Image: El triunfo en Venecia de Álex de la Iglesia confirma su pujanza

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Cine

El triunfo en Venecia de Álex de la Iglesia confirma su pujanza

13 septiembre, 2010 02:00

Una escena de Balada triste de trompeta

Está viviendo un momento dulce, dulcísimo. En verano le daban el premio Nacional de Cinematografía y poco después lo seleccionaban para el Festival de Venecia. Desde el principio, se sucedieron los rumores (y los nervios) que apuntaban a un premio cantado para el director de la Academia por su Balada triste de la trompeta, que él mismo ha definido como "muy personal". No en vano, el presidente del Jurado, Quentin Tarantino, jamás ha ocultado su admiración por el director vasco y desde luego es fácil establecer paralelismos entre sus respectivas obsesiones por la cultura pop, los márgenes del propio underground y una visión un tanto barroca y rocambolesca de la existencia. Dos premios dos se ha llevado Álex de la Iglesia de Venecia, el de mejor director y mejor guión, un nuevo éxito también para el productor, Gerardo Herrero, que ya ganó un Oscar en febrero con El secreto de sus ojos.

Cada uno ha dicho la suya, pero de las críticas leídas hasta la fecha de Balada triste de la trompeta han pintado un cuadro bastante claro de una película excesiva, barroca, algo caótica y delirante hasta la extenuación que quizá podamos entender como una "summa poetica" de los propios referentes del cineasta. Cuenta la historia de dos payasos malvados (Carlos Areces y Antonio de la Torre) que están enamorados de la misma mujer en la España del 73, cuando se vivían los últimos estertores del franquismo y el país se preparaba psicológicamente para cambiar de forma fulminante. Una época de rencillas y conflictos que el director quiere simbolizar en el antagonismo de ambos clowns: "En España, cuando uno ríe otro llora", ha dicho el cineasta. Los espectadores españoles podrán ver Balada triste el 17 de diciembre, cuando se estrene también como la más firme candidata a arrasar en los Goya de enero.

El León de Oro de Sofia
El resto del palamarés ofrece títulos para poner los dientes largos a los cinéfilos. Sofia Coppola ha sido junto a de la Iglesia la gran triunfadora con un filme que la crítica ha considerado un resgreso a sus raíces, Somewhere. Como sucediera en su famoso filme Lost in Translation, un hotel vuelve a ser el escenario de un filme que retrata la soledad de una estrella de Hollywood. La propia Coppola no ha ocultado que el filme está inspirado en algunos de sus recuerdos más íntimos. Entre el resto de los premiados, películas cargadas de incógnitas como Essential Killing (premio Especial del Jurado y Copa Volpi al mejor actor), del polaco Jerzy Skolimowski, en el que Vincent Gallo (que causó revuelo cuando presentó su película a concurso) interpreta a un violento talibán inmerso en una terrible venganza.

El palmarés oficial se completó con la Osella a la mejor fotografía para Mikhail Krichman, de la película rusa Ovsyanki (Silent Souls) y con el premio Marcello Mastroianni a la actriz emergente para Mila Kunis por su interpretación en Black Swan, de Darren Aronofsky. El premio a la mejor actriz fue para Ariane Labed por Attenberg, para sorpresa de propios y extraños ya que la favorita era Natalie Portman por Black Swan.