Image: Franco Donatoni, el alquimista

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Música

Franco Donatoni, el alquimista

28 febrero, 2001 01:00

El recuerdo del compositor italiano Franco Donatoni se avivará el próximo miércoles en el Auditorio Nacional cuando comience el concierto monográfico que le dedica el Proyecto Gerhard bajo la dirección de José Ramón Encinar dentro del ciclo organizado por Promúsica. Donatoni murió en Milán hace seis meses, el 17 de agosto pasado, a los 73 años de edad, después de haber dedicado una vida entera a la composición de música y a la formación de músicos.

El aula de Donatoni, sea en la Accademia Chigiana de Siena o en la Santa Cecilia de Roma, ha sido un destino codiciado por los aspirantes a compositores durante varias generaciones. Entre sus muchos discípulos, que están esparcidos por todo el mundo, hay músicos de tanto talento como Sandro Gorli, Giuseppe Sinopoli o José Ramón Encinar. Donatoni, a su vez, fue alumno de Ildebrando Pizzetti, pero acabó construyendo un estilo propio, para el que tomó como punto de partida las novedades de Darmstadt. Nunca fue, sin embargo, un seguidor del serialismo estricto y su paso por la aleatoria fue breve y traumático. Se ha difundido mucho la frase en la que se refiere a su abandono de las técnicas aleatorias: "En 1967 logré escapar del lamentable estado en el que me encontraba a causa del breve periodo autodestructivo de la indeterminación". A partir de entonces, Donatoni da un nuevo sentido al oficio de componer, al renunciar casi del todo a escribir nueva música y volcar paralelamente todo su talento en la recomposición de música preexistente, suya o de otros. él lo explicaba así: "Tengo una concepción alquímica de la creación musical. Hay una materia prima que se ramifica y que está en estado de transformación permanente". Así, cincelando música anterior, refundiendo música de otros, buscó Donatoni su piedra filosofal. La encontrase o no, lo que dejó a su muerte es un catálogo de gran música en el que destaca su ópera Atem de 1983, Etwas ruhiger im Ausdruck de 1967, Refrain de 1986, Hot de 1989, In Cauda II de 1994, In Cauda III de 1996 y Alfred-Alfred de 1995.

Parece ser que, en el momento de su muerte, Donatoni había terminado de componer, con ayuda de algunos de sus alumnos, una partitura destinada a la Orquesta Filarmónica de Los ángeles titulada Esa, en homenaje a Esa-Pekka Salonen, su director titular.

Uno de los grandes logros de Franco Donatoni ha sido, sin duda, el haber convertido en realidad arrolladora la vocación musical de José Ramón Encinar. El 7 de marzo, el alumno homenajeará al maestro dirigiendo algunas de las obras principales del compositor italiano.