Hincarle el diente a Lectura Fácil debió ser como masticar una chapa de aglomerado. Sin embargo, la fascinación que Anna R. Costa sintió por la novela de Cristina Morales, y su arduo trabajo de (re)escritura junto a Cristina Pons, que desembocó en la elaboración de hasta cinco versiones de guion para adecuarse a las convenciones de la narrativa teleserial, ha cristalizado en una comedia luminosa no exenta de carga política (ni de polémica).
Pregunta. ¿Cómo fue dramatizar y transcribir en imágenes un libro caracterizado por su estilo torrencial, compuesto a modo de collage, que mezcla distintos puntos de vista, incluso distintos formatos, y que se construye a partir de monólogos interiores?
Respuesta. Tanto el universo que propone Cristina Morales en su novela como los personajes me interesaban mucho, pero tenía claro que solo podían ser un punto de partida, una inspiración que sirviera para crear una narrativa de ficción audiovisual, porque, como apuntas, la estructura de la novela es muy compleja, con cuatro monólogos que literariamente funcionan muy bien. La mayor dificultad fue crear todo lo que había alrededor de esos personajes. Fue un proceso de ensayo-error: tuvimos que escribir la serie cinco veces hasta que Movistar dio el visto bueno.
>>Se trataba, pues, de coger uno por uno a los personajes, construir una trama a su alrededor y hacerlas confluir unas con otras, partiendo siempre de lo que cuenta la novela; esto es, que son cuatro mujeres tuteladas por el Estado que se encuentran con determinados conflictos derivados de entrar a vivir en sociedad, porque hasta entonces ellas siempre han estado en residencias. Es decir, manteniendo el punto de partida de la novela, teníamos que inventar todo ese mundo alrededor de ellas para que tuviese sentido.
>>Para eso era necesario buscar cuál era el conflicto de cada una. Algunos, como el proceso de esterilización de Marga (Natalia de Molina) que digamos que es el detonante del conflicto principal, ya estaban en la novela, mientras que otros hubo que crearlos, asumiendo que en el material original había cuatro personajes y que necesitábamos fabricar otros nuevos para potenciar esos conflictos.
"Tuvimos que escribir la serie cinco veces hasta que Movistar dio el visto bueno"
P. Para desarrollar esos conflictos, ¿realizaron algún tipo de trabajo de documentación?
R. Mi único contacto con el mundo de la discapacidad lo tengo a través de mi hermana, que lleva 30 años trabajando con ellos como psicopedagoga, así que de algún modo siempre ha estado cerca, aunque nunca lo había vivido desde dentro. Para eso, mantuvimos entrevistas con fundaciones, visitamos pisos tutelados, charlamos con personas con diferentes discapacidades, con agentes culturales... Con todos menos con el estamento judicial, que ha sido el único con el que no nos hemos podido entrevistar.
>>Ese trabajo nos ha servido para perfilar y entender mejor un personaje como el de Nati (Anna Castillo). El proceso de investigación nos enseñó que la discapacidad puede ser un germen artístico. Nati es una mujer no discapacitada que, debido a un accidente, pasa a serlo y aquí nos encontramos con aquello de que el arte te puede salvar, te puede devolver al centro de la sociedad. Ese era el conflicto del personaje que sintetizaba de alguna manera la apuesta general de toda la serie.
P. Ya ha expuesto en entrevistas anteriores que por cuestiones de producción (por tiempo de rodaje) no era posible contar con actrices con diversidad funcional para encarnar los papeles protagonistas, a excepción de Anna Marchessi. ¿Cómo se abordó el trabajo con actrices convencionales?
R. En primer lugar, quiero decir que este ha sido el primer trabajo de Anna Marchessi como actriz y que, después del rodaje, le han salido otros. Recuerdo que, cuando hicimos el casting, todavía estaba un poco verde, pero con un gran trabajo de coaching y ensayando muchísimo, lo sacó adelante y creo sinceramente que está maravillosa. Con respecto a las actrices convencionales, sobre todo en los casos de Natalia (de Molina) y Anna (Castillo), que son rostros muy conocidos que se salen completamente de su registro habitual, hubo que hacer un gran trabajo previo.
"La investigación nos enseñó que la discapacidad puede ser un germen artístico"
>>Creo que la interpretación de Natalia (de Molina) es increíble. Para lograr esa transformación buscamos a una chica que tuviese el mismo tanto por ciento de discapacidad que Marga, Natalia (de Molina) se entrevistó con ella, se vieron y hablaron largamente. Después le pusimos una logopeda para que le enseñase cómo imitar esa voz, porque estas personas tienen el paladar muy alto y eso hace que la expulsión del aire y la vocalización sean muy distintas. Se empleó a fondo y creo que lo borda, porque logra que veamos más allá de la máscara, consigue darle muchísima humanidad al personaje.
>>En el caso de Anna Castillo también buscamos referentes, en concreto a una chica que tuvo el mismo accidente que el personaje y que fue la misma en la que se basó Cristina Morales para escribir a Nati, una bailarina que sufrió un ictus que derivó en parálisis cerebral. Anna (Castillo) la conoció, pudo bailar con el grupo de danza integrada que aparece en la serie, y su trabajo consistió en identificarse con una persona que se ha quedado sin poder demostrar sus emociones, fría, que está en un perpetuo estado de enfado agresivo, que es como lo llaman los especialistas.
>>Y lograr ese registro era complicado porque Anna Castillo es muy empática, una actriz que desprende una luz increíble, a la que, precisamente, había que quitarle todo eso. Había que decirle que no podía sonreír, que tenía que estar siempre alerta, siempre enfadada. Era difícil, pero Anna (Castillo) es tan tan buena que lo jugó extraordinariamente bien: el resultado es maravilloso.
P. ¿No cree que contar con una actriz tan conocida, incluso icónica, como Natalia de Molina, en un registro tan marcado, resulta de inicio muy chocante y que incluso puede verse como un ejercicio de sobreactuación?
R. Es cierto lo que dices, de hecho yo también tuve esa sensación. Lo que pasa es que teníamos que ir a por todas, porque sabíamos que hacer una cosa más neutra, con menos código, quizás hubiese sido más que fácil, facilón, pero mucho menos creíble. Si nos metíamos, nos metíamos hasta el fondo. Y es cierto que en el primer capítulo la interpretación de Natalia (de Molina) choca un montón, pero a medida que vas avanzando y se te va revelando la humanidad del personaje, vas conociendo sus conflictos, cada vez estás más con ella, y en el tercer episodio ya eres suyo.
"Buscamos una logopeda para que enseñase a Natalia de Molina cómo imitar la voz de una discapacitada"
P. A mi modo de ver, Fácil toma una novela de prestigio, con altos niveles de complejidad, y trata de convertirla en una serie con vocación popular, más accesible, sin renunciar a cierta carga política e ideológica. ¿Era ese uno de los objetivos?
R. Es algo que está buscadísimo. En el fondo, lo que la novela cuenta está en la serie, que no es otra cosa que hablar de cuatro mujeres que no dejan de estar tuteladas y de qué supone esa situación. Y cuando hablamos de que están tuteladas no significa solo que estén a cargo de una institución, sino de que no pueden decidir nada por ellas mismas. Las personas que están tuteladas por el Estado tienen servicios, pero no tienen derechos, porque cualquier cosa que les pueda apetecer y que no esté dentro de las tres opciones que se les ofrecen, está totalmente fuera de su alcance. Y creo que es muy importante que la sociedad sepa eso, porque creo que es una falta que tenemos para con las personas con discapacidad. Creo que lo institucional no debería restar derechos, sino ayudarles a llegar allá donde no pueden, facilitarles las cosas.
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>>Creo que deberíamos acercar todos los conflictos políticos y sociales a lo popular, porque es desde lo popular desde donde se solucionan las cosas. La novela es muy elitista y eso hace que para muchos sea dificultosa. No cabe ninguna duda de que el interés que suscita es altísimo, pero no es para todo el mundo. Mi idea era acercar las cuestiones que la novela plantea y crear conciencia desde una plataforma más accesible. La voluntad es que llegue a mucha gente y que forme parte de un proceso transformador similar al que nosotros hemos vivido haciendo la serie.
>>Toda esa crítica, que en la novela se muestra de una manera muy heavy, en la serie aparece con un rostro más humano, más pegada a los personajes, pero sin dejar de señalar que la tutela es una cuestión política que no afecta solo a las personas con discapacidad, sino también, por ejemplo, a los ancianos. Cuando el sistema se hace cargo de ti, no puedes decidir entre lo que te gusta, sino entre lo que te ofrecen; es, como dice Nati, carcelario. Y hay muchas personas con discapacidad que tienen muchísimas capacidades que se ven constreñidas por el sistema, porque se presupone que hay un montón de cosas que no pueden hacer, lo cual es absolutamente falso.
P. La secuencia del baile final puede leerse como una reivindicación de esos cuerpos no normativos que vemos sobre el escenario. Sin embargo, resulta un tanto sorprendente que se utilice un montaje sincopado que impide ver la evolución de esos cuerpos en plenitud.
R. En eso puede que tengas razón, pero hay que tener en cuenta que la pieza que bailan dura diez minutos y era imposible colocarla entera en un capítulo en el que se cruzan diversas tramas que tienen que resolverse al final. La primera cosa que te planteas es: si este hombre que no tiene piernas está bailando y expresando todo lo que yo estoy viendo, ¿cómo es posible que nos hayan convencido de que la danza es patrimonio de los cuerpos perfectos? Así que, pensando en esto, te doy la razón, creo que hubiese sido muy bonito poder enseñar todo el baile en su evolución natural, pero por cuestiones narrativas y de montaje no podía ser.
“Las personas tuteladas tienen servicios, pero no tienen derechos”
P. La serie describe un sistema excluyente que rechaza, que institucionaliza, todo aquello que se ha determinado que no entra dentro de los parámetros de una supuesta normalidad…
R. Eso es completamente cierto. Lo curioso ha sido que, durante la creación de la serie, y como hemos trabajado mucho con personas con discapacidad, hemos visto que quien pone las barreras somos nosotros, porque ellos viven su día a día, se mueven de un lado a otro, asisten a sus talleres o sus trabajos. La cuestión familiar es más complicada para ellos, pero los que la tienen pues la tienen que atender igualmente. La cuestión es que la sociedad los ha relegado a los márgenes por el hecho de no tener unos cuerpos normativos o unas cabezas normativas.
>>Los relegamos a los márgenes y luego les ponemos un sinfín de dificultades para que regresen al centro. Es una trampa social e institucional, y es algo que debemos replantearnos, o tarde o temprano se nos caerá la cara de vergüenza, porque estamos relegando a unas personas por el hecho de haber nacido de una determinada manera que no han elegido. Ahí está Anna Marchessi, que nació con una parálisis cerebral, que se ha sacado dos carreras universitarias, y es una persona a la que por su apariencia muchos siguen tratando como si fuese una niña, le dan caramelos en los restaurantes y se le presupone que no puede hacer según qué cosas.
"Mi idea era acercar las cuestiones que la novela plantea y crear conciencia desde una plataforma más accesible"
>>Y ahora resulta que es una mujer que profesionalmente se está consolidando, que hace todo lo que tiene que hacer en el día desde sus limitaciones. Es decir, el hecho de que ella tenga unas limitaciones no significa que nosotros tengamos que añadirle otras. Ella gestiona muy bien sus limitaciones, lo que nosotros como sociedad no podemos hacer es ponerle más trabas, sino, desde las instituciones, fomentar su libertad.
P. La serie también aborda otra cuestión tabú como es la sexualidad de estas personas.
R. Las personas con discapacidad, sea intelectual o física, se quejan mucho de que el resto de la sociedad presupone que son personas sin sexualidad. Si tuviesen que ser personas sin sexo, sin sexualidad, hubiesen nacido sin deseo. Eso es así. Entonces, si son personas que han nacido con su deseo sexual y con su genitalidad, en las mismas condiciones que el resto, es que tienen derecho a esa sexualidad. Por tanto, esta es otra revisión que tenemos que hacer, lo que sucede es que nos incomoda la presencia de estas personas, así que preferimos presuponer que no son seres sexuales, que no pueden ser madres, que no puede haber sexo entre una persona con discapacidad con otra que no la tenga.
>>Nos hemos inventado un montón de cosas que hemos terminado por normalizar que no son ciertas y la serie intenta romper esas barreras y que todo el mundo se pregunte por qué determinadas cosas son como son, y vaya tirando del hilo hasta que se quede sin respuesta y deduzca que todo son presuposiciones.
"No hay hombres que ofrezcan asistencia sexual a las discapacitadas. Estamos otra vez con la desventaja de ser mujer"
>>Por eso hablo de la serie como un proceso transformador, porque te cambia, porque aprendes, por ejemplo, que los hombres que tienen una discapacidad física o intelectual tienen derecho a una asistencia sexual, porque hay mujeres que ofrecen asistencia sexual a estos hombres, pero en cambio no hay hombres que ofrezcan asistencia sexual a este tipo de mujeres, con lo cual estamos otra vez con la desventaja de ser mujer, incluso en la discapacidad.
>>Por cierto, puedo asegurar que entre ellos tienen una vida sexual sanísima, incluso más sana que la nuestra. Ellos son infinitamente más libres en cuanto a los cánones y eso también ha sido un aprendizaje para nosotros, sobre todo para mí, porque me he dado cuenta de lo manipulados que estamos por las revistas, por la moda, por la fotografía, por todo. Lo que se ha ido quedando atrás es la humanidad, es el elemento humano lo que nos hace especiales y a mí, personalmente, ellos me lo han devuelto. Espero que eso se transmita a los espectadores.