José Carlos Martínez (Cartagena, 1969) regresará a la capital de Francia por la puerta grande, como nuevo director de Ballet de la Ópera de Paría. Se ha impuesto en el concurso abierto por la prestigiosa institución, en un proceso en el que no ha faltado competencia. El jurado ha debido de tener muy en cuenta el arraigo de Martínez en ella, ya que, no en vano, llego a ser su ‘bailarín estrella’. Y el carácter de hijo pródigo de Martínez se ha revelado con la ovación que le han dispensado los bailarines de la formación, deseosos de iniciar esta nueva etapa bajo su mando.
El coreógrafo llevaba un tiempo ejerciendo como freelance de la profesión, tras su salida de la Compañía Nacional de Danza (CND). Últimamente, su nombre apareció en montajes como El Corsario, una versión suya sobre el ballet original inspirado en un poema de piratas de Lord Byron, con el Ballet Nacional de la Ópera de Eslovenia y representada en distintos teatros europeos como en la Ópera de Roma, donde cosechó notables ovaciones. También coreografío un Concierto de Año Nuevo en el Musikverein de Viena, con tintes humorísticos.
No le han faltado ofertas para ponerse al frente de otras compañías pero, tras la dureza de su ‘legislatura’, en la CND, donde se vació para ampliar su repertorio, devolviendo la danza clásica dentro de sus dominios tras su desaparición en la era Duato, prefería mantener cierta distancia de los cargos asociados a una responsabilidad estable y regular.
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Hasta que se abrió la oportunidad de la Ópera de París, que, claro, para él tiene atractivo superior y un componente emocional asociado a sus años gloriosos como bailarín allí. Con la compañía parisina, en la que fue bendecido por el mismísimo Rudolf Nuréyev, llegó a coreografiar Les enfants du paradis, pieza con la que ganó el Benois de la Danse de Moscú y con la que se despidió en 2011 de París, después de ser tributado, eso sí, con una ovación atronadora de 20 minutos. Puede decirse que en París lo adoran.
En París, llega para suceder a Aurélie Dupont, que ha generado algunas controversias y tensiones dentro de la formación. Martínez, con su talante conciliador y abierto al diálogo, arriba pues en un momento idóneo, con el fin de cerrar cicatrices y tender puentes, que es una de las cualidades que le caracterizan. La visibilidad internacional que tuvo su labor en la CND ha sido también ponderada por el comité encargado de la selección. Martínez consiguió ‘pasear’ por el mundo a la compañía estatal al tiempo que intensificó su presencia por múltiples provincias españolas. Ahora afronta un nuevo reto con la ventaja de que, de alguna manera, se puede decir que juega en casa.