¿Qué libro tiene entre manos?
Ready Player One, de Ernest Cline; La filosofía en el tocador, de Sade; Cuentos imprescindibles, de Edgar Allan Poe; y 2666, de Roberto Bolaño.
¿Con qué personaje le gustaría tomar un café mañana?
Con Mijaíl Barýshnikov.
¿Recuerda el primer libro que leyó?
La Biblia.
¿Cómo le gusta leer, cuáles son sus hábitos de lectura?
En los viajes. Me gusta que me lean los libros.
Cuéntenos la experiencia cultural que cambió su manera de ver la vida.
El encuentro con Pedro G. Romero y Pedro D. Romero. De pequeño yo sacaba sobresalientes en física, química y matemáticas y mi padre me sacó del colegio para bailar. Con Pedro G. Romero volví a los estudios y sentí que hice un curso de Bellas Artes. Pedro D. Romero es una persona más decorativa y es mi musa.
Dentro del mundo animal, ¿es el gato la especie con la que más se identifica?
No me gustan los gatos. Estoy más cómodo en un animal que chupa sangre. Un mosquito, por ejemplo.
Aunque en su juventud se sentía como la cucaracha de La metamorfosis kafkiana, ¿no?
En mi juventud compré el libro pensando que era una novela de ciencia ficción. Me dijeron que era de un escritor muy bueno. Leyéndola vi a mi padre, vi a mi hermana, a mi madre y pensé “el bicho soy yo”. La palabra ‘metamorfosis’ o ‘transformación’ me ayuda a seguir sobreviviendo en mi búsqueda con el baile.
¿Ese complejo ya está completamente sepultado?
La transformación no es un complejo, es un regalo.
Gatomaquia nace de la complicidad con el circo gitano Romanés. ¿Es tan diferente un circo de un tablao?
La energía del circo es muy diferente porque lo principal es bailar para los niños. Yo siendo niño bailaba en los tablaos para los adultos, ahora, como adulto, bailo para los niños.
Cerró el escenario de Casa Patas. Ahora el Corral de la Morería parece condenado. ¿Madrid ya no es una capital flamenca?
El flamenco no tiene país. El flamenco es universal porque el flamenco es un virus que no lo mata nadie, se va regenerando.
Aparte de flamenco, ¿qué tipo de música escucha en casa?
Escucho todo, no tengo prejuicios en la música.
¿Le importa la crítica, le sirve para algo?
Si tuviera que hacerle caso, me volvía loco.
¿Entiende, le emociona, el arte contemporáneo?
No tengo por qué entenderlo, la emoción que me produce es robar inspiración.
¿Cuál ha sido la última exposición que ha visitado?
Visité el taller Adam Lowe/Factum Arte en Madrid. Fue un viaje a una película de Indiana Jones.
¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?
De Velázquez. En la Plaza del Duque de Sevilla está El Corte Inglés… y la estatua de Velázquez. Un día me encontré con un inglés en la plaza que me habló de Velázquez y me preguntó cuál era su misterio. “A lo mejor es que pinta bien”, dije. Ese inglés me hizo mirar los cuadros de Velázquez y ver que está vivo en los vagabundos de la Plaza del Duque, mientras los clientes compran bañadores a 3 x 2 en el centro comercial.
¿Cuál es la película que ha visto más veces?
Rocky. Sólo he llorado por mis hijos, por el Betis y por Rocky. De pequeño yo quería ser Rocky, con el tiempo se ha convertido en el Tito Rocky. Siguen saltándoseme las lágrimas cuando Adrian le dice: “Win, win”.
¿Le gusta España? Denos sus razones.
Sí, porque mis hijos viven en ella.
Denos una idea para mejorar la situación cultural.
Ya que en los teatros no se puede entrar y en los bares sí, que pongan teatros en los bares, así los artistas podrán bailar…