Image: Dani de la Torre: Es triste que repitamos los mismos errores de hace cien años

Image: Dani de la Torre: "Es triste que repitamos los mismos errores de hace cien años"

Cine

Dani de la Torre: "Es triste que repitamos los mismos errores de hace cien años"

11 octubre, 2018 02:00

Dani de la Torre, durante el rodaje de La sombra de la ley

El cineasta gallego, despues del éxito de El desconocido, sitúa La sombra de la ley en la turbulenta, violenta y apasionante Barcelona de los años 20 para narrar la investigación policial del robo de un cargamento de fusiles destinados al ejército.

Barcelona, 1921. La ciudad vive en una contradicción permanente. Por una parte, el crecimiento económico y la rápida introducción de los aires de cambio y de libertad que llegan de Europa la convierten en una ciudad en permanente expansión, vibrante y abierta al mundo. Por la otra, ese mismo crecimiento ha exacerbado las reivindicaciones obreras, enconando las posiciones de unos y otros, tensando también las relaciones entre anarquistas, comunistas y socialistas. En ese escenario turbulento, violento y apasionante, Dani de la Torre (Monforte, 1975) sitúa su segunda película, La sombra de la ley, después del éxito de El desconocido (2015). Con guion de Patxi Amezcua, la película cuenta la investigación a cargo de un policía interpretado por Luis Tosar del robo de un cargamento de fusiles destinados al ejército. En un mundo oscuro marcado por el music hall y la fascinación del art déco, el dueño de un burdel fino muy bien relacionado (Manolo Solo) y una joven idealista (Michelle Jenner) completan el plantel de personajes de esta película ambiciosa en la producción y lo artístico en la que redescubrimos esa Barcelona de pistoleros y leyenda de La verdad sobre el caso Savolta de Eduardo Mendoza.

Pregunta.- ¿Qué papel quería que jugara el contexto histórico en la película?
Respuesta.- Cuando leí el guion de Patxi me sorprendió mucho esa Barcelona de gánsteres y pistolerismo que conocía poco. Comencé a documentarme y las fotografías de la época me mostraron una ciudad que me deslumbró. Estamos acostumbrados a la idea de una España oscura y de repente me encuentro en las fotos de Josep Brangulí una metrópoli que construye estaciones de tren, grandes avenidas y que vibra con el music hall. Es una evolución brutal. Estamos acostumbrados a esas grandes películas estadounidenses como Erase una vez en América (Sergio Leone, 1985) que fue un claro referente en la que se habla del sueño americano. Ese mismo sueño existió para muchos emigrantes del resto de España que acudieron a Barcelona en busca de una vida mejor. Como gallego, esa perspectiva de emigrante me resulta muy cercana.

P.- ¿No hay crecimiento sin tensiones?
R.- El boom económico hizo que se multiplicara la expansión. Fue una época muy convulsa en lo político en la que la lucha obrera comienza a organizarse y choca con una burguesía y aristocracia muy poco proclive a hacer concesiones. Surge el anarquismo en Italia o la revolución rusa y las reivindicaciones sociales y laborales en muchos casos se convierten en violentas.

P.- ¿Ve paralelismos entre aquella época y la actual?
R.- Por desgracia, sí. Esta película no solo tiene la misión de entretener, que también, sino que quiere plantear una mirada atrás porque hoy es muy importante ver lo que pasó hace cien años. La década de los 20 además ha sido muy poco explorada por el cine porque en el 36 hubo un fundido a negro del que no nos recuperamos hasta los años 80. Y lo triste al mirar atrás es que veamos hoy los mismos problemas que tienen que ver con no escuchar y ser incapaz de ceder un ápice. Da la impresión de que después de una tragedia como la de la Guerra Civil no hemos aprendido nada.

P.- Nada tampoco, ahora no hay ese nivel de violencia que vemos en la película ni mucho menos. ¿Fue una época muy sanguinaria?
R.- Cuando la violencia entra en juego, ya no es la misma lógica porque entran temas personales. En España por desgracia tenemos un largo historial de violencia con la guerra civil, ETA y otros ejemplos. A la violencia de esa época no se le encontró solución o se le encontró una mala solución que fue primero el golpe de Estado de Primo de Rivera y después el de Franco. Cuando ahora vemos el descrédito de la política me pregunto qué ejemplo les damos a los jóvenes porque si escogen otro camino para hacer valer sus reivindicaciones el resultado puede ser muy malo.

Luis Tosar, en el centro de la imagen

P.- La película está llena de números musicales y de momentos vibrantes, no todo es violencia. ¿Cómo quería jugar con el contraste?
R.- Los años 20 fueron una explosión de arte, cultura, pintura, arquitectura y eso te da un material fabuloso para una película. En lo moral fue una época muy libre de cabarets, locura, desenfreno, drogas y una gran libertad sexual. En Barcelona había gente con mucho dinero que quería un ocio a la altura de las grandes capitales europeas y hay muchos artistas que solo actúan en Barcelona cuando viajan a Europa. La moda también es fantástica con esos trajes de los hombres y esos sombreros fabulosos de las mujeres.

P.- El personaje de Luis Tosar, ese duro pero romántico, me recuerda al Philip Marlowe de Raymond Chandler. ¿Fue un referente?
R.- Totalmente. A mí también me recuerda a esos personajes de wéstern que se van a una de sus últimas misiones, ya cansados y de vuelta de todo, cuando de pronto algo les hace volver a encender la chispa de un idealismo que creían perdido. Es un hombre curtido en mil batallas, cansado de que le tomen el pelo y que al conocer a esa chica tan luchadora (Michelle Jenner) vuelve a creer en algo. Hay una atracción entre esos dos personajes muy antagónicos que precisamente por eso se atraen.

P.- Aparece esa famosa "razón de Estado" sobre la que ya teorizaba Maquiavelo en el siglo XVI.
R.- Lo que vemos es a un policía que está harto de la razón de Estado porque cada vez que se ha invocado ha supuesto más dolor para los suyos y ha estado a favor de los intereses de unos pocos. Lo que vemos es una rebelión contra la razón de Estado de un hombre que está quemado por todas partes.

P.- Para terminar, ¿los del procés qué opinan de su película?
R.- Pues no lo sé. He hablado con varios en Sitges y me dijeron que la película les había gustado. Se quejaban de que no hablaran más en catalán y de que no tratara el tema nacionalista. Pero con tantas tramas y personajes también era importante centrarse en algunas cosas para no marear al espectador. Esta también es una película de entretenimiento.

@juansarda