Image: Cecilia Bartoli

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Música

Cecilia Bartoli

“Hemos creado un ideal de belleza que se ampara en la anorexia y la falsedad”

2 abril, 2010 02:00

La mezzo romana Cecilia Bartoli. Foto: K. Wandycz

Sacrificium, la última metamorfosis vocal de la mezzosoprano italiana, lleva más de 350.000 copias vendidas. Su aventura por el repertorio de los castrati se completa estos días con una edición en DVD y una gira, que arranca el jueves 8 de abril, por San Sebastián, Bilbao, Oviedo, Santiago de Compostela, Valladolid, Pamplona y Vitoria.

Se ha calado Cecilia Bartoli (Roma, 1966) un sombrero a lo D'Artagnan para batirse en duelo con los fantasmas del barroco. Entre tajos, mandobles y plomazos, todos vocales, lleva meses la mezzosoprano romana resarciendo a las hordas de castrati que fueron sacrificadas en nombre de la música y la mercadotecnia de la época. El reto de la gira-disco Sacrificium (Decca) es doble, y consiste en un rescate minucioso del legado de los farinellis con efectos retroactivos en la feminidad de unas partituras -de soprano y contralto- que durante siglos estuvieron prohibidas a las mujeres. "Es el repertorio más complicado al que me he enfrentado en toda mi carrera. No sólo por la extensión vocal o la agilidad con que deben abordarse estos pentagramas. También por mi condición de mujer. Le aseguro que uno no se levanta por la mañana diciendo: hoy voy a cantar a Nicola Porpora", confiesa a El Cultural la mezzo italiana antes de emprender, este jueves, una nueva gira española por San Sebastián (8 de abril), Bilbao (10), Oviedo (12) y Santiago de Compostela (14), Valladolid (17), Pamplona (19) y Vitoria (20) con La Scintilla, su orquesta fetiche de instrumentos originales.

No es la primera vez que acomete un repertorio proscrito. Opera proibita (2005) fue un taquillazo discográfico y una declaración de principios. Otra más. Porque por entonces ya se había prodigado a instancias de Karajan, Barenboim, Harnoncourt o Muti, pero seguían sin aparecer indicios de divismo en el temperamento mediterráneo de la más plausible sucesora de Marilyn Horne.

Experiencia andrógina
El compromiso de Bartoli es sincero y su dedicación, obstinada, tenaz, concienzuda, casi más musicológica que virtuosística. Se ha encerrado durante meses para desentrañar los misterios de María Malibrán y exhumar, subida en una roulot, un sonido centenario y sin edulcorantes. Con el mismo entusiasmo e independencia creativa, lleva un tiempo paseando las arias de mayor pirotecnia y expresividad escritas para los castrati de la escuela napolitana. Caldara, Porpora, Leo, Graun, Vinci, Aria. Lleva más de 350.000 copias vendidas. Y es disco de platino en Francia, Bélgica y Holanda. Ahora nos sorprende con el DVD de su actuación en el Palacio de Caserta para una experiencia andrógina, casi kafkiana, en la que Bartoli irrumpe con un traje de mosquetero y termina enfundada en los volantes de un Agostino Cavalca.

-Con Sacrificium ha vuelto a colarse en las listas del pop. ¿Cuál es la clave para democratizar este tipo de repertorios?
-Afortunadamente, todos mis proyectos de investigación, que así los llamo, se han colado entre los superventas y ganado innumerables premios. Es algo inusual si se tiene en cuenta el tipo de repertorio que abordo. Pero tampoco me extraña, al tratarse de un proyecto que preserva los máximos niveles de calidad en todos los apartados. Desde el diseño de la carátula al tratamiento del sonido.

-Una acústica made in Spain.
-No le puedo estar más agradecida a la labor del Centro Cultural Miguel Delibes de Valladolid. Han sido ellos, y su grupo residente, Il Giardino Armonico, los que han sacado adelante este proyecto, que tiene mucha relación con España. Mucha gente no sabe que Farinelli le cantaba por las noches a Felipe V, que padecía de locura melancólica, que es lo que conocemos hoy por insomnio.

-Tampoco sabe la gente que el auge de los castrati se debió no sólo a la represión de las mujeres. Fueron, sobre todo, productos musicales de su tiempo, víctimas de la moda y el comercio. Como tantos cantantes de hoy...
-Es que todavía sigue vigente aquello de ¡evviva il coltellino! [¡viva el cuchillo!] que se gritaba desde los palcos de la ópera del XVIII. Hemos creado un ideal de belleza en el que se ampara la anorexia y que justifica la manipulación, el retoque, la falsedad de nuestra verdadera naturaleza hacia unos estándares consumibles a primera vista.

-Porque no es eso lo que usted pretende convertida en estatua grecorromana en la carátula de Sacrificium.
-En absoluto. No busco la perfección de las formas, ni la aceptación mediática, sino un concepto. La idea de la carátula era, primero, solucionar la incongruencia sexual de una mujer abordando el repertorio de los castrati y, segundo, evocar el carácter heroico de este canto por medio de esculturas gre- corromanas.

Y tan heroico. En su primera gira con Giovanni Antonini y sus giardinos hubo quien iba apuntando en una libreta los compases que la mezzo aguantaba sin respirar, como un presidiario tachando sus días. "No hay trampa ni cartón. Sólo técnica y disciplina. Farinelli iba del ‘la2' hasta el ‘re3', del grave más grave al agudo más agudo. Pero no sólo era un cantante de extraordinaria flexibilidad. También era capaz de aguantar veinte compases sin respirar. Por eso este repertorio exige una buena condición física, más masculina y más musculada".

La grieta historicista en la agenda de la mezzo la tiene algo alejada de los teatros líricos europeos, limitando sus apariciones a contados compromisos con la Ópera de Zúrich. Pero parece que, después de estos meses de recital en recital, entonará finalmente el Casta Diva de la Norma de Bellini en versión de concierto. Será en Dortmund, con el Balthasar Neumann Ensemble dirigido por Thomas Hengelbrock. Con William Christie abordará en septiembre la Semele händeliana en Viena y en enero de 2011 incorporará otra partitura a su registro: la Condesa de Le Comte Ory de su talismán Rossini. "Sobre la posibilidad de debutar Carmen en el Maestranza de Sevilla no se ha concretado nada. Tampoco hay sobre la mesa ningún proyecto con el Teatro Real para la era Mortier". Responde así a las declaraciones del belga, que se ha interesado por Manuel García.

Reconoce Bartoli que la hazaña con La Scintilla, conjunto al que ha conocido en la intimidad de Zúrich de la mano de Harnoncourt, Brüggen o Minkowski, será algo más que una "cara B" de su Sacrificium con Il Giardino Armonico. Debutará en Asturias y en Galicia, dentro de la programación del Xacobeo Clásico, como parte de un peregrinaje espiritual antes de su próxima reencarnación.