Triunfa estos días en Disney + Pam y Tommy, reconstrucción en formato serie de la primera filtración sonada de la historia de un vídeo sexual. La vigilante de la playa y el rockero de Motley Crue vivieron un calvario cuando el mundo entero se volvió loco por aquellas imágenes. La protagonista de Un polvo desafortunado o porno loco -ganadora del Oso de Oro de la Berlinale que llega este viernes a Filmin- no es una actriz famosa sino una profesora de instituto pero es una heroína contemporánea por ser víctima de un peligro muy actual y por la entereza con la que lo sobrelleva. Un peligro como el de estar expuestos a ser grabados en cualquier momento y acabar convertidos en meme o algo peor.
Los cineastas rumanos son directores sofisticados que no se contentan con contar historias sino que casi siempre existe una reflexión sobre el medio cinematográfico. Radu Jude es un irredento vanguardista formado en el campo del documental creativo o con trabajos como The Exit of the Trains (2020), sobre el Holocausto, o The Dead Nation (2017), a partir de una colección de fotografías sobre la Rumanía de los 30 y 40. Jude llama “cine cubista” a esta película con partes muy diferenciadas que, como en los cuadros de Picasso o Juan Gris, revelan distintas perspectivas sobre un mismo objeto.
Por su condición de “gran autor”, pocas veces se incide en la ironía del Godard experimental de la última época, el director “intelectual” por antonomasia pero también juguetón y abierto a las paradojas, como muestra su trabajo con el colectivo Dziga Vertov, muy influyente en esta Un polvo desafortunado o porno loco. Con un tono de “farsa seria” vemos una Rumanía desquiciada en la que la mascarilla se convierte en un elemento de conflictividad constante, un país donde la joven democracia convive con unos modos autoritarios que se reflejan en una forma primitiva de entender la justicia como una suerte de revancha social.