El ser humano se ha dedicado a modificar la naturaleza a su gusto y antojo para poder adaptarse a las condiciones que esta dicta. Pero el medio ambiente golpea de vuelta con fuerza constituyéndose como un elemento indomable. Lois Patiño (Vigo, 1983) es conocedor de estas tempestades que arrecian la Costa da Morte, epicentro declarado como 'el fin del mundo' en la época del Imperio Romano. Asimismo, los moradores de la tierra cuentan que algunas de las piedras y rocas que alberga la costa tienen propiedades curativas. Leyendas aparte, Patiño se ha dedicado al documental experimental en un intento de acercarse a la pequeñez del ser humano frente a la magnitud de la naturaleza. Desde Rostros de Arena (2006-2009), su estilo fílmico se ha ido hilvanando con planos largos y fijos desde una perspectiva lejana dejando hablar al medio y dando voz a unas personas que no se reconocen pero se escuchan incluso sus suspiros. Esta manera de filmar no ha cambiado desde Lumière y Patiño resuelve, así, un deseo de entender las leyes naturales. Su premiado largometraje Costa da Morte así lo demuestra. Con él se proclamó ganador del Festival de Locarno en la sección de jóvenes emergentes y ahora se presenta en el Black Night Festival de Tallin (Estonia) con el impulso del programa Pice de Acción Cultural Española. Pregunta.- Participa en el Black Nights Festival de Tallin. ¿Qué supone en su carrera como director? Respuesta.- El festival es uno de los más grandes de la región, con un fuerte mercado de cine. Está más centrado en el cine de ficción y Costa da Morte supone una apuesta más arriesgada. Es una línea que quieren empezar a abrir, gracias también al programador Xavier García Puerto, que se incorporó al equipo del festival hace un par de años. Que una película tan humilde llegue hasta los espectadores de esta región es algo que ni soñábamos en un principio. Es impresionante ver al público de aquí tan interesado en esta pequeña región gallega. P.- Presenta allí Costa da Morte, documental con el que ganó en Locarno la categoría de jóvenes emergentes. ¿Qué más alegrías le ha aportado el largometraje? R.- La película está teniendo una muy buena acogida y está viajando bastante (y yo con ella). Fue muy emocionante presentarla en el New York Film Festival, donde abrió la sección Views form the Avant Garde, pero también se ha podido ver en Hamburgo, Vancouver, Viena, Cali, Sarajevo... En Valdivia (Chile) recibió una mención especial del jurado y recientemente en el Festival Europeo de Sevilla consiguió el Premio Nuevas Olas-No Ficción. Estamos muy contentos con cómo está yendo todo. P.- Galicia es una zona muy castigada; en verano incendios, en invierno fuertes marejadas y esa zona litográfica da lugar a muchos mitos. R.- Planteamos un recorrido por la región casi a vista de pájaro. Está construida completamente a partir de planos abiertos paisajísticos. Es una película, en este sentido, contemplativa. Pero a partir de los relatos de los habitantes queríamos profundizar en los mitos y leyendas que gravitan sobre este espacio, relatos que van dando forma a su identidad. Hay en la zona muchos mitos que rodean a las rocas, mitos que son de origen celta en la mayoría de los casos y que asocian ciertos poderes a determinadas piedras. En la película tocamos este aspecto en varias ocasiones. Se habla de rocas que tienen poderes curativos pero, sobre todo, están ligadas a propiedades de fertilidad. Me interesaba en la película ir añadiendo estas capas de significado sobre el espacio físico del paisaje.
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- iQué raro es todo!, por Álvaro Guibert
- Otras pantallas, por Carlos Reviriego
- El incomodador, por Juan Sardá
- Tengo una cita, por Manuel Hidalgo
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