Rodrigo Sorogoyen: "La frustración muchas veces está en el origen del mal"
El director de Stockholm vuelve con Qué Dios nos perdone, un thriller protagonizado por Antonio de la Torre y Roberto Álamo
28 octubre, 2016 02:00Rodrigo Sorogoyen (derecha) durante el rodaje con Antonio de la Torre
Verano de 2011. Madrid acaba de vivir las masivas protestas del 15M y se celebra un acontecimiento de signo muy distinto, la Jornada Mundial de la Juventud que se congrega en torno al Papa. Una ciudad en llamas tomada por la policía en la que dos detectives (Antonio de la Torre y Roberto Álamo) se afanan en buscar a un asesino en serie. En un contexto explosivo, el director Rodrigo Sorogoyen (8 citas, Stockholm) plantea en Qué Dios nos perdone, un thriller trepidante en el que el mal acecha y anida en cada uno de los personajes. Eso sí, tendrán que ver la película no sólo para saber quién es el asesino, sino también quién lo interpreta. Pregunta.- ¿Cómo surge este filme? Respuesta.- La escribimos en cuanto terminamos de rodar Stockholm. Que Dios nos perdone surge con las ganas de hacer una película que pueda funcionar bien en taquilla y que interese a grandes productores. Allí dimos con el clásico asesino en serie que es algo delicado porque en el cine americano te lo crees pero en el cine español no hay esa tradición y además no hemos tenido muchos. Lo que sí buscábamos era que hubiera un contexto original para no hacer una película como todas. P.- Madrid es contexto y protagonista a la vez. R.- Queríamos hablar sobre la violencia. Recuerdo que llegué a casa de Isabel (Peña, co-guionista) en aquellos días del Encuentro Mundial de la Juventud con Benedicto XVI y le dije que el ambiente se había vuelto insoportable. Yo estaba asustado. Había una invasión de hordas de gente. En ningún momento se preguntó a la ciudadanía si queríamos ser invadidos y todo eso poco después del 15M, con lo que había policía en cada esquina. Yo veía esa violencia del ambiente y pensaba, ¿dónde vivimos? P.- ¿Cómo surge esa pareja de detectives? R.- Al principio pensamos que el protagonista podía ser uno de esos policías antidisturbios que después llega a su casa y se convierte en una persona normal. Después se convirtieron en dos policías y un asesino y la pregunta era: ¿Quién es más violento? El que ejerce la violencia todos los días de su vida y a lo mejor también con su familia o el asesino aunque sea un degenerado. ¿Quiénes son los buenos y quiénes son los malos? Lo que sí buscábamos es la humanidad de los tres personajes. Hay tres seres humanos allí, uno es un asesino, el otro violento y el tercero un degenerado, pero hay humanos allí. P.- ¿Es muy fina la línea que separa la locura de la cordura? R.- La idea de la locura me interesaba mucho. El primer plano, ese zoom en la Puerta del Sol, ya quiere reflejar esa idea de que en las grandes ciudades se puede desatar el mal y la locura. Allí está el personaje de Roberto Álamo. Es un personaje que no está a gusto consigo mismo, siempre se está moviendo e incómodo. Y eso lo libera dándose de hostias. Son tres frustrados, eso está claro. La frustración muchas veces está en el origen del mal.Una imagen de la película