Venecia

Babygirl puede leerse como actualización de los thrillers eróticos de los noventa, o como su completa negación, en tanto que objetivaron el placer femenino como un tesoro siempre escondido un poco más lejos. De hecho, la última vez que Halina Reijn estuvo en Venecia, en 2006, fue acompañando como actriz a El libro negro de Paul Verhoeven, cuyo Instinto básico es a menudo referido como “ese cine que ya no se hace”.

Sobre “ese cine” ha referido Antonio Banderas en la presentación de Babygirl, en medio de una sala algo incómoda ante el parecido razonable de las declaraciones del actor con algunos argumentos algo conservadores dentro de la cinefilia: "Recuerdo venir a festivales como este con películas que ahora serían imposibles de estrenar. Películas que serían demasiado criticadas, tachadas por políticamente incorrectas. Halina es original y lo suficientemente valiente para poner cosas que pensamos todos en la pantalla".

Y ha seguido, muy serio: "Los humanos somos prisioneros de nuestros propios instintos. No hay nada 'democrático’ en la naturaleza'. No pedimos nunca nacer, ni ser humanos, o jirafas, o plantas. Estamos ligados a nuestra propia naturaleza. Esta mujer habla de ello con tanta libertad, en tiempos en los que nos etiquetan en cajas y en movimientos”. Banderas ha rematado: “El arte debería quedarse fuera de todo eso”.

Antonio Banderas acompañado de la actriz Nicole Kidman, Harris Dickinson y Sophie Wilde. Foto: Stefano Spaziani.

Antonio Banderas interpreta en la película al marido cariñoso y atento de Nicole Kidman o Romy, una alta ejecutiva en crisis por haber desconectado del todo de su deseo: “Esta película trata sobre el deseo, sobre tus pensamientos más íntimos, los secretos, los matrimonios, la verdad. Hablar de sexo encierra muchas otras cosas”. 

Romy verá caer su imagen de mujer pétrea tras conocer a Samuel (Harris Dickinson, El triángulo de la tristeza), un becario con quien empezará una relación sexual sadomasoquista. Pero el sexo entre esta pareja, definitivamente desigual en edad y posiciones de poder, pasará siempre por el consenso.

"La generación de Antonio y mía chocan en tantos sentidos con la de Harris y de Sophie" (Wilson), una ejecutiva más joven y con interés en el personaje de Samuel. Wilson acaba de ganar el premio a Mejor Interpretación por la Academia australiana, por su papel en Háblame, también de A24.

En la película, "un diálogo entre las dos generaciones", se exploran las posibilidades constructivas de una relación abierta, como forma de mantener vínculos con necesidades diferentes. "Las mujeres no hemos tenido el espacio para explorar", explicaba Halina, que en sus cincuenta años ha empezado a compenetrar la interpretación (Valquiria) con la escritura, la producción y la dirección.

"Esta es la historia que cada vibra de mi ser quería contar”, ha explicado Nicole Kidman, aunque “lo que me interesaba del proyecto es que era una historia de sexo contada por una mujer a través de su mirada. Yo sólo podía confiar en una mujer para trabajar sobre este material”. El proceso, cuenta, fue tan "profundo y revelador" como la vivencia de su personaje. "Estar en manos de Halina me dio la seguridad de que no me iba a explotar. Y no me sentí explotada".

Nicole Kidman ha agradecido a Lizzy Talbot, coordinadora de intimidad, "haber mantenido el set como un espacio sagrado". Banderas también ha tenido un pensamiento para Reijn en este sentido: "La clave es sentirse seguro. Cuando haces una película así tienes que estar en comunión total con la persona con la que trabajas. Tienes que entregarte, pedir permiso. Y tuvimos mucho cuidado en este sentido, sabiendo que tendríamos que ir muy lejos". 

Fotograma de 'Babygirl'.

En la intimidad, sobre todo: "Esas escenas son delicadas, pero también tienen ritmo, profundidad, complejidad y trabajas en un ambiente lleno de tensión. Esas piezas tienen que unirse desde la amabilidad y sabiendo que estás en un espacio seguro. Todo esto viene siempre de la dirección, y ella hizo un trabajo magnífico con nosotros, os lo aseguro".

Un cuarto de siglo años atrás Nicole Kidman ya pisó Venecia con el Eyes Wide Shut de Stanley Kubrick. Desde entonces, no le han faltado escenas de sexo, hasta volverse una actriz profundamente estetizada. "A mí lo que me interesa es explorar qué significa ser humano, ser mujer", ha seguido, "abrirse al mundo así te deja expuesta, asustada, vulnerable".

Contaba: "Me acerco a todo desde el arte, sin pensar en los detalles. Yo sólo pienso: ¿cómo me entrego a este personaje en este momento con esta cineasta? Me abandono completamente a una historia, no pienso en cuerpos. Y luego tenemos las grandes conversaciones. Pero lo que trato de dar es a mí misma, abierta y disponible. Algunas veces funciona, otras no. No sé trabajar estando a la defensiva". 

Halina Reijn no necesariamente está de acuerdo, por lo que ha devuelto a la palestra el cuerpo femenino: "La brecha de orgasmos que las mujeres tenemos que superar es aún enorme. Tomad nota, hombres”, la sala ha reído, "bueno, tú no, Harris". Dickinson ha bromeado, "¡Pero todo el mundo merece un buen orgasmo!".