El cineasta Apichatpong Weerasethakul
El carácter visionario del tailandés Apichatpong Weerasethakul se justifica tanto en el sentido ultraterrenal de sus películas como en su condición de cineasta vanguardista. Estrena en salas españolas su último trabajo, Cemetery of Splendour, donde vuelve a convocar las presencias invisibles y a hacer indistinguibles la tradición con la modernidad.
Autor de películas como Blissfully Yours (2002), Tropical Malady (2004), Syndromes and Century (2006) o la ganadora en Cannes -una coproducción española con Luis Miñarro-, el tailandés regresa a las pantallas con otra de sus extrañas joyas, Cemetery of Splendour, en la que un grupo de soldados confinados en una escuela rural padecen la extraña enfermedad del sueño. Una joven enamorada de un soldado durmiente, una medium capaz de penetrar en sus sueños o unos doctores que quieren reanimarlos con distintas composiciones de luz son los elementos de un filme donde lo onírico es indistinguible de lo real. Hablamos con el director de esta película y las constantes de su filmografía que fue objeto de una retrospectiva en el pasado Festival de Gijón. Se dice inspirado por artistas como Andy Warhol, Duchamp. Pierre Huyghe, Gonzalez Forrester o el tailandés Rikrit Tiravanija, creadores que "no se centran en el objeto sino en nuestra percepción del mismo".
Pregunta.- En Cemetery of Splendour vuelve a reflexionar sobre la luz. ¿Cómo la concibe?
Respuesta.- La luz y cómo me acerco a ella es cada vez más importante para mí. Me interesa mucho la manera en que da forma a las cosas y cómo cambian los objetos cuando son iluminados por luz artificial o luz natural. También eso se relaciona con la manera en que en Tailandia estamos constantemente bombardeados por la propaganda y cada medio presenta la realidad bajo su propia luz para defender su ángulo político. Toda mi carrera como cineasta es una exploración de los diferentes tipos de luz y de tratar de encontrar su verdad. Quizá eso es más evidente en las instalaciones. Hay un ángulo político pero otro que tiene que ver con los recuerdos y el proceso mental.
P.- La idea del tiempo también es fundamental en su obra. ¿Dónde se sitúan sus filmes?
R.- Se trata de cómo funciona el tiempo en nuestras mentes y cómo el cine puede reflejar eso. Tiene que ver con la relación de ti mismo con la vida, que está formada por tiempo. Me gusta mucho la meditación porque te pone en contacto con todo eso. Mi trabajo va en esa dirección, cómo el cine puede expresar el tiempo.
P.- Los recuerdos personales se mezclan con los traumas colectivos. ¿Dónde empiezan unos y terminan otros?
R.- Tailandia es un caos y hay un choque de culturas enorme. Al contrario de lo que se suele creer en Occidente, es un país muy joven en el que conviven distintas culturas. Está muy marcado por el pasado. Al mismo tiempo, se ha modernizado de una manera muy rápida. Se produce un fenómeno y es que esa tradición ancestral y el futuro forman una mezcla muy peculiar. Me inspiran mucho las historias de ciencia ficción occidentales de Ray Bradbury o Isaac Asimov. Los fantasmas y la idea del futuro operan a un nivel similar porque no puedes ver ni los espectros ni el futuro.
P.- Refleja un país violento y convulso. ¿Siente por él amor y odio al mismo tiempo?Me fascinan las contradicciones de Tailandia, su historia convulsa y violenta"
R.- Con mi país me sucede como a las moscas que se sienten atraídas por la luz. No puedes evitarlo aunque sabes que te destruirás a ti mismo. Me fascinan sus contradicciones, su historia violenta y convulsa, el hecho de que esté a medio camino entre el progreso y el tercer mundo. Todo eso forma parte de la esencia íntima de las personas. Yo mismo siento de una manera más fuerte mi pertenencia a una comunidad de cineastas que al hecho de ser tailandés. Me paso la vida viajando por festivales y cuando vuelvo a Tailandia siento enfado al ver la violencia y la barbarie del país. Me enfado conmigo mismo porque me siento bárbaro, porque siento que lo quiera o no formo parte de eso. Siento enfado y tristeza.
P.- Recrea un mundo donde no solo realidad y misterio se superponen, también la tradición y una modernidad kitsch.
R.- A veces soy consciente de lo kitsch y otras veces, no. Es difícil distinguir entre una cosa y otra. En mi mirada sobre el país influyen todas esas culturas y también el hecho de haber estudiado en Estados Unidos. Cuando miro a Tailandia, se superponen todas esas lentes.
P.- La idea de la jungla está muy presente en su obra. ¿Qué significa para usted?
R.- La jungla es un espacio primario. Como en Tropical Malady, la jungla es un regreso a las raíces, a un lugar en el que no hay reglas. Creo que eso está muy cerca del cine porque el cine es un lugar sin leyes y como soy muy tímido es donde puedo liberar todos mis instintos con libertad.
P.- De nuevo, Cemetery of Splendour viaja atrás y adelante creando su propio lugar en el tiempo. ¿Renuncia a la convención dramática?
R.- El medio cinematográfico es joven y limitado. Creo que podemos ir mucho más lejos a la hora de entender cómo funciona nuestro cerebro. El ritmo es más importante que la historia. A veces, en el montaje desorganizo toda la película para seguir ese principio. Veo las películas no tanto como una narrativa sino como capas de instantes. Eso no tiene nada que ver con Hollywood. Me sorprende mucho la estructura tan rígida de los guiones americanos. No entiendo por qué seguimos esas normas, es muy estúpido. Está demasiado pegado a la literatura y al drama. El cine no es eso, el cine es libertad. No depende del texto. No es cemento, es luz. Espero que el cine progrese de una manera más rápida de lo que lo ha hecho hasta ahora.
@juansarda