¿Qué libro está leyendo estos días?
Acabo de terminar Castillos de fuego de Ignacio Martínez de Pisón. Esta noche empezaré Verso suelto de Use Lahoz y esperan turno Los Effinger de Gabriele Tergit, Santander
1936 de Álvaro Pombo y En la boca del lobo de Elvira Lindo. Muy neurótico porque no llego a todo.
¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro?
No dejo los libros nunca. Últimamente estuve muy tentado con Perderse de Annie Ernaux. ¡Qué señora más insistente! Y siempre me termino las películas.
¿Con qué personaje le gustaría tomarse un café mañana?
Con Don Pompeyo Guimarán, el ateo de Vetusta. O por variar, con Amory Blaine. Y si de un personaje real se tratase, con Emilio Lledó o Mercé Rodoreda.
¿Recuerda el primer libro que leyó?
Corazón, de Edmundo de Amicis. A eso de los 6 años.
¿Cuáles son sus hábitos de lectura: es de tableta, de papel?
Papel, papel. Leo en los autobuses, el metro y los taxis, en las cafeterías –que ya no existen–, un rato antes de ver la última película del día. Sin hora fija.
Cuéntenos una experiencia cultural que cambió su manera de ver la vida.
El 20 de enero de 1970 vi por primera vez Ma nuit chez Maud y me dí cuenta de que había que ser bueno.
¿Cuánto hay de recuerdos personales y cuánto de ficción en Fracaso sentimental en la calle 50?
Un 50%. La novela es una ficción de principio a fin pero habla de épocas y ambientes que conozco bien.
¿Y qué le ha prestado de sí mismo a su protagonista?
El narrador se apropia de historietas que he vivido yo pero él no es bueno y por eso le pasa lo que le pasa. Y es un pesado.
¿Por qué Truman Capote desempeña un papel tan destacado en la novela?
Nueva York me llevó a Truman Capote. Si las conferencias de Liniers fueran en Turín, tal vez la novela se escondería tras Cesare Pavese.
¿Se reconoce en La memoria del cine? ¿Qué echa de menos o qué le hubiera gustado explicar mejor?
En buena medida. La película es de Moisés Salama. Es su mirada sobre mí y me conoce muy bien. Me hubiera gustado hablar más de mis gustos como lector y como espectador. De la importancia del lenguaje en la creación. Y querría haber hablado de la trascendencia de Fiorella [Faltoyano] en mi vida.
¿Es cierto que ver Bambi de niño le hizo aborrecer (momentáneamente) el cine?
Sí. Me llevaron a ver dibujos y yo eché de menos a los actores. Una premonición.
¿Cuántos cuadernos tiene ya con reseñas de las películas que ve, con fichas y recortes?
No los he contado. Como mínimo 79, uno por año. Pero son más…
¿Entiende, le emociona el arte contemporáneo?
Según. Si es Jackson Pollock o Tàpies, por supuesto. Pero ya con las instalaciones tengo más problemas. Alguna que otra… Damián Ortega.
¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?
Por decir alguno… Rembrandt, Hopper, Gerardo Rueda…
¿Se ha enganchado a alguna serie de televisión?
Mad Men, Homeland, The Americans, Patria. Veo muchas series españolas.
¿Le importa la crítica? ¿Le sirve para algo?
Sí, claro. Leo mucha crítica de cine. Discrepo de la línea imperante.
¿Qué película del cine español le recomendaría al ministro de Cultura?
Total, de José Luis Cuerda.
¿Le gusta España? Denos sus razones.
Claro. Llevo aquí toda la vida… Pero me gustaría ser francés y hablar en italiano. Manías…
Proponga una medida para mejorar nuestra situación cultural.
Una novena a Jesús de Medinaceli, que es muy milagroso.