El 13 de febrero de 1953, a través de una orden ministerial del ministro de Información y Turismo Gabriel Arias Salgado y de Cubas, se creaba la Filmoteca Nacional con el objetivo de “procurar que se conserven aquellas obras cinematográficas que en el presente o en el futuro puedan tener algún valor artístico, técnico, documental, social o histórico, estableciendo para ello un centro que contribuya eficazmente a dicho fin y al mismo tiempo haga posible el estudio del cinematógrafo en sus diversas etapas”.
En aquella época buena parte de las películas de la etapa muda se habían perdido para siempre, en primer lugar, porque al cine, que nació como una atracción de vocación popular, le había costado ganar prestigio y, en segundo lugar, por la inestabilidad de su primer soporte, el nitrato de celulosa. Aceptado ya su valor como manifestación artística, los Estados empezaron a preocuparse por la conservación de las obras cinematográficas.
La fundación de la Filmoteca, que en un primer momento viene a ser una especie de biblioteca nacional de películas, coincide con la aparición del triacetato de celulosa, un soporte mucho más seguro. A partir de 1964, y hasta la actualidad, una norma obliga a la entrega a la institución de una copia de toda película que haya recibido “algún beneficio de los Organismos oficiales, en forma de crédito, protección directa o cualquier otra establecida por las disposiciones que regulan la protección a la cinematografía nacional» (Decreto 495, de 20 de febrero de 1964).
Una institución viva
En sus 70 años de historia, la Filmoteca ha experimentado grandes cambios, empezando por su segundo nombre, que en 1982 pasa de Nacional a Española -con un rango de Organismo Autónomo que perdería tres años después para pasar a depender del Instituto de la Cinematografía y las Artes Audiovisuales (ICAA) como Subdirección General-.
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Con el tiempo, además, añadió otra función: la difusión mediante la organización de ciclos y sesiones de películas para acercar la cultura cinematográfica a todos los ciudadanos. La Filmoteca no tuvo hasta el año 63 una sede de proyecciones. La primera se estableció en el Salón de Actos del Instituto Nacional de Previsión, pero hasta el traslado definitivo al Cine Doré el 28 de febrero de 1989 ocupó distintos espacios: el cine Barceló, el teatro Beatriz, el cine California, el cine Infantas, el cine Duplex, el cine Covadonga, el Centro Cultural de la Villa, el Círculo de Bellas Artes…
La primera persona que estuvo al frente de la institución fue el periodista e historiador de cine Carlos Fernández Cuenca, que también fue director del la Escuela Oficial de Cine y del Festival de San Sebastián. Ejerció de director de la Filmoteca del año 56 al 70 y posteriormente ocupó el nuevo cargo de Presidente hasta su muerte en el 77. Fue sustituido por el cineasta Luis García Berlanga, que fue quien recuperó los archivos del No-Do y estableció la sede de la filmoteca en el cine Doré, aunque tras cinco años de gestión fue cesado por Pilar Miró -anécdota que recogería en un gag de Todos a la cárcel-, desapareciendo con él el cargo de Presidente.
Tras dos cortos mandatos de Juan Antonio Pérez Millán y Miguel Marías, Chema Prado, en el equipo de la institución desde el 76, ocuparía el cargo de director de 1989 a 2016. “De lo que más orgulloso me siento de todo ese tiempo es de la creación del Centro de Conservación y Restauración, que costó mucho levantar”, asegura Prado a El Cultural. “Ahí está depositado todo el cine y era vital porque hasta entonces las condiciones no eran buenas”.
La perla de la Filmoteca
Tras ocupar los espacios de almacenamiento de la antigua Escuela Oficial de Cinematografía en la Dehesa de la Villa, los fondos fílmicos fueron reubicados en el Palacio de Perales -actualmente centro administrativo de Filmoteca y sede del Centro de Investigación Cinematográfica que ofrece el acceso a las colecciones de la biblioteca, el museo y el archivo- hasta la inauguración del moderno Centro de Conservación y Restauración en 2014 en la Ciudad de la Imagen, en Pozuelo de Alarcón (Madrid).
El impresionante patrimonio de la Filmoteca comprende alrededor de 40.000 títulos de películas, un fondo de documentación asociado que solo en 2021 ha supuesto la digitalización de unos 5.000 documentos, y una biblioteca especializada que atesora más de 55.000 publicaciones.
Las personas que se ocupan de la correcta conservación y difusión de todo este material son profesionales especializados en la lucha contra el paso del tiempo, y se ocupan de inventariar, catalogar, restaurar y preservar este legado. “Y simultáneamente, procurar estar siempre en sintonía con el presente, y posiblemente el futuro (proyectar, difundir, explicar, poner en juego)”, explica la nueva directora de Filmoteca Española, Valeria Camporesi, que ha llegado al cargo este enero para suceder a Josetxo Cerdán (en el cargo de 2018 a 2022).
“Y aquí entra otro crucial cometido de Filmoteca: arropar las proyecciones, trabajar para conservar y difundir cualquier tipo de material y documentación que ayude a situar una película en su momento para que en cualquier fase de la historia presente y futura sea posible comprenderlas”, explica Camporesi en el programa de la Filmoteca de este mes de febrero. “Pero también propiciar nuevas lecturas y canales de diálogo con el público actual, que de forma clara hagan visible el desfase que existe entre la película que vi/vieron los espectadores de la época de su producción y la que se contempla ahora en las salas del Doré”.
Ese es, a grandes rasgos, el cometido de los programadores de la institución, entre los que destaca Catherine Gaultier, que al igual que Chema Prado estuvo unos 40 años vinculada a la institución. “Nuestra idea era programar ciclos exhaustivos sobre clásicos y de documentales y de películas más experimentales, de arte y ensayo, porque en aquella época previa a internet no eran tan conocidas”, explica Prado. “En los 70 vinieron directores de la talla de Marguerite Duras, Barbet Schroeder, Stanley Donen… También tratamos de dar espacio a disciplinas como la actuación, la dirección de fotografía o la producción y que el cine español tuviera su espacio”.
El mágico cine Doré
Situado en la actual calle Santa Isabel de Madrid, en el barrio de Antón Martín, entre tiendas de ultramarinos, bares y fruterías, el Doré fue inaugurado el 19 de diciembre de 1912 como un salón sociocultural y como cine en 1923. Durante décadas estuvo abandonado, pero en 1977 se recuperó gracias a la iniciativa de los madrileños y en 1983 se convirtió en la sede de la Filmoteca. Su sala principal es una de las más pintorescas y especiales del país.
Anécdotas, muchas, se encierran entre esas cuatro paredes como la que cuenta Carlos Reviriego, actual director adjunto y de programación de la Filmoteca, en el libro El Doré. El cine de los buenos programas sobre el cineasta chino Wang Bing. "Dijo que, en el mismo instante en que entró en la sala, se sintió trasladado a su infancia en Xi'an. 'Había en mi barrio un cine muy similar... los colores, los detalles... es tan hermoso', me tradujo su asistente". Meses después el director estrenaría mundialmente en Filmoteca Española Beauty Lives in Freedom. Junto a ellos Laurie Anderson, Carlos Saura, Federico Bruno, Marion Hänsel, Stanley Kubrick o John Malkovich se han dejado seducir por esta pequeña gran sala de cine.
“Aunque cuando vino John Malkovich tuvimos que suspender la proyección de Las amistades peligrosas porque la calle Isabel se inundó de gente y estaba todo taponado”, recuerda Prado.
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En 2022 en el Doré se han organizado más de 700 sesiones de cine y la programación online de Flores en la sombra (iniciativa de Filmoteca Española que permite acceder en la red durante un tiempo limitado a materiales exclusivos de su archivo) ha recibido alrededor de 30.000 visitas. De hecho, gracias a los Fondos Europeos Next Generation, con una inversión de 2,3 millones de euros, la institución está desarrollando su propia plataforma de streaming para hacer accesible buena parte de su patrimonio.
La celebración de la efeméride de los 70 años se va a prolongar durante todo el año. Los actos arranca este martes 14 de febrero, con dos sesiones. La primera será a las 17:30 con David García Mariscal, hijo de la cineasta Ana Mariscal, que presentará un vídeo que ilustra el proceso de restauración, actualmente en curso, de Segundo López, primer acto de las celebraciones del centenario del nacimiento de su madre. Seguidamente se proyectará Esa pareja feliz (J.A. Bardem y L. García Berlanga, 1951), película emblemática de la historia del cine y de la cultura en España, punto de encuentro de muchas y fascinantes historias.
A las 20.00 se proyectará la recuperación de El cálido verano del Sr. Rodríguez (P. Lazaga, 1963), una película de la que solo se conservaba el negativo y que no se ha visto desde los años sesenta; para esta sesión se contará con la presentación de Santiago Aguilar, historiador del cine autor del libro Zoom a Lazaga (2022), y de Pedro Lazaga Busto, cineasta e hijo del director.