Muere B.B. King, la leyenda del blues
B.B. King. Foto: Diego Sinova
El guitarrista ha fallecido a los 89 años en Las Vegas. Nacido en Misisipi y considerado uno de los artistas de blues más influyentes de la historia, deja más de 50 discos a sus espaldas y éxitos como Three O'Clock Blues, The Thrill is Gone y When Love Comes to Town.
B.B. King, nacido en Misisipi y considerado uno de los artistas de blues más influyentes de la historia, deja más de 50 discos a sus espaldas y éxitos como Three O'Clock Blues, The Thrill is Gone y el dueto When Love Comes to Town, firmado junto a los irlandeses U2 en 1989. En 1987 había ingressado en el Salon de la Fama del Rock and Roll y en sus estanterías guardaba 15 Grammy, más que ningún otro artista de blues.
B.B. King, nacido en 1925 como Riley B. King en el seno de una familia de jornaleros en una plantación de algodón de Itta Benna, tuvo una infancia difícil. Su madre abandonó a su padre por otro hombre cuando el guitarrista contaba con tan solo 4 años. Desde muy pequeño tuvo que trabajar pero acudía algunas horas a una pequeña escuela local. En este clima de extrema pobreza, la unica escapatoria para el joven Riley B. King era la música, que aprendió en la iglesia.
De la mano de Sam Phillips, fundador de Sun Record, comenzó a hacerse un nombre en el entorno de Memphis cuando apenas tenía 24 años. De tocar en chabolas pasó a ser el primer afroamericano que actuaba en Las Vegas, gracias a la intermediación de su amigo Frank Sinatra. Antes había elaborado un sónido muy particular que consistía en mezclar el sonido rural aprendido en sus origenes con la vitalidad eléctrica de la ciudad.
Después marcharía a Chicago y desde allí fue el faro que iluminó el camino de la generación posterior de músicos entre la que se encontraban Rolling Stones o Eric Clapton. El guitarrista concedió a lo largo de su vida más de 15.000 conciertos. En un año podía llegar a 250, y en España muchos de ellos los dio con su amigo Raimundo Amador.
Lucille, su mitica guitarra, no volvera a sentir el poderoso rasgueo al que le sometía con cariño y pasión su dueño, un hombre, que tratando de hacerse con una vida digna desde que era un niño, consiguió alcanzar el olimpo de la música popular reinventando el blues.