Oír el nombre de Little Richard activa en el cerebro una respuesta automática: "A-wop-bop-a-loo-bop-a-wop-bam-boom!". Pero el famoso trabalenguas —onomatopeya de un redoble de batería— de su canción "Tutti Frutti" (1955) es solo una muestra anecdótica de la enorme influencia que ha tenido en la música popular durante más de medio siglo este padre fundador del rock and roll, fallecido el sábado a los 87 años en Tullahoma (Tennessee, EE. UU.) debido a un cáncer de huesos, según The New York Times.
El propio Little Richard se denominaba a sí mismo como el "arquitecto del rock and roll". Y en gran medida lo fue. El género supuso la unión musical de la América negra y la blanca, ya que procede de la mezcla del rhythm and blues, el boogie-woogie, el country, el jazz, el góspel y el folk. Richard y otros compañeros de generación como Chuck Berry, Eddie Cochran, Buddy Holly, Jerry Lee Lewis, Bill Halley y Elvis Presley le dieron forma.
Little Richard tenía los ingredientes necesarios para ser una estrella de masas. Con su aspecto salvaje, sus gritos desgarradores y su arrolladora energía cantando y tocando el piano, subió el nivel de intensidad del rock and roll y fue uno de los primeros músicos que consiguió tener una audiencia mixta de población negra y blanca en sus conciertos. Su tupé estilo "pompadour" de varios centímetros de alto, su vestimenta extravagante, su maquillaje y su amaneramiento constituyeron un desafío para la sociedad estadounidense de la época y también para lo que entonces era un género musical dominado por la testosterona.
Su influencia en otros músicos fue enorme. Bob Dylan, que cuando era adolescente soñaba con tocar con Little Richard, ha sido una de las grandes figuras públicas que ha lamentado su muerte a través de las redes sociales. "Fue mi estrella brillante y mi luz guía cuando era solo un niño pequeño. Fue el espíritu original que me incitó a hacer todo lo que hice", ha reconocido el cantautor de Minnesota. Además de uno de los fundadores del rock, también fue una importante fuente de inspiración para el soul y el funk y concretamente para James Brown y para Prince —que copió su vistosa apariencia—, las dos grandes estrellas de la música afroamericana de las siguientes décadas.
La carrera de Little Richard despegó con "Tutti Frutti", aquella canción grabada en los estudios J&M de Nueva Orleans que compuso él mismo y que, a pesar de haber sido convenientemente "limpiada" por la letrista Dorothy LaBostrie por orden del productor Robert 'Bumps' Blackwell, conservó una clara connotación sexual. De hecho, la sexualidad de Little Richard fue una fuente permanente de controversia para la opinión pública y un asunto problemático para él mismo. Durante décadas guardó silencio acerca de sus tendencias sexuales. Durante la adolescencia mantuvo encuentros sexuales con personas de ambos sexos y su padre lo echó de casa. Más tarde fue detenido en varias ocasiones por voyeurismo. En los años 80, tanto en una biografía autorizada escrita por Charles White como en varias entrevistas empezó a reconocerse abiertamente como gay, bisexual e incluso "omnisexual", pero al mismo tiempo sus creencias religiosas le llevaron a renegar de su identidad sexual y a hacer declaraciones homófobas.
"Tutti Frutti" se convirtió en un éxito inmediato, y alcanzó las listas de pop tanto en Estados Unidos como en el Reino Unido. Su siguiente sencillo, "Long Tall Sally" (1956), alcanzó el número uno de la lista de Rhythm and Blues de Billboard, y en los siguientes tres años publicó otras 15 canciones de éxito.
En 1957, un despertar religioso unido al cansancio de los escenarios y la decepción por el maltrato de su discográfica, Specialty —sin la ayuda de ningún asesor, había firmado un contrato que le asignaba medio centavo por cada disco vendido—, le llevó a abandonar su carrera cuando estaba en pleno auge. Se cortó el pelo, se casó, empezó a grabar discos de música góspel y se hizo pastor evangelista. En 1962 el promotor Don Arden le convenció para regresar al rock and roll y hacer una gira por Europa. En algunos de aquellos conciertos tuvo como teloneros a The Rolling Stones y The Beatles, cuando aún no eran estrellas mundiales.
A finales de los 70, con una grave adicción al alcohol y las drogas, dejó de nuevo los escenarios y volvió a refugiarse en la religiosidad. En 1984, la publicación de su biografía le devolvió a la popularidad y decidió continuar con su carrera de manera intermitente hasta bien entrado el siglo XXI, hasta que los problemas de salud le obligaron a abandonar definitivamente los escenarios. Pero no dejó del todo los focos, ya que siguió apareciendo en programas de televisión y oficiando como pastor en bodas y entierros de celebridades.
En 1986 fue uno de los primeros artistas incluidos en el Salón de la Fama del Rock and Roll. También forma parte del Salón de la Fama del Rhythm and Blues y tiene una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, además de un Grammy honorífico en reconocimiento a toda su carrera, entre otras muchas distinciones.
Cuando Little Richard puso una de las piedras fundacionales del rock and roll, la sociedad biempensante dijo que aquella música era diabólica. En sus últimos años solía decir en sus apariciones públicas, quizá buscando el favor divino: "Aunque haga rock and roll, Dios me sigue amando".