José Miguel Fernández Sastrón
"Rueda" es una de las palabras más repetidas desde hace años al hablar de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE). Así se denomina a una práctica que tiene enfrentados en dos facciones a los socios de la entidad y que supone cuantiosos ingresos para unos cuantos de ellos por la música que las cadenas emiten de madrugada. A menudo se ha puesto en cuestión no solo la ética, sino también la legalidad de esta práctica, investigada como posible fraude millonario por la justicia desde junio de 2017. Poco antes de las próximas elecciones de SGAE del 26 de octubre, ahora el asunto salpica también a su presidente, José Miguel Fernández Sastrón, a quien la Audiencia Nacional ha citado para declarar como investigado 4 de octubre. Ese mismo día y el anterior declararán otros siete imputados: José Arturo Morales, Juan Manuel Muruve, Raquel Camíns, Antonia Prieto, José Luis Rupérez y María Sanz Núñez de Villavicencio.Como se ha explicado muchas veces, la "rueda" consiste en que las televisiones emiten de madrugada, en programas de música en directo, obras registradas a nombre de unos compositores e intérpretes que pertenecen a sus propias editoriales musicales. De esta forma, parte de la cantidad fija que pagan las cadenas a la SGAE por el uso de su repertorio musical en todas sus emisiones se lo reembolsan porque buena parte de esos derechos son de su propiedad. Los detractores de esta práctica ponen habitualmente dos cifras encima de la mesa que revelan la magnitud del truco: hasta el 70 % de lo que SGAE cobra por derechos de autor en un año corresponde a una franja horaria que solo ve el 1 % de los espectadores.
La minoría de socios beneficiados por la rueda ha registrado en pocos años decenas de miles de obras (tantas que llegaron a inscribirlas, por pudor, a nombre de testaferros, y en algunos casos tratándose de obras de dominio público a las que cambiaban unos cuantos arreglos), todo ello en connivencia y reparto de beneficios con las empresas de televisión, que adquirían esas obras para su catálogo.
En junio de 2017, la policía registró la sede de la SGAE, en el Palacio de Longoria, dentro de una investigación por "fraude entre particulares" dentro de la "rueda". El núcleo de la investigación se centra en ese registro, presuntamente fraudulento, de obras de dominio público a las que se cambiaban algunas notas. El primer auto de la Audiencia Nacional considera que el fraude ascendió a 100 millones de euros entre los años 2006 y 2011.
Sastrón reconoció en su día que algunas de sus composiciones forman parte del catálogo de las editoras asociadas a las televisiones que llevan a cabo esta práctica, pero a raíz de esta investigación policial ha pedido en varias ocasiones que no se meta a todos los participantes en el mismo saco. Pero la Audiencia Nacional pretende averiguar ahora si efectivamente Sastrón está o no dentro de ese saco.
Antes de la asamblea de socios de la SGAE del pasado 21 de junio, en la que Sastrón pretendía cambiar el funcionamiento interno de la entidad con una reforma de estatutos que fue rechazada, el presidente aludió a la "rueda" en una entrevista con El Cultural, donde reiteró una vez más que el asunto no depende de la SGAE: "Las televisiones tienen la capacidad de determinar una programación musical que, cuando es de sus propios catálogos, les beneficia. Eso es algo que simplemente depende de la programación que ellos hagan, no es una cuestión que dependa de los reglamentos ni de la normativa de SGAE".
Los defensores de la rueda siempre han manifestado que el acoso a esta práctica procede de las grandes multinacionales del negocio de la música, porque se ven excluidas de ese acuerdo. Para justificar la falta de medidas contra la "rueda" en el borrador de nuevos estatutos que presentó para votación en la última reunión de la junta directiva, Sastrón explicaba en esa entrevista que, en otros países, las entidades de gestión y las televisiones negocian para establecer un límite al retorno que estas pueden recibir, y que "En España se intentó limitar a un 15 % hace unos años, cuando el asunto de la rueda tuvo más eco en los medios de comunicación, pero la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia determinó que no era legal establecer límite alguno, al considerarlo una práctica restrictiva de la competencia".
También en junio, unos días antes de la entrevista, la SGAE anuló el laudo que, tras el arbitraje amistoso de la OMPI (Organización Mundial de la Propiedad Intelectual), redujo los beneficios de "la rueda", ya que aconsejaba un límite de entre el 10 y el 20 % para los ingresos de la música emitida en televisión durante la franja nocturna para esta práctica. La anulación se hizo efectiva acatando una resolución del Tribunal Superior de Justicia de Madrid a raíz de una demanda interpuesta por Grupo Editorial Telecinco y Música Aparte (editora de Atresmedia), al considerar que la entidad violó sus estatutos al acudir a un árbitro para cambiar su sistema de reparto.