A Wes Ball (1980) le encantó la película original de El planeta de los simios (Franklin Schaffner, 1968), que vio de niño, pero nunca imaginó que algún día terminaría haciendo su propia versión. De hecho, cuando le ofrecieron la oportunidad de continuar la historia de la Tierra dominada por chimpancés, orangutanes y gorilas, seguía sin creérselo del todo.
En aquel momento, Ball llevaba años trabajando en una película muy diferente sobre animales que hablaban, concretamente Mouse Guard, una epopeya de fantasía protagonizada por roedores armados con espadas.
Cuando ese proyecto de película fracasó, el director dudaba en asumir cualquier otra tarea, y mucho menos la continuación de El origen del planeta de los simios (Rupert Wyatt, 2011), El amanecer del planeta de los simios (Matt Reeves, 2014) y La guerra del planeta de los simios (Matt Reeves, 2017).
Pero como el productor de Mouse Guard era Matt Reeves (que había dirigido las dos últimas entregas de la saga) y se había elegido a Andy Serkis como protagonista (que había interpretado a César, el protagonista de la trilogía), además de haber utilizado la misma tecnología de vanguardia de captura de movimiento para dar vida a sus ratones, Ball era la elección obvia. Y por encima de todo, porque había tenido un enorme éxito construyendo otro mundo futuro distópico en la trilogía de El corredor del laberinto (2014-2018).
Al final resultó que ese realizador que nunca había imaginado hacer un episodio de los simios, se puso a imaginar una nueva visión, muy diferente, de ese mundo. Y era una versión que le resultó tan atractiva que sabía que tenía que dirigirla.
Pregunta. Antes de hacer esta película, ¿era muy fan de la franquicia El planeta de los simios?
Respuesta. Siempre me han encantado esas películas. De pequeño vi muchas veces el original del 68 de El planeta de los simios, aunque suena un poco extraño que un niño viera una película antigua como esa. Y por supuesto, las últimas tres películas son geniales. ¡Así que el listón estaba muy alto!
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P. ¿Por qué le gustaba tanto la película original?
R. El impacto social que tuvo la película no me influyó porque era un niño. Lo que me fascinaba era la creación del mundo, al que me encantaba transportarme. Ahora sé que el poder de esas películas es que cuentan en gran medida una historia humana, pero utilizando a esos simios. Y hemos tratado de mantener esa visión en esta película. Estamos creando un concepto de cultura, entorno y realidad, a la vez que intentamos hablar de lo que significa ser humano.
P. ¿Cómo surgió la idea de dirigir esta última entrega?
R. La historia comienza con Mouse Guard, porque así fue como conocí a Matt [Reeves]. Y así fue como empecé a adentrarme en la tecnología de captura de movimiento. Me metí en la cabeza de Matt para comprender todo ese proceso, pero después el proyecto de Mouse Guard no cuajó. La verdad es que no tuve mucho tiempo para lamerme las heridas porque casi de inmediato Emma Watts, que era presidenta de Fox, nos llamó a mí y a mi socio de producción Joe Hartwick y nos preguntó si nos gustaría hacer la siguiente entrega de El planeta de los simios.
»Yo le dije que no me interesaba. Pero también tuve la impresión de que no podía rechazar esa trilogía que Matt y Rupert [Wyatt] habían creado con Rick [Jaffa] y Amanda [Silver], a los que conocería después y que habían sido los guionistas de la primera entrega. Y una semana después, se me ocurrió la idea de cómo abordarla.
P. ¿En qué consistía esa idea?
R. En que no teníamos que abandonar el legado de ese César que aparecía en las tres últimas películas. Pero queríamos dar un gran salto en el tiempo y preguntarnos: ¿qué ha pasado con su legado?
»Entre la muerte de César y el comienzo de nuestra película se ha instalado un mundo oscuro por descubir, completamente nuevo. Así que se me ocurrió hacer una historia de aventuras sobre la mayoría de edad, con el personaje principal de Noa [Owen Teague], que es muy ingenuo e inocente y que irá madurando.
P. ¿Por qué eligió a Owen Teague para interpretar a Noa, el nuevo héroe chimpancé?
R. ¡Era como si los dioses del cine nos lo entregaran en bandeja! Fue la primera persona que vi en el casting, algo alucinante. Dije: “No me lo puedo creer. Es perfecto para este papel”. Por supuesto, vi otras audiciones después de la suya pero siempre volvía a él y pensaba: "No, él es el actor que busco”. Él había visto a Andy Serkis en King Kong (Peter Jackson, 2005) cuando era pequeño y le inspiro para querer dedicarse a la interpretación. Le encantaba cómo un ser humano podía interpretar a ese simio y resultar tan creíble.
»Ha nacido para este tipo de personajes y lo asumió por completo. Habló mucho con Andy y los conocimientos que le transmitió fueron muy útiles. Fue a la escuela de simios con gran parte del reparto y, durante dos o tres meses, aprendieron a andar. Todos los gestos que hace son muy reales. Entiende el aspecto técnico, pero también tiene un deseo muy profundo de crear algo grandioso.
P. ¿Qué puede decirnos sobre el personaje de Freya Allan, Mae, y por qué la elegió?
R. En la última película, La guerra del planeta de los simios, vimos el fin del hombre inteligente. En pocas palabras: se inmolaron. Así que, en nuestra película, los humanos son salvajes, no pueden hablar, están muy por debajo de lo que reconocemos como seres humanos. Se han convertido en animales y los simios se han convertido en humanos. Ese es el concepto de El planeta de los simios, la primera película que data de 1968.
»Debíamos tener un personaje humano en esta película, no podían ser sólo simios, y Freya Allan interpreta a uno de nuestros humanos salvajes. Tiene una cara genial y encaja perfectamente en este mundo de ciencia ficción. Ella es una especie de criatura salvaje cuando aparece por primera vez y acaba convirtiéndose en un personaje muy importante de esta aventura.
P. Esta película se titula El reino del planeta de los simios. ¿Quién es elel rey?
R. Su nombre es Proximus César y lo interpreta Kevin Durand. Es el primer rey simio, o al menos es lo que quiere ser. Está fascinado con la historia de los humanos y con lo que crearon. Además está aprendiendo de sus éxitos y también de sus errores. Está claro que también sabe quién era César. Siempre pensé que el personaje tenía algo de Gengis Kan: la idea de que saldría a conquistar a tantos grupos diferentes para convertirlos en un solo grupo por el bien de todos. Tiene una visión grandiosa sobre lo que pueden llegar a ser los simios y está dispuesto a luchar por esa evolución.
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P. Además de las anteriores entregas de El planeta de los simios, ¿cuáles han sido las mayores influencias en el aspecto y el tono de la película?
R. Sin lugar a dudas, Apocalypto (Mel Gibson, 2006), porque es una historia muy sencilla sobre un personaje al que sacan de una existencia perfecta y que se ve sumido en una aventura donde encuentra un mundo más grande. Es el tipo de aventuras con las que crecí. Hay elementos de Star Wars en lo que se refiere a la creación del mundo, de El Señor de los Anillos, de El último samurái... Y soy un grandísimo fan de Avatar. Lo que James Cameron hace con la tecnología y la enorme sensibilidad de la narración resultan muy atractivas.
P. ¿Qué avances se han logrado desde la última entrega de El planeta de los simios?
R. La hemos hecho más rápido y es más barata que la película anterior. Gracias a las películas de Avatar, el trabajo con el agua de Weta es absolutamente clave. El agua es increíble. ¡Y crear agua digital con simios digitales y pelajes digitales es realmente difícil! Además, hay muchos más simios en esta película que en las anteriores, así que cada toma es una tarea gigantesca.
P. ¿Tiene intención de realizar más entregas de la serie?
R. Lo cierto es que cuando hice El corredor del laberinto, no entraba en mis planes hacer las dos siguientes. Pero acabó siendo algo mío y no quería dárselo a otra persona para que lo echara a perder. En El reino del planeta de los simios lo hemos pasado muy bien tanto los que forman el estudio como todo el equipo. Ha sido genial. Así que estamos empezando a hablar sobre una próxima entrega y qué dirección deberíamos tomar. Como he dicho antes, esta película es diferente a las anteriores, pero espero que siga resultando lo suficientemente familiar y forme parte de este larguísimo legado del que me siento muy orgulloso de haber formado parte.