Si hay un director con vocación de mestizaje ése es Ignacio García. Pocos como el actual responsable del Festival de Almagro emplean tanto tiempo y esfuerzo en llevar el Siglo de Oro a otras miradas y latitudes. Con Reinar después de morir, de Luis Vélez de Guevara –una coproducción de la CNTC y la Companhia Teatro de Almada con doble elenco– García, que firma el diseño de la puesta en escena, y la directora Pepa Pedroche han intentado reforzar los puentes teatrales entre España y Portugal. De hecho, el montaje se vio en octubre en la localidad lusa como un intento de prolongar el proyecto nacido en 2017 con Historia del cerco de Lisboa, la adaptación escénica de la obra de José Saramago que contó también, como la obra que llega este 10 de enero al Teatro de la Comedia, con la dramaturgia de José Gabriel Antuñano.

Estamos en un mundo global en el que cada vez son más importantes los puentes culturales para huir de los localismos y la barbarie de los fanatismos endogámicos –explica García a El Cultural–. Tender lazos con una nación hermana como Portugal, o como América Latina, es conocer mejor una realidad, la del Siglo de Oro, que se desarrolló en esas geografías. De Portugal llega el teatro de Gil Vicente, uno de los padres de nuestra literatura dramática. Además, el gran poeta luso Luís de Camões tiene poesía española al estilo de Garcilaso y teatro bilingüe. Estos proyectos nos abren la mente a un repertorio común. En el caso de Reinar después de morir se unen la recia alma castellana y la saudade portuguesa”.

La obra, que nos llega ahora con la puesta en escena de José Manuel Castanheira, fue escrita en torno a 1630 y está basada en una leyenda portuguesa. La obra dramatiza acontecimientos de la historia de Portugal de mediados del siglo XIV. Los personajes principales, que tienen un trasunto histórico, son el rey Alfonso IV, su hijo Pedro I, que le sucedió en el trono, y su amante Inés de Castro, ejecutada en 1355. Con otra versión de la historia hispanolusa cerró el año La Abadía: Nise, la tragedia de Inés de Castro, firmada por Ana Zamora y Nao d’amores sobre dos títulos de Jerónimo Bermúdez.

Pervertir, mentir, engañar…



Nos encontramos, según García, ante una reflexión sobre la corrupción del poder y su capacidad para aniquilar al individuo: “El rey decide perseguir a Inés de Castro porque no le conviene su presencia. Es capaz de pervertir las leyes, mentir, engañar y retorcer su legitimidad. Inés representa la dignidad del individuo frente al sistema corrupto, la fuerza de los valores, de la honradez y de la lealtad. Hoy la bondad se ha arrinconado y degradado, como la verdad, frente a la conveniencia y la estrategia. Todo ello construye un mundo cada vez más repugnante, especialmente si se fomenta desde arriba. No creo que el poder de hoy sea mejor que el de la obra. Los mecanismos de aniquilación del individuo son igual de perversos”.

Para mostrar estas “estrategias” de la autoridad se ha realizado una puesta en escena en la que, como señala García, la historia es el sueño de un funeral (o el funeral de un sueño): “Es un montaje onírico y metafórico sobre un texto de enorme fuerza poética. Es la historia de una muerte y una resurrección gracias al amor, al sentido de justicia y a la capacidad de trascendencia humana a través de los hechos. Somos y seremos lo que hacemos. Nada más”.

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