Image: Las orquestas buscan su público en las Jornadas AEOS-Fundación BBVA

Image: Las orquestas buscan su público en las Jornadas AEOS-Fundación BBVA

Escenarios

Las orquestas buscan su público en las Jornadas AEOS-Fundación BBVA

Bajo el lema Componiendo horizontes, el gremio sinfónico debate sobre nuevas fórmulas de presentar la música

28 noviembre, 2016 01:00

Orquesta Sinfónica de Euskadi.

La música sinfónica afronta una serie de dilemas en la época contemporánea. Quizá el más marcado es el que le plantea la reticencia de las nuevas generaciones a dejarse caer por la auditorios. Algo que en buena medida es imputable a la deficiente formación musical que se les ofrece en los planes lectivos oficiales. Pero también es cierto que las fórmulas para presentar la música al público deben seguir experimentando nuevos caminos. Como, por ejemplo, encender el móvil en un concierto en lugar de apagarlo y amplificar la experiencia mediante elementos interactivos; o escuchar -copa en mano- música clásica en directo en un pub; o acudir a un evento donde la orquesta sinfónica actúa con The Pet Shop Boys... Todos ellos estudiarán y comentarán en la cuarta edición de las Jornadas AEOS-Fundación BBVA, que este año se celebran, a partir de este martes, bajo el lema Componiendo horizontes.

La cuarta edición de esta conferencia bienal que reúne a músicos, gestores culturales y público general se celebrará en el Palacio del Marqués de Salamanca -sede de la Fundación BBVA en Madrid- el martes 29 y el miércoles 30 de noviembre. Contará con representantes de las 28 orquestas españolas que se integran en la AEOS, de formaciones de referencia internacional como la Orquesta Filarmónica de la BBC y la Youth Orchestra of the Americas YOA, de instituciones académicas como la Guildhall School of Music & Drama (Londres) y el Conservatorio de París, y de organizaciones profesionales como la Asociación Francesa de Orquestas y la Federación Europea de Jóvenes Orquestas Nacionales. El objetivo es "analizar y cuestionar lo que somos y lo que queremos ser, comparando modelos y compartiendo opiniones para obtener nuevas herramientas con las que crecer y seguir haciendo excelencia en la cultura", afirma Ana Mateo, presidenta de la Asociación Española de Orquestas Sinfónicas (AEOS).

Para Ana Mateo, la situación de las orquestas en España "está marcada por la crisis. Por un lado, nos ha pasado factura y hemos tenido muchas dificultades para cumplir con los presupuestos. Pero, por otro, nos ha obligado a buscar nuevas maneras de llegar al público y de hacer más con menos. La buena noticia es que se avista el final de la crisis y todas las orquestas seguimos aquí, algo que no ocurre en todos los países de nuestro entorno". En España el 24,5% de la población ha asistido a algún concierto de música actual en el último año y el 23,2% al teatro. La cifra contrasta con el 8,6% que representa la asistencia a conciertos de música clásica. El fenómeno no es exclusivo de nuestro país, pues, como apunta John Sloboda, profesor de investigación en Guildhall School y una autoridad internacional en psicología de la música, "en Estados Unidos la asistencia a conciertos de música clásica ha caído un 30% en las tres últimas décadas; el descenso es especialmente significativo en el público menor de 50 años".

Sloboda, que dirige en Guildhall el programa de investigación Understanding Audiences, propone algunas dimensiones clave para entender el alejamiento del público joven de los eventos de música clásica. Una es "lo predecible frente a lo impredecible: en un concierto de pop, folk o jazz no sabes de antemano qué van a tocar, ni cómo va ser el escenario, la luz, la indumentaria del grupo o el nivel de improvisación sobre temas conocidos. Todo lo contrario ocurre cuando se trata de música clásica". El contraste surge también en "la dimensión personal versus impersonal. En música clásica el intérprete ideal se hace invisible dentro de la orquesta o exagera su presencia si se trata de un solista; también del público se espera que se concentre exclusivamente en la música, sin interactuar con la orquesta ni siquiera con quien se sienta a su lado". Relacionada con este aspecto está la "dimensión de lo activo frente a lo pasivo. En una obra de teatro, la risa del público forma parte del desarrollo positivo de la obra; en un concierto pop hay libertad de movimientos, conversación, baile y aplausos...".

Primero actor de Broadway y luego empresario de éxito, Eric Booth acabó dedicándose a la enseñanza artística y la educación musical en Estados Unidos. Autor de The Music Teaching Artist's Bible, ha sido profesor en la Juilliard School de Nueva York y en la Universidad de Stanford. Se le considera un innovador en creatividad docente, es asesor de seis de las diez principales orquestas de Estados Unidos y la primera persona que ha sido investida doctor honoris causa en Teaching Artistry (New England Conservatory, 2012). Booth explica que, mientras el profesor de Música del colegio sabe de metodología de la educación, el teaching artista es un músico profesional que, además de su trabajo como intérprete, lleva a cabo actividad orientada a despertar la sensibilidad artística y enseñar a disfrutar de la experiencia del arte.

"Por diversas razones, la mayor parte de la gente nunca ha encontrado la manera de activar su propia capacidad artística y el derecho a vivir la riqueza que el arte proporciona. Los artistas educadores son expertos en eso. Y su campo de actuación crece a medida que más sectores de la sociedad descubren lo que un músico educador puede aportar. Aprender a disfrutar de la música acelera la recuperación en enfermos hospitalizados, alivia el estrés, y mejora el ambiente y los indicadores de salud en las residencias de mayores. Vivir la música reduce la tasa de reincidencia en personas que salen de la cárcel y aumenta el compromiso de los alumnos con dificultades escolares".

Mikel Cañada, coordinador del Departamento Educativo de la Orquesta Sinfónica de Euskadi y ponente en las jornadas, destaca que "en España se está trabajando en esta línea desde hace varios años. Precisamente uno de los proyectos que se presentan en estas jornadas, Mosaico de Sonidos -desarrollado por la AEOS con Plena inclusión y la Fundación BBVA-, es un buen ejemplo de ello: 150 músicos de 14 orquestas trabajan con personas con diversidad funcional para conectarles con el universo sonoro e un proceso creativo. No enseñamos música, sino que hacemos música. En este proyecto están también implicadas otras artes escénicas como la danza y el arte dramático".

Cañada hace notar que "en España también existe una gran distancia entre la ciudadanía y la música: llevamos 8 años en descenso de público, de número de conciertos y de recaudación, con un ligero cambio de tendencia en 2015. Esto hace cada vez más necesaria la figura del músico mediador que tienda puentes entre la música y la sociedad, más desde la experimentación que desde la imposición de modelos establecidos. En nuestro país se realizan aproximadamente 1600 conciertos al año, a los que asisten un millón de personas, destinados a públicos no habituales: público joven, mayores, colectivos en riesgo de exclusión, personas con diversidad funcional... Paralelamente se realizan talleres y actividades complementarias destinadas a sensibilizar y acercar nuestros lenguajes a las personas, siempre desee estrategias innovadoras desde el punto de vista metodológico y conceptual". Las jornadas analizarán cuáles son las nuevas habilidades y herramientas personales con que han de contar los intérpretes, tanto desde el punto de vista de su aportación a un equipo -la orquesta- como desde su potencial emprendedor. En este espacio intervendrá, entre otros, Mark Gillespie, director artístico y gerente de la Youth Orchestra of the Americas YOA.

Gillespie, pianista de formación, había comenzado una pujante carrera como compositor y productor de música pop junto a Rodney Jerkins -promotor de figuras como Michael Jackson, Whitney Houston y Beyoncé- y llevó a TLC y Brandy Norwood a las listas de los más vendidos. Sin embargo, un accidente sufrido en Noruega a la edad de 25 años le dejó parcialmente sordo de un oído y su vida dio un giro hacia la gestión, en particular con la YOA Orchestra of the Americas, a la que conoció en su gira europea de 2006.