817 nutridas páginas (que incluyen una detallada filmografía, bibliografía y un útil índice onomástico, además de un vistoso surtido de fotografías) dan cuenta de la lujosa y voluminosa edición con la que Hatari Books publica por primera vez en España Hawks!, el monumental trabajo de 1990 que el crítico y columnista cinematográfico Todd McCarthy (Illinois, 1950) le dedicó a uno de los personajes más enigmáticos y geniales del Hollywood clásico: Howard Hawks, el zorro plateado.
Como apunta el autor en el prólogo, Hawks (Gosen, Indiana, 1896 - Palms Spring, California, 1977) nunca ha contado con la fama de algunos de sus colegas contemporáneos (Hitchcock, Welles, Ford, DeMille, Wilder…) porque “se especializó en la variedad, y puesto que cada hueso de su cuerpo rechazaba la pretenciosidad, los temas políticos y la pomposidad en el cine, al público siempre le costó asociar su nombre a un determinado tipo de película”.
Sin embargo, en los años 60 los críticos de Cahiers du Cinéma empezaron a reivindicar al cineasta como uno de los autores más destacados de Hollywood, y su prestigio entre los cinéfilos no ha parado de crecer desde entonces.
Probablemente, hoy es fácil identificar a Hawks como el director del wéstern Río Bravo (1959), como uno de los padres de la screwball-comedy gracias a los diálogos veloces y superpuestos de La fiera de mi niña (1938) o Luna nueva (1940), o por provocar la enorme química entre Humphrey Bogart y Lauren Bacall (a quien descubrió, al igual que a Jane Russell o Rita Hayworth) en Tener y no tener (1944) y en El sueño eterno (1946). En cambio, otros capítulos de su extensa trayectoria (su etapa en el cine mudo, su trabajo con Howard Hughes, sus películas de guerra, sus conquistas o sus deudas de juego) han permanecido en un segundo plano.
McCarthy, que ejerce de biógrafo, cronista y crítico con igual maestría, se esfuerza en desentrañar el enigma Hawks, un hombre hermético y egocéntrico, consumado contador de anécdotas en las que siempre retorcía la realidad para salir beneficiado. McCarthy se ve obligado a contrastar cada una de las afirmaciones que hizo el cineasta en entrevistas con periodistas y estudiosos, todas ellas de vital importancia ya que nunca escribió cartas ni diarios, y tampoco contaba con un archivo de sus trabajos.
La historia de Hawks es la de un heredero de una rica y privilegiada familia del Medio Oeste americano que se adentró en un mundo (el del espectáculo) que no le correspondía. Quizá por ello no se plegó nunca ante los jefazos de la industria (Samuel Goldwyn, Darryl Zanuck, Jack Warner…), buscando una autonomía insólita en un tiempo en el que el cine parecía una cadena de montaje.
['Creatura', el regreso de la mujer pantera, por Gustavo Martín Garzo]
Casi nunca cumplió sus contratos con las majors, y trabajó con todas las grandes, por lo que su trayectoria nos permite adentrarnos en el meollo de la industria desde los estertores del mudo al Nuevo Hollywood, mientras vemos desfilar a los grandes protagonistas de su tiempo: Hemingway, Faulkner, Katharine Hepburn, Gary Cooper...