Andrea Jaurrieta (centro) durante el rodaje de Ana de día
Desde el propio título, Ana de día, el debut de la cineasta Andrea Jaurrieta (Pamplona, 1986) nos recuerda a la Belle de Jour de Buñuel, que es un referente claro de este filme sobre una joven (Ingrid García-Jonsson) que un día descubre que otra persona ha suplantado su lugar sin que nadie se percate de la diferencia, lo cual le ofrece la liberadora oportunidad de vivir sin ataduras de ninguna clase. Descenso a los infiernos o liberación de una niña bien que por fin puede descubrir sus límites, Ana de día es un filme de atmósferas y texturas donde la directora reflexiona sobre el eterno dilema de la identidad y la civilización.P. ¿Quería contar la historia de una chica que siente que por fin puede ser ella misma?
R. Todos mis cortos de una forma u otra tratan el mismo tema: ¿Qué vida queremos llevar? Cuando surge la excusa perfecta para romper con nuestra rutina podemos encontrar en esa huida la respuesta a si la vida que llevábamos es la que queríamos.
P. ¿De qué manera juega con el referente al filme de Buñuel?
R. Hay una premisa surrealista que también tiene que ver con El ángel exterminador. Cuando me preguntan qué género es no sé muy bien qué contestar. Para mí, el existencialismo es una forma de surrealismo. No me interesa ese elemento fantástico como lo existencial. Respecto a Belle de jour, es una película que vi en el instituto. Me gustó esa historia de una chica bien que quiere llevar una vida a la que no se atreve. No me quiero comparar con Buñuel, pero creo que él hablaba de una ruptura que solo es sexual mientras yo quiero hablar de una ruptura que está relacionada con otras cosas como la vida sentimental o familiar.
P. ¿Hoy ya no existe esa represión que había en los 70 cuando Buñuel rodó esa película?
R. Hablar solo de eso estaría un poco demodé. Pero sigue existiendo ese tipo de chica apocadita y tímida que hemos querido contar con pequeños detalles. Y es de Navarra, un lugar en el que la iglesia católica tiene un gran peso, donde se sigue sin hablar de ciertas cosas sexuales y hay una gran preocupación por guardar las formas. Es un sitio muy clásico pero en este caso no es una represión clásica.
P. ¿Temía que las feministas se quejaran por cómo habla de la prostitución?
R. No quiero entrar en el tema de la prostitución, ella lo que quiere es romper sus propios límites. También quiero contar cómo Ana huye de una sociedad patriarcal que la asfixia para encontrarse con lo mismo. Ella llega allí por querer romper los límites y se encuentra con los mismos.
P. ¿Cómo concibe ese universo tan especial de la pensión o el music hall?
R. Me fascinan estos submundos. Cuando paso por un lugar llamado Pensión Paqui, siempre me pregunto, ¿quién vivirá allí? Es una realidad que me es muy ajena y quizá por eso me fascina. Y en el cabaret me he inspirado en lugares como el Molino. Nunca trabajaría allí pero despiertan mi curiosidad.
P. ¿Se puede entender la película como un sueño?
R. Lo planteamos así desde el principio para que quepa esa interpretación. Nos basamos en el jazz alemán en el que todas las capas están superpuestas. Contamos la pesadilla a través del "ballet mecánico" cuando todo se empieza a deformar. También hay un guiño a La edad de oro (Luis Buñuel, 1930) cuando le chupa un pie.
@juansarda