Aunque parezca mentira, hubo un momento en el que cabía preguntarse si habría una segunda parte de Dune (2021), del canadiense Denis Villeneuve (Gentilly, 1967). Durante el complicado rodaje del primer filme, que tuvo lugar entre Budapest, Jordania, Emiratos Árabes, Abu Dabi y Noruega, el director llegó a preguntarse angustiado si alguna vez podría terminar lo que estaba empezando en ese momento. Según él mismo confiesa se dijo algo así como “disfruta ahora lo que puedas, por si acaso”.

No es raro, en este tipo de superproducciones, que primera y segunda parte (e incluso tercera) se rueden casi al tiempo, espalda contra espalda, para aprovechar al máximo los recursos. Así hizo Peter Jackson con su Trilogía de los Anillos y así ha hecho recientemente Martin Bourboulon con su nueva versión en dos entregas de Los tres mosqueteros. Sin embargo, Legendary Films prefirió asumir el riesgo de quedarse a medias antes que aumentar gastos, a la espera de resultados.

Tiene su lógica: Dune, el complejo Space Opera épico, místico y ecológico de Frank Herbert, publicado originalmente en 1965, había demostrado en varias ocasiones ser veneno para el cine: primero con el visionario pero acromegálico proyecto de Alejandro Jodorowsky, abortado tras dos años y medio de trabajo. Después con la fallida adaptación de David Lynch, que se había estrellado en taquilla y recibido pésimas críticas.

Por suerte para Villeneuve y su equipo, cuando los productores pudieron ver la película montada se mostraron satisfechos. Satisfacción que aumentó ante la acogida de los espectadores y de buena parte de la crítica. Tras su paso por cines, el éxito en plataformas confirmó la necesidad de esa segunda parte que, desde luego, estaba más que implícita en su final. Como en los viejos seriales, la acción de Dune: Parte Uno quedaba totalmente colgada en lo más interesante, de forma descarada.

En octubre de 2021 Legendary daba luz verde al director. El rodaje, de nuevo entre Budapest, Abu Dabi y Jordania, países a los que se sumó Italia, tenía lugar entre julio y diciembre de 2022. Los fans podían al fin respirar tranquilos. Los conocedores de la saga de Herbert en general y de la primera y fundacional novela en particular, sabían perfectamente que lo mejor estaba por llegar.

El propio Villeneuve lo ha afirmado rotundamente: “Dune es el aperitivo, Dune: Parte Dos es el plato fuerte”. Algunos pueden pensar que un aperitivo de dos horas y media resulta algo difícil de tragar, pero tanto los más críticos con la primera entrega como sus entusiastas incondicionales, eran conscientes de que el espectáculo no solo debía continuar, sino que se iba a incrementar hasta el tamaño… Bueno, hasta el tamaño de un Shai Hulud, el gigantesco gusano de arena de Arrakis.

Si el primer filme estaba supeditado a las intrigas que causan la caída de la Casa de Atreides, a explicar con el debido detalle toda la historia, cultura, fauna, religión, conflictos y personajes que componen el complejo fresco del libro -y a errar por las dunas del desierto con los nobles náufragos perseguidos, el joven Paul Atreides (Timothée Chalamet) y su madre, la concubina real y bruja Bene Gesserit Lady Jessica (Rebecca Ferguson)-, el segundo se lleva la parte del león. O del gusano.

Toca ahora la historia de amor entre Paul y Chani (Zendaya); el nacimiento de la siniestra hermana pequeña de Paul, Alia; la rebelión en el desierto de los Fremen, liderados por Paul y Stilgar (Javier Bardem); la doma del gran gusano de arena (cuyo complicado rodaje han comentado ya con humor Chalamet y Zendaya en varias ocasiones).

Acción, romance y aventura

En definitiva, toda la acción, romance y aventura: batallas (Villeneuve la define como “esencialmente una película bélica”), el duelo con Feyd-Rautha (Austin Butler), bien elegido por Villeneuve, y la revelación de Paul como el atormentado Muad’Dib, mesías renuente de Arrakis. Al ya lujoso elenco de la primera se suman ahora nombres como los de Christopher Walken, Léa Seydoux, Florence Pugh, Souheila Yacoub y Tim Blake Nelson.

El gusano de arena en 'Dune: Parte Dos'

También es de prever que aumenten los toques inclusivos y los aggiornamentos: más papeles femeninos (recordemos que ya en la anterior el Dr. Kynes se travestía en doctora), más visiones a lo New Age, la eliminación de cualquier rasgo de homosexualidad en el villano Harkonnen y las referencias al cambio climático, el colonialismo, el capitalismo y otras especias a la moda.

Es lo de menos. Lo que sí esperamos todos es que Villeneuve, tan empeñado en traer oscuridad, pompa y circunstancia al mundo de Frank Herbert, recuerde en esta entrega final que Dune es también y sobre todo una historia de aventuras.