Sarah Maldoror, matriarca del cine de la negritud
La directora, pionera en el cine panafricanista desde una aproximación feminista y anticolonial, falleció el lunes a los 91 años por Covid-19
16 abril, 2020 10:05La cineasta Sarah Maldoror, pionera en el cine panafricanista desde una aproximación feminista y anticolonial, falleció el lunes en un hospital parisino a los 91 años a consecuencia de una enfermedad agravada por la Covid-19. “Pensar en una figura y una trayectoria como la de Maldoror es pensar el cine comprometido, militante, como pilar y base de la lucha política desde el arte; lo que no ha de hacernos olvidar la amplísima y fructífera relación que desde el mundo del cine ha establecido la cineasta con otras disciplinas artísticas que han sobrevolado constantemente su vida y su obra”, comentaba David Varela, codirector de DocumentaMadrid, en la presentación de la retrospectiva que le dedicó el festival a la directora el año pasado.
Había nacido en 1929 en Francia, en el seno de una familia proveniente de Francia y Guadalupe, archipiélago antillano francés con población de ascendencia africana. La poesía, el jazz y la conciencia política transcurren a lo largo de sus treinta y ocho películas. Su vínculo con la poesía comienza en el momento en que toma su nombre artístico de Los cantos de Maldoror del Conde de Lautréamont, considerado el gran renovador de la poesía francesa del siglo XIX, y con este gesto busca revitalizar el surrealismo desde los postulados de la negritud, movimiento artístico, social y político del cual Maldoror será una de sus grandes intérpretes.
Los orígenes de Sarah Maldoror se encuentran en el teatro, cuando a finales de los cincuenta funda y preside Les Griots (los trovadores), primera compañía dramática en Francia integrada exclusivamente por actores africanos y afrocaribeños, quienes crearon con Jean Genet y dirección de Roger Blin la obra Los negros. Esta dimensión teatral, entendida en sus cualidades orales y performativas, será clave en su manera de concebir el cine. Unos años más tarde, Maldoror estudió cine con una beca en el Instituto Estatal de Cinematografía de la Federación Rusa (VGIK), en Moscú. Después de residir brevemente en Marruecos en 1963, trabajó como asistente de dirección en Argelia con Gillo Pontecorvo en la película clásica La batalla de Argel (1966).
La influencia de esta película se evidencia en su cortometraje debut Monagambée (1968), en el que Maldoror examina las técnicas de tortura utilizadas por los colonialistas portugueses en la guerra de Angola y resultó seleccionada para la Quincena de Realizadores en Cannes en 1971 y en el Festival de Berlín. Unos años después dirige su obra más emblemática, Sambizanga (1972), que relata la historia de una mujer que busca desesperadamente a su esposo tras ser encarcelado debido a su vinculación al movimiento de liberación africano en Angola.
La obra de Maldoror tiene un firme compromiso político, pero al mismo tiempo se mantiene alejada de la propaganda. Tanto es así que el gobierno revolucionario de Argelia confiscó el que fue su primer largometraje, Des fusils pour Banta (1970), una película encargada por el propio gobierno pero que nunca devolvieron por considerarla demasiado ambigua, y que sigue extraviada a día de hoy. En Préface à des fusils pour Banta (2011), el artista Mathieu Kleyebe Abonnec reunía fotografías del rodaje de la película desaparecida y testimonios de la propia cineasta y otros testigos.
Otro tema que ocupa el foco de varias de sus películas es el de las fiestas de carnaval: en Fogo, l'île de feu (1979), Un carnaval dans le Sahel (1979) adopta una mirada antropológica sin paternalismos que retrata la cultura de Cabo Verde; y en A Bissau, le carnaval (1980) reflexiona sobre qué significa la identidad negra a partir de la fiesta del carnaval.
El movimiento cultural fundado por los poetas Aimé Césaire (Martinica, 1913-2018), Leopold Senghor (Senegal, 1906-2001) y Leon G. Damas (Francia, 1912-1978), llamado La negritud, será una influencia determinante para Sarah Maldoror, como también lo fueron otros escritores y artistas como Louis Aragon (Francia, 1897-1982), Joan Miró (España, 1893-1983), Alberto Carlisky (Argentina, 1914-1999) o Ana Mercedes Hoyos (Colombia, 1942-2014).
Maldoror acudió a DocumentaMadrid en 2019 y, ante una sala Azcona de Matadero abarrotada, pidió a los asistentes que hicieran lo posible por despertar la curiosidad de los niños y darles la palabra. "Porque la educación no empieza por un libro, sino por la imagen. Los niños viven el cine y eso les hace soñar. Para ayudarles necesitamos volver a la poesía, al teatro y al cine. Hagamos que descubran otros personajes, Pulgarcito está muy bien, pero El Principito es menos tonto", añadió divertida.