"Dicen de mí, ay, que si yo estoy vivo o muerto", cantaba Camarón, ya muy ajado y flaco, cuando a los 41 años veía acercarse la muerte. Lo hizo en un fragmento del programa Sevilla, Sevilla, que inauguró la Expo 92, una producción televisiva que tenía como fin enseñarle lo más representativo de esa tierra al mundo. La imagen de un Camarón despojado cantando entre cuadros de Velázquez, Picasso y Goya se convirtió en la esencia de la propuesta. Meses después, el vicio del tabaco apagó la voz del que ya era un mito del flamenco, el hombre que todo lo cambió sin alterar nada, una persona que supo darle la vuelta al jondo como quien quita un mantel de un tirón y evita que caiga una sola copa al suelo. "Yo creo que si no les gusta tienen que 'escusharlo' más, porque está muy bien 'conseguío'", había recomendado con humildad el cantaor cuando La leyenda del tiempo cayó como agua fría en este arte.
Las imágenes de su entierro en los telediarios son difíciles de olvidar. Sus paisanos y seguidores, arrebatados, se precipitaban sobr el cuerpo de una iglesia a rebosar de gente y de claveles. Al fondo, Paco de Lucía serio, sudaba; su viuda, La Chispa, echaba las lágrimas y con ella otros muchos, al grito de "¡viva tu arte!".
Unos días después de todo aquello ya nadie sabía si Camarón estaba muerto y todavía hoy, cuando se cumplen 20 años de aquello, La Chispa ha dado las gracias "por tenerle vivo". Lo pronunció este domingo en la plaza de Juan de Vargas de San Fernando, donde se celebró ayer una velada que, bajo el título 20 años del mito, culminaba unas jornadas de homenaje al cantaor, justo frente al lugar donde se formó en los vericuetos del cante, antes de Madrid, París y de que la leyenda fluyera en el tiempo. Hasta hoy.
En el homenaje en La Isla participaron amigos como Rancapino, Capullo de Jerez, artistas isleños como Jesús Castilla y Paquito de la Isla, Luis Monge, hijo mayor de Camarón, que acompañó a la guitarra a Rancapino, quien tuvo también unas palabras para su amigo: "Me acuerdo de él todos los días. Era una caja de música...".
Ya lo dijo Montero Glez en este medio cuando se cumplieron los 60 años del nacimiento del cantaor: "Al día de hoy se canta por Camarón igual que se canta por fandangos, por cantiñas, por soleá o por cualquier otro palo del árbol flamenco. A estas alturas Camarón es un estilo vivo donde anidan los tres tiempos, pasado, presente y futuro".