Sucede con frecuencia que aquellas personas que han sufrido devastadoras tragedias solo encuentran consuelo en su dolor ayudando a otras que pasan por el mismo trance. En busca de ese sentido esquivo que siempre tiene la fatalidad y que le exigimos a la propia vida para sentirnos vivos, ahí están esos padres cuyas hijas son asesinadas que se entregan con casi fanatismo a la misión de que las penas sean más altas para los agresores sexuales o esas víctimas del terrorismo que encuentran cierta paz interior ayudando a otros que acaban de pasar por el mismo trance.
Por eso, simpatizamos con Jane (Elizabet Banks), una ama de casa de finales de los años 60 en el Estados Unidos suburbial cuya vida no idílica pero sí tranquila se ve violentada cuando queda embarazada a edad tardía y el propio embarazo pone en riesgo su supervivencia. La vida está llena de historias que parecen del siglo XIX pero son en realidad mucho más recientes, y en este caso es evidente que el pasado que cuenta Todas somos Jane está muy presente.
Con un tono didáctico que deja claro el mensaje en un presente marcado por la anulación del Tribunal Supremo de Estados Unidos de la sentencia Roe vs Wade que legalizaba el aborto en todo el país, la película nos muestra de manera gráfica los horrores de la prohibición.
Por increíble que parezca, el hecho de que la propia vida de Jane esté en grave riesgo no es motivo suficiente para que el hospital apruebe la interrupción de su embarazo. La desdichada protagonista, amante de sus hijos y un marido poco empático, no tiene más remedio que acabar recurriendo a una intervención clandestina. Una espantosa operación de esas que proliferaban hasta hace no mucho y que no pocas veces terminaban con la vida de la propia madre por las terribles condiciones en que se desarrollaban.
Todas somos Jane no es una película de vanguardia ni tampoco es ambigua en sus planteamientos. Jane, efectivamente, somos todas y todos porque los seres humanos por lo general solo somos conscientes de las injusticias del mundo cuando somos las víctimas. Esta es una película sobre el despertar político pero también a la vida de Jane, muy bien interpretada por Banks, en una actividad que la sociedad condena pero es un acto de bondad. El personaje interpretado por Sigourney Weaver ejercerá el papel de guía hacia la luz de la protagonista.