Bajo el embate de omicrón, cuesta vislumbrar el futuro de la escena. Los esfuerzos se concentran en apuntalar los espectáculos que hay que cartel para que no se derrumben antes de subir a las tablas. Pero hay que alzar la mirada y otear el horizonte, más promisorio que el presente. Ahí delante se divisan propuestas sugerentes, que a buen seguro nos harán confirmar nuestra querencia por disfrutar de la poesía en el espacio y el tiempo, que es como define Juan Mayorga al teatro. Seleccionamos montajes varios, desde clásicos del repertorio a propuestas de rabiosa contemporaneidad, de aquí y de fuera. Sin soslayar hitos tan meritorios como los 60 años en pie de Joglars. Veamos.
Dorotea. Miguel Mihura. Teatro Español. 30 de marzo
Siempre es de celebrar la aparición de Miguel Mihura en nuestros escenarios, más en tiempos donde el fiel de la balanza en la programación parece que se inclina -con sus efectos positivos y negativos- hacia la autoría contemporánea. El ingenio y dominio de la técnica dramatúrgica del autor de Tres sombrero de copa nunca caduca. Amelia Ochandiano, además, desempolva un título poco usual en nuestra cartelera, La bella Dorotea, que alude a la hija de un cacique rural que es abandonada en el mismo altar por su prometido. Enrabietada y bajo los efectos de la desesperación, decidirá no quitarse el vestido de novia y recorrer el pueblo con él. Una estampa que agrede la conciencia de los lugareños.
Golem. Juan Mayorga. Teatro María Guerrero. 25 febrero
El planteamiento inicial nos puede resultar más que familiar: el sistema sanitario público colapsa. En ese contexto adverso, Ismael, que sufre una enfermedad rara, está punto de ser ‘desalojado’ del hospital en el que lo están tratando. En esa tesitura crítica, su mujer, Felicia, recibe una especie de propuesta mefistofélica: su marido continuará ingresado si memoriza un texto. Vemos que el planteamiento, decíamos que familiar, camina hacia lo surreal. Y hacia el suspense psicológico, en el que Mayorga se maneja (nos maneja) con maestría, sembrando preguntas en nuestra mente. Para comentarlas luego, en las cañas. A estos mimbres sugerentes se suma la dirección de Alfredo Sanzol, que no dudó en lanzarse cuando leyó la obra.
Que salga Aristófanes. Joglars. Teatros del Canal. 9 de febrero
Pues son 60 años los que cumple Joglars, señores y señoras. Es para descubrirse. En un entorno tambaleante, como es el de la escena en España, haber aguantado seis décadas en pie tiene su mérito. Más si cabe porque la compañía, acaudillada en Albert Boadella y ahora por Ramón Fontseré, no se han callado nunca sus ideas, lo que le ha valido algún que otro anatema. Precisamente, sobre la libertad de expresión se centra su última creación, Que salga Aristófanes, ambientada en un centro psiquiátrico en el que los residentes levantan una obra del cómico griego que arremete contra los dogmas de la corrección política y los linchamientos que son moneda común en las redes sociales. Contra una sociedad, en fin, donde discrepar resulta muy arriesgado.
Noche de reyes. Shakespeare. Naves del Español. 20 de enero
El tándem Helena Pimenta (directora)/Álvaro Tato (adaptador) se gestó en la etapa de ella como directora de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Fue una unión que echó chispas desde el principio. Y no por las controversias sino por la velocidad que le imprimieron a algunos de nuestros clásicos intemporales del Siglo de Oro. Les metieron una sexta marcha. La pareja profesional ha prolongado su joint venture más allá de La Comedia. Ahora, cogidos de la mano, se han dejado caer hasta Legazpi. En la Naves del Español ofrecerán un montaje de Noche de reyes que promete. “En este poema ilimitado, Shakespeare nos sumerge en el mar y después nos lanza a la arena. Hay que renacer siempre, morir y volver a nacer”, dice Pimenta.
Together. Semira Osmanagić. Teatre Lliure. 30 de enero
Leja Jurisic y Marko Mandic parten de una paradoja trágica en las parejas contemporáneas, que identifican muy rápido los motivos que les empujan a unirse pero, pasado un tiempo, le cuesta mucho reconocer las razones por las que mantenerse unidos. Un espectáculo avalado por los premios obtenidos en la órbita balcánica y de una potencia plástica apabullante, que, por otra parte, reflexiona sobre la saturación performativa de la sociedad actual.
El pato salvaje. Henrik Ibsen. La Abadía. 17 de mayo
“Montar una obra de Ibsen en ya pleno siglo XXI es un acto de responsabilidad cultural y devoción teatral que debe ser celebrado”. La afirmación es de Pablo Rosal, encargado de adaptar El pato salvaje en el Teatro de la Abadía. Atinado fichaje de Carlos Aladro, que se ha pedido dirigirla en la institución que comanda tras sustituir a José Luis Gómez. Decimos lo de ‘buen fichaje’ por el magnífico sabor de boca que nos dejó, sobre las mismas tablas, Rosal con su obra Los que hablan. “El pato salvaje se alza como una desvergonzada maquinaria que pone en duda la pervivencia del drama mismo y la vigencia de nuestros endebles valores. Un mensaje cargado de perplejidad y conciencia para el futuro”, sentencia Aladro.
Los farsantes. Pablo Remón. Teatro Valle-Inclán. 29 abril
Siempre hay ganas de asomarse al universo de un compulsivo contador de historias sobre la escena como es Pablo Remón. Que nos ha regalado algunos de los mejores momentos vividos en el patio de butacas en los últimos años: El tratamiento, Mariachis y Doña Rosita, anotada. Con esos precedentes, no cabe sino esperar con mucho interés Farsantes, que anda pergeñando. Tiene claro que quiere hablar de eso: de la necesidad de inventar ficciones de todos los integrantes de la profesión de teatrero (autores, directores, actores…). Todos las crean, cada uno en su rol. Perfiles distintos que estarán recogidos en esta pieza, en la que Remón cuestiona varias cosas: ¿Cómo influye la realidad en la ficción, y viceversa? ¿Podemos encontrar sentido para nuestros conflictos en las historias que inventamos e interpretamos? ¿Somos, acaso, algo más que ficciones? La protagonizarán Bárbara Lennie, Francesco Carril y Raúl Prieto.