A través (espectro cromático) , 2013
La idea de ausencia recorre la exposición 'Mirar (al otro lado)' que Ignasi Aballí presenta en la galería Elba Benítez. Mediante obras basadas en el lenguaje, esculturas y fotografías, el artista reflexiona sobre el paso del tiempo, la invisibilidad y la desaparición.
Fiarse, tener fe, es lo que pide Aballí en otro de los trabajos que se incluyen: una estructura que sujeta una placa de cristal sobre la que se han impreso los componentes del aire y sus descripciones. El aire queda traspasado por sí mismo, o por la representación de sí mismo a través de los nombres de los elementos que lo forman, una estrategia muy habitual en el trabajo de Aballí en el que se evidencia el conflicto entre realidad y lenguaje. Con este sencillo gesto, el de nombrar estos elementos, nos hace ver que aquello que se cree transparente, el aire, no lo es tanto, tal y como indica el propio título de la escultura, Menos transparente. También nos hace conscientes de nuestro ser allí y en ese momento. Nuestro cuerpo adquiere presencia, está presente delante de la obra porque nos está pidiendo que imaginemos cómo el nitrógeno, el oxígeno, el argón, el dióxido de carbono, el neón, el hidrógeno, y el amoniaco, entran por nuestra boca y salen por nuestra nariz, atravesándonos, circulando a través de nosotros, incluso cambiándonos dentro. Y de nuevo, incomoda, hay que rodear la estructura para leer las descripciones de esos gases, porque el vidrio está impreso por las dos caras como si fuera una página, obligando, porque siempre hay alguna de las palabras que queda al revés, a una doble lectura.
Espectro político, 2003. Instalación de letras de vinilo en el exterior de la galería Elba Benítez, Madrid
Quedar atravesado, partirse en uno y otro lado, significa que hay algo que está entre. Y es eso 'entre' lo que parece ausentarse en Prólogo y epílogo, dos portadillas del interior de un libro que han sido enmarcadas y que contienen sólo esas palabras. El texto que está en medio ha desaparecido para, sin embargo, hacer posibles todas las historias, es el espectador el que tiene que rellenar el vacío que ha quedado en medio.
Sucede lo mismo en Páginas, donde muchas hojas arrancadas, ordenadas en vitrinas de menos a más, de la que está en blanco a la que lleva un índice genérico, tanto que podría ser el de cualquier libro, remiten a las pinturas sin pintar que Aballí produjo a comienzos de los 90 dejando que el tiempo y la luz actuara sobre las telas. Una exposición que tiene un fin, el de la fotografía de la última página de un libro que se ha montado en esquina dejando el cuerpo del texto fuera, sin embargo, tengan confianza ciega en él, el relato, todos los relatos, como cualquiera de los colores, están allí, aunque no los vean, sólo tiene que imaginarlos.