Actor habitual del cine francés desde los 17 años, Louis Garrel (París, 1983) ha protagonizado películas tan célebres como Soñadores (Bertolucci, 2003), Les Amants réguliers (2005, dirigida por su propio padre, Philippe) o El oficial y el espía (Roman Polanski, 2019). Como director, está viviendo su mayor éxito con su cuarta película, El inocente, en la que vuelve a optar por un tono ligero en una historia criminal y familiar.
Pregunta. Entre la comedia, el thriller y un trasfondo más dramático, ¿dónde sitúa El inocente?
Respuesta. Es una comedia en la que se da una mezcla entre lo trágico de los sentimientos y la ligereza de las situaciones. La primera vez que proyectamos la película en Cannes me puse muy contento porque la gente se reía. A mí como espectador me encanta reírme. Por supuesto, hay días que me apetece un drama pero me siento muy atraído por las películas en las que como mínimo hay una ironía, me gusta mucho por ejemplo Nanni Moretti. Quería hacer un polar pero no imitando a los americanos.
P. Suele suceder que exista mucha tensión entre los hijos y las nuevas parejas de sus madres. ¿Proviene de unos celos congénitos?
R. Ahí suele aparecer una rivalidad casi sexual, es extraño. Hay un complejo de Edipo quizá oculto que hace que surjan relaciones muy complicadas entre los hijos y los padrastros. La madre ya es una mujer madura y lo normal sería que el hijo le dejara hacer su vida, pero él siente que tiene que ocuparse de ella en parte porque tiene celos.
"Es verdad que en estos tiempos de TikTok te apetece reivindicar un cierto clasicismo, pero en toda gran obra hay provocación"
P. El protagonista, al que da vida usted mismo, es un joven traumatizado con una ruptura...
R. La trama principal trata sobre cómo un hombre joven, en duelo, que vive inhibido, va a encontrar una manera de liberarse por una aventura completamente inesperada. Es un tipo que finalmente consigue salir de sí mismo. Son historias que resultan atractivas para el gran público, populares.
P. ¿Cree que existe una relación entre los artistas y los criminales como muchas veces se ha dicho?
R. Todos los grandes artistas están de alguna manera cerca de los criminales. Mira Pasolini o el mismo Buñuel, La edad de oro (1930) fue como un crimen para la época. Se considera criminal lo que está fuera de la ley y las grandes obras se sitúan fuera de la ley académica. Es verdad que en estos tiempos de TikTok te apetece reivindicar un cierto clasicismo, pero en toda gran obra hay provocación.
P. Vemos en el marido de la madre, un exconvicto, su dificultad para tener un trabajo normal después de haber estado en la cárcel. ¿La prisión es una fábrica de criminales como se suele decir?
R. Como espectadores estamos del lado de esa relación y lo que queremos es que funcione, no te importa tanto si él es culpable o inocente. El propio actor (Roschdy Zem) me dijo cuando le propuse el personaje que si fuera simplemente un bandido no le interesaría. El drama de la prisión es que es muy difícil salir de un sistema criminal una vez has pasado por allí. De todos modos no quería que la película fuera una reflexión sobre las dificultades de la reinserción, me interesa más la parte novelesca que política de esta historia.
P. Sus filmes se mueven en torno a la comedia. ¿No le interesa la “típica película francesa” intelectual y solemne?
R. Quizá en Francia lo académico sea hacer películas serias. Yo en cambio lo que busco es la ligereza porque creo que puede ser muy profunda. Nunca seré un gran cineasta, lo tengo asumido, por eso cuando cuento una historia quiero hacer un divertimento, si luego la gente se emociona es maravilloso. Me gusta admirar a los personajes, que la gente se sienta fascinada con ellos.
P. Hasta la fecha, sus películas estaban centradas en la burguesía de París. El inocente está protagonizada por una familia de clase media-baja. ¿Quería cambiar?
R. Sí hay un cambio de clase social, El infiel (2018) trataba sobre la burguesía y eso me gustaba. Aquí hay un cambio total porque quería reflejar la clase media. Es gente ordinaria a la que le suceden cosas bastante extraordinarias como casarse en prisión, etc. Quiero que tengan presencia personajes que no suelen salir en las películas como un exbandido o un chico de lo más normal de clase media. Ese lazo entre ellos me interesa mucho.
P. La última vez que lo entrevisté me dijo que como actor su principal interés era dar vida a personajes cuanto más alejados de su vida real, mejor. ¿Sigue pensando lo mismo?
R. Prefiero interpretar a personas alejadas de mí porque es mucho más como un juego. Cuando tenía 15 o 20 años me sucedía lo contrario, buscaba siempre ese naturalismo y lo demás me parecía extraño. Lo que me interesa cada vez menos es el naturalismo. Me ha encantado una película como Elvis (Baz Luhrmann, 2022) porque me gusta lo artificial. Todo el mundo ahora cuenta su pequeña novela naturalista en Instagram y no me interesa mucho lo demasiado verdadero, me siento más atraído por la verdad de lo falso.
»Cuando veo una película quiero que haya imaginación, sucede un poco como en el teatro, no necesito ver un bosque en el escenario para creer que lo hay realmente. En Elvis por ejemplo me encanta la interpretación de Austin Butler, esa idea del disfraz. Durante todo el día te pasas siendo tú mismo, con tu mirada, tus cosas… Cuando interpreto, lo que me interesa es convertirme en otra persona. Idealizas a un personaje y haces ese camino hasta convertirte en él.
»Lo que pasa es que cuando interpretas a alguien a quien adoras después te sientes un poco triste cuando se termina porque de alguna manera has sentido que te has convertido en una persona mejor. Es deprimente dejarlo. Mira Daniel Day-Lewis, acabó dejándolo porque acabó exhausto de vivir ese proceso. Todos los actores adoramos a Marcello Mastroianni porque nos gustaría tener esa capacidad suya para dar intensidad a sus interpretaciones y al mismo tiempo parece muy ligero.