una demo que publicó en MySpace. Dos años más tarde, en 2008, lanzó su primer disco, titulado 19. Entonces, la cantante empezó a conocer las mieles del éxito al colar su debut en la lista de los discos más vendidos de Reino Unido y se alzó con los Grammy a mejor artista revelación y mejor interpretación vocal pop por la canción Chasing Pavements. Se estima que este primer trabajo, rociado de toques de soul y con unas letras cantadas para curar las heridas, ha vendido cerca de 10 millones de copias.
Sin embargo, fue el lanzamiento de 21 tres años más tarde el que la catapultó al estrellato mundial. Canciones como Rolling in the Deep, Set Fire to the Rain o Rumour Has It, en las que sigue cantando al desamor desde diferentes puntos de vista y siempre con esos toques autobiográficos que tan buen resultado le han dado, situaron el álbum en lo más alto de las listas de más de 30 países. Aunque, sin duda, fue la tristísima Someone Like You la que conectó con un público de masas. 21 se convirtió en el disco más vendido de 2011 y 2012 y en el Reino Unido pasó a ocupar la categoría de disco más vendido del siglo XXI.
Nunca ha sido una cantante prolífica y, mientras que muchos artistas se mantienen lanzando singles cada poco, Adele aparece cada cierto tiempo con un álbum y vuelve a desaparecer. Así que tuvieron que transcurrir cuatro años hasta que publicó 25, un tercer disco con el que pulverizó las listas de ventas y se subió al trono de las superestrellas. Con aquella colección de canciones, entre las que se encuentran los éxitos Hello (¿quién, a día de hoy, no responde a este saludo con un It’s me?) o When We Were Young, despachó más de 30 millones de copias en todo el mundo y arrasó en los Grammy de 2017 llevándose los galardones a Mejor Disco, Mejor Single, Mejor Canción por Hello, Mejor Actuación Pop y Mejor Álbum Vocal Pop Tradicional.
Con aquel trabajo se embarcó en una gira mundial que derivó en problemas vocales que le obligaron a cancelar sus dos últimos conciertos en el campo de fútbol de Wembley. Fue entonces cuando decidió apartarse de la música sin una fecha prevista para su vuelta. Este periodo de silencio, aunque parcial pues se han ido publicando noticias sobre la cantante que poco tenían que ver con la música, ha llegado a su fin con esta Easy On Me en la que sigue cantando al desamor, en este caso a su sonado divorcio. Sin embargo, todo apunta a que en 30 la artista coquetea con otros estilos musicales.
En una breve carta que ha difundido en sus redes sociales la artista ha revelado algunos de los problemas con los que ha lidiado durante los últimos tres años en los que ha estado componiendo este esperado álbum. “He reconstruido minuciosamente mi casa y mi corazón desde entonces y este álbum narra precisamente eso”, asegura. Habrá que esperar a noviembre para escuchar todos los cortes de 30 pero, a buen seguro, será un trabajo de madurez en el que vuelque sus vivencias con esas letras autobiográficas que, acompañadas de una portentosa voz, conectan con los corazones rotos.