Veronese, con Chéjov también
El equipo de Los hijos se han dormido. Foto: Jean Pierre Ledos.
A Daniel Veronese (Buenos Aires, 1955) no le da ningún vértigo tener dos obras en cartel de dos autores contundentes: Edward Albee (¿Quién teme a Virginia Woolf? en La Latina) y, ahora, a partir del 10 de octubre en las Naves del Español, Los hijos se han dormido, libre adaptación de La gaviota de Chéjov. "Uno es más expuesto, el otro más oculto -precisa el director argentino- . Por supuesto que en Albee corre un río subterráneo y tormentoso. Por otro lado, en Chéjov la realidad también parece ser simple y comprensible ya que sus personajes intentan definirse unos a otros".Conoce bien a ambos pero quizá sea al autor ruso al que visite con más frecuencia. Niega que se trate de una trilogía pero en su currículum figuran ya las versiones de Tres hermanas (Un hombre que se ahoga) y Tío Vania (Espía a una mujer que se mata). "Los hijos se han dormido es sólo la tercera obra de Chéjov a la que me he enfrentado. Tío Vania y La gaviota son mis preferidas. Esta última, por su desarrollo, quizá sea la más difícil pero también diría que es la más potente".
La obra, que cuenta con Malena Alterio, Miguel Rellán, Diego Martín, Pablo Rivero y Ginés García Millán, entre otros actores, muestra temas de plena actualidad y relata las inquietudes más profundas del ser humano. Según Veronese, Chéjov nos previene sobre el hombre y su desdicha, sobre lo que anhela y no llega a poseer: "Nada nuevo ha sucedido, ¿no? Me gusta que un título evoque algo tangible, que produzca alguna pregunta en quien lo ve. Es un intento de poetizar también". Por eso Veronese, que se prepara para participar en una película argentina y un nuevo desembarco teatral en Barcelona para enero, indaga en el mensaje de Chéjov como una forma de arte integral: "Me gusta pensar en el arte como el único lugar en donde se recaban las verdades, ya que se da el lujo de no necesitar el consenso. Por eso el artista no necesita cambiar su discurso, sólo expresarse".