Continúa el Teatro de la Zarzuela su sana política de apertura hacia nuevas obras líricas salidas de la pluma de nuestros músicos. Se trata de poner en escena composiciones que no han logrado presentarse en nuestro país por distintas razones, al menos de la forma en la que sus creadores las concibieron. Si la temporada anterior fue el catalán Miquel Ortega el beneficiado, en ésta lo va a ser, el próximo día 12, el alicantino Ricardo Llorca (1962), residente desde hace lustros en Nueva York, donde ha venido desempeñando funciones docentes en la Juilliard School, de quien se ha programado Tres sombreros de copa, inspirada en la famosa obra teatral de Miguel Mihura y estrenada hace ya meses en São Paulo.
Llorca ha sido compositor residente de The New York Opera Society, compañía especializada en producciones de ópera contemporánea. Es músico sólido y preparado, que se formó en España con Román Alís y en Estados Unidos con John Corigliano. Como ellos, es artista más bien alejado de vanguardismos y defiende la necesidad de volver a las estructuras del pasado y de recurrir a técnicas tradicionales. Pretende que sus creaciones sean una mezcla de intuición e intelecto. Lo que no empece para que aplique en sus composiciones técnicas habituales en la música de nuevo cuño, como disonancias, armonías avanzadas y polirritmias, que pueden estar engarzadas dentro de un discurso atonal.
“Elegí la obra de Mihura porque su libreto me permitía una mayor adaptabilidad a la escena lírica y la sensibilidad actual”. R. Llorca
Procedimientos que, en parte, Llorca había ya empleado de alguna manera en su ópera anterior, la concentrada The Empty Hours, que fue la primera de un compositor español en estrenarse en el Lincoln Center (Alice Tully Hall). Los planteamientos de esta nueva aventura lírica, sin duda más ambiciosa, son distintos, como manifestaba no hace mucho el propio autor: “Para componer Tres Sombreros de copa he usado como fuente de inspiración temática elementos tomados de la música del sur de Italia. Durante el verano de 2015 estuve en Apulia, el tacón del país, visitando algunos conservatorios para documentarme en detalle sobre el folclore autóctono de la zona, que es muy rico y prácticamente desconocido fuera de sus fronteras locales. En Apulia descubrí una música muy interesante, especialmente las tarantelas, que todavía se bailan en las fiestas popular y en celebraciones privadas de los pueblos de la zona. También descubrí las ninna nannas, que son canciones de cuna italianas muy interesantes. Además en Tres sombreros de copa hay elementos de la música de circo. Hay un acordeón muy presente durante toda la obra. También hay solos de trompeta, metal y percusión, algo que ya es una constante en mi música”.
La composición le ha llevado a Llorca tres años de dedicación, tras encontrar el sujeto argumental. Después de leer obras de Tono, Neville y Jardiel, se decidió por Tres sombreros de copa de Mihura porque “tiene un libreto muy sugerente que permitía cambiar ciertas cosas en busca de una mayor adaptabilidad a la escena lírica”. Había que conseguir un formato más operístico. En la obra original el protagonista, Dionisio, tras siete años de noviazgo, la víspera de su boda, se aloja en un hotel de segunda en una capital de provincia. Allí, en la noche, coincidirá con una compañía de circo que ha llegado para estrenar su espectáculo y congeniará especialmente con una bailarina, Paula, descubriendo otra forma de entender la vida.
“En mi ópera –explica Llorca– algunos personajes y ciertas situaciones han sido suprimidas o cambiadas para hacerlas más aceptables a las sensibilidades de hoy. Lo que en la obra original era una compañía de cabaret (El ballet de Buby Barton), se ha transformado en una compañía italiana de circo (El Circo Italiano de Tonino Sanguinetti) de gira por el norte de España. Y lo que era un negro, Buby Barton, al que le caen todo tipo de insultos de carácter más bien racista, en mi obra se ha transformado en un mafioso italiano, Tonino Sanguinetti. También he añadido otros personajes para dar a la compañía de circo un aspecto más extravagante y más dinámico: Monsieur Garibaldi El Ventrílocuo y Peppino, su hijo, los forzudos alemanes, los payasos…”.
La dirección musical del espectáculo está en las manos de Diego Martín-Etxebarría, que dará forma sonora a los planteamientos escénicos de José Luis Arellano. El protagonista vocal de la historia será el tenor Jorge Rodríguez Norton, de tan interesante y característico timbre de lírico-ligero, que tiene reciente aún su intervención en el Tannhäuser de Bayreuth. A su lado la soprano Rocío Pérez, el también tenor, tan maleable, Emilio Sánchez, el noble barítono, de tan franca emisión, Gerardo Bullón, y el tenor cómico Enrique Viana, entre otros.