El sonido siempre ha sido el gran olvidado del cine. Los directores de fotografía gozan de fama y prestigio pero muy poca gente sabe quién es Richard King, ganador de cuatro premios Óscar por su trabajo en Master and Commander (2003) y en tres películas de Christopher Nolan, El caballero oscuro, Origen (2010) y Dunkerque (2017). En Tres, debut en el largometraje de Juanjo Giménez, la protagonista es C. (Marta Nieto), una diseñadora de sonido adicta al trabajo que duerme en la oficina y comienza a sufrir un retraso auditivo. Ese “delay” hace que primero vea los labios de las personas moviéndose y después escuche el sonido de sus palabras. Suena a ciencia ficción, pero cuenta Giménez que existen casos parecidos como el de un piloto de aviones que percibía las imágenes un segundo después de que sucedieran.
“En el cine español existe una larga tradición de no rodar con sonido directo. Eso te da una idea de la poca importancia que muchas veces se le da al sonido. Si buscas en internet tutoriales de efectos visuales puedes encontrar miles y de sonido es mucho más difícil”, afirma Giménez. El suyo es un caso curioso. Hace cinco años, ganó la Palma de Oro en Cannes al mejor cortometraje por Timecode, coronando una larga trayectoria en ese campo. Profesor de la escuela de cine de Reus, a sus 58 años, Giménez debuta ahora en el largometraje con una película en la que vuelve a aparecer la reflexión sobre el medio cinematográfico. Si en el corto se trataba de mostrar un mundo plagado de cámaras e imágenes a partir de dos guardias de seguridad de un parking que contemplan durante horas los monitores, aquí es ese “olvidado” sonido el que cobra plena importancia.
“Cuando abordamos el proyecto con mi coguionista, Pere Altimira, queríamos trabajar con las herramientas básicas del cine que son la imagen y el sonido. Suelen ser entes que se tratan de manera diferente, los equipos no se cruzan, y eso es algo que se da por hecho", explica Giménez. “Al hacer esta pequeña subversión se abre una grieta tremenda porque lo más sencillo se vuelve complicado. Algo que parece que ni te cuestionas como que los diálogos suenen cuando se mueven los labios deja de suceder. Eso nos da una idea de que en la vida no puedes dar nada por hecho y te tienes que acostumbrar. Cinematográficamente es una aventura divertida pero también complicada, sobre todo para Marta (Nieto), tenía que reaccionar a todo con retraso y encontrar el momento exacto. Eso añadía una gran dificultad a su trabajo”.
La rara afección de la protagonista se solapa con una crisis personal. C., cuyo nombre nunca sabremos, está de “okupa” en casa de su ex novio, que le tiene afecto pero está cansado de la situación, no acierta en el trabajo y vive con la sospecha de que su madre le oculta algo sobre su origen. Dice Giménez: “Hay un juego de espejos entre su desconexión emocional y ese síndrome que hemos inventado. Es un personaje que siente una desconexión con todo y con todo el mundo. Una cosa no es ajena a la otra. La única forma de curarse pasa por volver a conectar con el mundo. Al final acaba teniendo pistas sobre su identidad y eso acaba abriendo un camino”.
Entre el thriller psicológico y la reflexión metacinematográfica, Tres nos plantea un universo inquietante en el que el “defecto” de la protagonista también la da una especie de capacidad sobrenatural como la de escuchar, con retraso, conversaciones ajenas con nitidez. “Trabajamos con la idea de que existe una memoria sonora de los lugares, la deformación temporal se acaba convirtiendo en una ruptura espacial. Ella acaba teniendo la capacidad de escuchar lo que ha pasado en los sitios. La enfermedad pasa a convertirse en un don y puede verse reflejada en los demás sin filtro. Ella eso no lo utiliza como una voyeur ni para enriquecerse si no para saber más sobre sí misma y conocer de primera persona su origen. Es una vía al autoconocimiento”.
Lo sobrenatural no lo es tanto ya que los misterios de la mente humana son muchos. “Nos documentamos con neurólogos y leímos esas historias de Oliver Sacks como la del pintor que no distinguía los colores pero los usaba en sus cuadros”, explica Giménez. “En la película ella al principio piensa que tiene una enfermedad pero luego se va dando cuenta de que es algo que tiene que ver con su naturaleza. No es tan raro que una persona cancele cosas del pasado para poder sobrevivir. Es una persona que busca su identidad, busca su relato. No es casualidad que sea montadora de sonido ni la aparición clave del cine mudo”.