John Malkovich, que estrena este viernes su última película, El mayordomo inglés, ha confesado en una entrevista con EFE que no piensa retirarse, que no entiende por qué no le dan más papeles de 'hombre bueno' y que, hoy por hoy, su gran amor es su nieta: "Cada vez que paso unos días sin verla, se me hace eterno".
"Amo a mi familia, pero también mi trabajo, mis amigos… Me encanta seguir colocando piezas en el puzzle de mi profesión, y también en mi vida, aunque esto último es más difícil", sonríe.
El estadounidense llega a las salas españolas convertido en Andrew Blake, un viudo reciente que intenta mitigar su dolor repitiendo un viaje que hizo con su mujer a una mansión señorial en Francia, propiedad de la exquisita Nathalie Beauvillier (Fanny Ardant), donde fueron muy felices, pero nada más llegar es confundido con un aspirante a mayordomo y él no desmiente el malentendido. Blake, explica Malkovich, "es un buen hombre", un papel que "no se ve mucho en el cine".
"Realmente no sucede, no te dan esos papeles. La gente me pregunta, por qué interpreto siempre a tipos malos. Y es porque eso es casi lo único que hay. Eso, o héroes o superhéroes. Y el mundo está lleno de gente común que a veces puede hacer algo extraordinario, pero realmente no hacemos historias sobre ellos".
Una película rodada en francés, un idioma en el que ha trabajado cinco o seis veces, y basada en un libro escrito por el escritor y guionista francés Gilles Legardinier, que se atreve por primera vez con la dirección.
No, John Malkovich no tiene ningún Óscar
Actor, productor, director de cine, propietario de un restaurante en Lisboa y de una bodega en la Provenza, además de diseñador de moda, Malkovich (Illinois, EEUU, 1953), ha trabajado como actor en cerca de 150 películas y series de televisión, entre ellas, la reciente Ripley o la afamada The New Pope, y en cintas como El imperio del sol (1987), Cómo ser John Malkovich (1999), De ratones y hombres (1992), o la que le hizo mundialmente famoso, Las amistades peligrosas (1988).
Pero sólo llegó a las puertas del Óscar en dos ocasiones, ambas como actor de reparto, por En un lugar del corazón (1985) y por En la línea de fuego (1993). En esta última interpreta a un asesino que intenta matar al presidente de los EE. UU., un argumento de cine que este mismo año ha vuelto a ser realidad con el ataque fallido a Donald Trump.
"Lamentablemente, Estados Unidos es un país muy violento, muy dividido políticamente, y esas divisiones lo que pretenden es crear el máximo miedo, rabia, odio... Sólo hay 'bla bla bla' entre todos los partidos, lo que creo que es estúpido y peligroso", considera.
"Ni se me ha pasado por la cabeza retirarme"
Malkovich, de 70 años, asegura que no ha pensado en retirarse. "Ni se me ha pasado por la cabeza", dice. "A diferencia de la mayoría de las personas, yo disfruto muchísimo haciendo mi trabajo. Mucha gente no ha experimentado jamás esa sensación (...) pero a mí me sigue divirtiendo, y por eso no entra en mis planes retirarme, aunque lo mismo algún día lo veo de otra forma".
El actor tiene diez proyectos pendientes de estreno, entre ellos, su inmersión en el mundo de los superhéroes de Marvel Los cuatro fantásticos: Primeros pasos, en un papel que aún no se ha desvelado.
A estas alturas de su vida, afirma que ha cometido "millones de errores", en el trabajo y en la vida, y los sigue cometiendo, pero al final, concluye, "somos eso, el resultado de nuestros errores y aciertos (...). Lo que importa es la gente y portarse bien con la gente".