Eduardo Fernández, aliado de Paús en Works for Piano
Bajo la batuta de Juanjo Mena, la Orquesta Nacional homenajea a Bernstein en su centenario y 'descorcha' el Concierto n°1 del hiperactivo Ramón Paús, que acaba de lanzar Works for Piano con Eduardo Fernández.
Esas dos composiciones, que abren y cierran la sesión, enmarcan otras dos partituras, una de ellas se escuchará por primera vez y se debe a la hiperactiva inspiración de Ramón Paús, que seguro nos ofrecerá algo de interés. Desde luego la obra promete, pues es un Concierto (el n° 1 de momento) para clarinete bajo y orquesta, del que será solista el excelente Eduardo Raimundo. Lleva como título De las ciudades ajenas y es muy probable que en ella alcanzaremos a percibir el proteico, denso y a la vez meridiano estilo, de un saludable eclecticismo, del músico.
Paús se sitúa siempre en una línea de sutilezas y toques atmosféricos, pero con llamadas a la confesión interior, que aflora fácilmente a través de una gramática de rara exquisitez. Creador reflexivo, amigo de establecer animadas y sugerentes ideaciones en las que se manejan con gusto la armonía y el ritmo, Paús nos ofrecerá en el Auditorio Nacional una nueva prueba de su proverbial solidez, de su limpieza de trazo, del latido constante que anima desde dentro sus pentagramas, envueltos en ocasiones en unos singulares claroscuros, de los que suelen derivar episodios de hermoso lirismo, retratos a veces de maneras de ver la vida, destilaciones refinadas de un pensamiento tan severo como efusivo.
El programa de la Orquesta Nacional se completa con el conocido ciclo de las Cinco canciones negras de Xavier Montsalvatge, un auténtico clásico que en esta oportunidad será servido por la mezzosoprano Clara Mouriz, una voz lírica, esbelta, de cálido colorido y atractivo vibrato, flexible y bien provista de técnica; la necesaria para recrear estas hermosas páginas ‘antillanas'. Montsalvatge, recordaba Miquel Desclot, compilaba las habaneras que oía cantar a los pescadores de la Costa Brava. Tuvo un día la ocurrencia de aproximarse al mundo antillano a través de un poema de Ildefonso Pereda Valdés. Nació así la segunda de esas piezas, Canción de cuna para dormir a un negrito, que había encontrado en la antología Mapa de la poesía negra americana de Emilio Ballagas y que sería más tarde seguida por las otras cuatro. El ciclo completo, en su versión original con piano, se estrenó en el Ateneo de Barcelona el 14 de junio de 1945 por Mercè Plantada y Pere Vallribera. En Madrid, al año siguiente, se presentó la magnífica versión con orquesta, llena de matices, preparada por el mismo autor.
Ramón Paús. Foto: Fernando Briones.