Denis Podalydès es Sarkozy en La conquête, de Xavier Durringer

Sarkozy es un figura. No sólo es el presidente de Francia, también es un personaje asombroso por lo que tiene de exhibicionista, de multitarea, de ambicioso y muchos etcéteras. La conquête, de Xavier Durringer, nos traslada a los bastidores del Poder con mayúsculas y retrata al político desde el momento en el que comienza a posicionarse como candidato de la derecha francesa hasta su "conquista" del Elíseo. Es una película en la que se habla muchísimo y que nos cuenta la historia desde dos puntos de vista: por una parte, los tejemanejes e intrigas de Sarkozy, muy notoriamente su célebre rivalidad con Villepin y su tirante relación con Chirac. Por la otra, su (malograda) relación con Cécilia Ciganer, una mujer inteligente y tan ambiciosa como él que lo deja plantado por un publicista justo cuando comienza a acariciar el triunfo. Sus peleas con Cécilia, lejos de humillar a Sarkozy lo "humanizan" ya que el filme juega a presentar al futuro presidente como una mezcla explosiva entre sed de poder y vulnerabilidad, vulnerabilidad que le produce el desamor de su esposa.



Hay buen cine en La conquête, una película que se devora con pasión en gran parte debido al lógico interés de asistir a la intimidad de uno de los hombres más poderosos y famosos del mundo. En clave shakespeariana, asistimos al ascenso al poder absoluto de un político hijo de inmigrantes, bajito (motivo de recurrentes bromas, algunas crueles) y que nunca da la impresión de estar tranquilo. El actor Denis Podalydès clava su composición. El filme lo presenta como un hombre colérico que abusa de sus colaboradores, pero también como un líder tenaz y valiente que no se arredra ante nada con tal de conseguir sus objetivos. Se ha hablado mucho de que Sarkozy intentó vetar la película (según él ni la ha visto por "salud mental") pero al final el retrato del mandatario acaba siendo más benevolente que destructivo. Se echa en falta, eso sí, mayor profundidad a la hora de explicar su peculiar relación con su esposa y su propio carácter. La conquête sobrevuela por los hechos a toda prisa y aunque resulta muy entretenida se queda un tanto en la superficie. Llegará a España en el mes de abril de la mano de Contracorriente Films.



Andrea Arnold despertó todos los elogios hace un par de años con Fish Tank, un retrato crudo y poético de la vida de una adolescente de clase media baja británica. Los adolescentes vuelven a ser los protagonistas de su nueva película, Cumbres borrascosas, en la que se atreve a adaptar una de las novelas más famosas de todos los tiempos y que ha conocido ya varias versiones en cine (la más famosa es la interpretada por Laurence Olivier). Sin duda, es una buena película. Haciendo gala de un refinamiento estético extraordinario, el filme tiene la novedad de que el icónico personaje de Heatchcliff (al que en el libro se describe como "agitanado") está interpretado por un negro (James Howson), lo que sirve para hacer una contundente denuncia del racismo. Los amores entre éste y Cathy son expuestos de manera algo fría que acentúa la gelidez general de una película a la que quizá le falta cierta garra pero que deslumbra al espectador por la belleza de sus imágenes y la sabiduría de Arnold para dirigir a los actores y conducir la historia hasta emocionar, por fin, al espectador.



Premiada en Toronto, Starbuck, del canadiense francófono Ken Scott, tiene un planteamiento atractivo: un hombre que en su juventud se ganó (y muy bien) la vida donando esperma de repente se entera de que ha concebido a 533 hijos y que 140 de ellos quieren conocerlo. A través de este hilo, Scott construye una comedia hilarante a ratos, muy bien rodada, que acaba provocando la consabida lagrimita. Ambientada en la clase obrera, tiene como protagonista a un cincuentón atolondrado (excelente Patrick Huard) que es una reedición del clásico protagonista "desastre pero entrañable". Al final, la paternidad se acaba imponiendo como tema de un filme con muchos números para triunfar entre el público por su sabia combinación entre sentimentalismo y comedia pura y dura. Si los rumores no fallan, Adam Sandler rodaría en breve un remake hollywoodiense.