En la periferia hay vida. Lo han demostrado en los últimos años directores como Oliver Laxe (Lo que arde, 2019) en Galicia, Chema García Ibarra (Espíritu sagrado, 2021) en la Comunidad Valenciana, Luis López Carrasco (El año del descubrimiento, 2020) en Murcia o Ainhoa Rodríguez (Destello bravío, 2021) en Extremadura.



En Asturias, donde el Festival de Gijón ha educado a varias generaciones de espectadores con su apuesta por el cine de autor e independiente, también han surgido cineastas al margen como Ramón Lluís Bande o Diego Llorente (Pola de Siero, 1984), que debutó en la dirección en 2013 con un filme rodado con muy poco medios, Estos días (2014).



Ahora, tras probar en el corto (Desaparecer, 2019) y el documental (Entrialgo, 2018), ha dado un paso importante en su carrera con Notas sobre un verano, que compitió en la sección oficial del pujante Festival de Róterdam, ha pasado por el BAFICI y Atlántida Film Fest y se estrena este viernes en las salas.

La película aborda la historia de Marta (Katia Borlado), una joven en torno a los 30 años que vuelve a Asturias durante las vacaciones de verano, dejando en Madrid a su novio andaluz, Leo (Antonio Araque), y su rutinaria y precaria vida de estudiante de tesis pluriempleada.



Como el título de la película advierte, estamos ante un cuento de verano ligero y minimalista, en el que atendemos cómo Marta se reúne con sus amigas en la playa, en bares o en plazas donde beben sidra, hay paseos, comidas familiares y una boda, y sobre todo un amor antiguo, Pablo (Álvaro Quintana), que vuelve a entrar en escena, dando paso una ardiente y adúltera relación sexual.



Notas sobre un verano, con su triángulo amoroso, nos remite inevitablemente a Rohmer, aunque aquí haya más carnalidad y menos diálogo. Llorente construye la narrativa sin prisa y apuesta por la sutileza a la hora de transmitir las dudas y el desasosiego de Marta, una mujer que recupera el paraíso perdido de la infancia en su huida de un Madrid que representa la estabilidad laboral y amorosa y, por tanto, la entrada en la vida adulta.

Es una sencilla historia sobre una generación a la que las crisis sociales y políticas han alejado de sus sueños

La hasta ahora desconocida actriz Katia Borlado brilla a la hora de manifestar las turbulencias del personaje a través de sus gestos y miradas, ya que Llorente evita en todo momento cualquier subrayado o golpe de efecto. Por contra, el director nos ofrece un buen surtido de imágenes trascendentes, poéticas, como ese momento en el que los cuerpos de los amantes se encuentran debajo del agua o ese triste clímax en el que Pablo, adonis sexual hasta el momento, se desmorona emocional y físicamente en una habitación de hotel, momento que sirve de acta de defunción de una masculinidad emocionalmente truncada.



En definitiva, Notas sobre un verano es una sencilla historia que guarda en su interior una aguda crónica sobre una generación a la que las permanentes crisis sociales y políticas han alejado de sus sueños, empujando al individuo hacia lugares en los que es difícil encontrarse y reconocerse.