Chassol

El francés de origen martinico, de gira por España, crea música a partir de sonidos y vibraciones de la vida cotidiana en unas composiciones únicas

Es uno de los músicos más originales del panorama actual. El francés de origen martinico Christophe Chassol (París, 1976) crea música a partir de sonidos y vibraciones de la vida cotidiana en unas composiciones únicas. Fue con el disco Big Sun (2015), realizado con grabaciones realizadas por las calles y parajes de la Martinica, cuando Chassol alcanzó resonancia internacional en un álbum en el que el sonido de los pájaros tomaba el protagonismo. Colaborador de grandes artistas como Frank Ocean, al que colma de elogios a pesar de su fama de travieso, Sebastian Teller o Gilles Peterson, Chassol también ha lanzado discos como Indiamore (2013), basado en los sonidos de la India, Ultrascore II (2016), donde rescata trabajos de juventud y en el que vemos un músico más electrónico y festivo, o Six Pianos, una desconstrucción libre de la música de Steve Reich. Ultrascore, por cierto, es como llama a esa "banda sonora de la vida real" que es su música donde el audiovisual sirve como algo más que acompañamiento, como puede verse en sus conciertos. Hablamos con él a su paso por España: el lunes 16 de julio en Sallent en el Festival Pirineos Sur, el martes 24 de julio en Matadero de Madrid dentro de los Veranos de la Villa y los próximos 6 de octubre en Ov iedo y 24 de ese mismo mes en Barcelona.



Pregunta.- ¿Qué espectáculo vamos a ver en España?

Respuesta.- En mis conciertos las imágenes son tan importantes como la música. Yo mismo las grabé en 2014. Este espectáculo lo concibo como un carnaval creole, que es el idioma que hablaban los esclavos africanos que fueron enviados al Caribe, y de forma más concreta a la isla Martinica. Hay un batería, yo toco el piano y está el sonido de los pájaros. Hay de todo. Siempre hay algo que descubrir y cada vez es distinto.



P.- ¿Cómo es su trabajo compositivo?

R.- Salgo y grabo por ahí los sonidos y las imágenes. Después vuelvo a mi casa con todo el material, extraigo la melodía y meto los acordes… Con la música organizo las emociones que me produce la vida, es una forma de describir mis sensaciones y de armonizar la realidad.



P.- ¿Estamos rodeados de música sin saberlo?

R.- Me inspira mucho el lenguaje de los hombres, pero no "lo que dicen" sino la profundidad del lenguaje que está más allá de lo que se habla. Intento encontrar la profundidad en todo y cuando escucho a alguien, trato de buscar cuál es ese verdadero lenguaje.



P.- ¿Por qué es tan aficionado a las colaboraciones?

R.- Trabajar es lo que da sentido a mi vida, lo hago unas 10 ó 12 horas al día, todos los días. Colaborar es una manera de expandir mis fronteras y de comunicarme. Mi trabajo está muy relacionado con la idea de la tolerancia, de la aceptación del otro, y el hecho de colaborar me obliga a confrontarme con mis propias limitaciones. Además aprendo mucho viendo cómo trabajan los otros.







P.- Una de sus colaboraciones fue con Frank Ocean, ¿es cierta su fama de artista torturado?

R.- Fue el productor Diplo quien nos puso en contacto. Es uno de los músicos más entregados y talentosos que he conocido. Fueron muchas horas delante del piano y unas jornadas agotadoras en las que Frank nunca descansaba. Es un músico con una gran capacidad de improvisación, prueba de su talento.



P.- También se ha hecho conocido por sus trabajos para películas como el filme etíope Lamb (2015), de Yared Zeleke, o Dark Touch (2013), de Marina de Van. ¿Cómo aborda sus colaboraciones con el cine?

R.- Siempre es muy difícil componer para el cine y me baso sobre todo en mi relación personal con el director. Me gusta trabajar de manera muy precisa, muy meticulosa, en cuanto al cine se refiere. Desde pequeño, música y cine fueron de la mano. De niño, me impresionó muchísimo West Side Story, la forma en que mezcla lo sinfónico, el jazz, la música latina… Yo también trato de encontrar los miles de lazos entre la imagen y la música.



@juansarda