Image: El apartamento

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Cine

El apartamento

La Gran Comedia en DVD

16 junio, 2005 02:00

Jack Lemmon en El Apartamento, de Billy Wilder

El Cultural entrega el 23 de junio, por sólo 8,95 euros, el DVD El apartamento (1960), de Billy Wilder. Pieza esencial de la comedia moderna norteamericana, en filme obtuvo cinco Oscars de la Academia de Hollywood, entre ellos el de Mejor Película. Jack Lemmon y Shirley MacLaine, por primera vez juntos, dieron aquí lo mejor de sus carreras.

Calvin Clifford Baxter es un arribista en una gigantesca compañía de seguros, un muñeco del sistema que cree haber entendido los mecanismos de la esclavitud contemporánea para descubrir que sólo se puede salir de ella si estás dispuesto a algo más que a convertir tu apartamento en el picadero de los jefes. También tienes que renunciar a tu honor, a tu dignidad, a tu imagen y, si se da el caso (como se da), a la mujer de tus sueños. Tienes que pasar noches a la intemperie, dar siempre la respuesta correcta y poner la mejor cara frente a esos ejecutivos que en el fondo desprecias. ¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar?, nos pregunta Wilder con su película. Baxter es el hombre más solitario y descorazonador que existe, gris y mediocre, tierno y desamparado. Es un tonto con corazón. Lo más irónico es que representa a los infinitos y frágiles hombres que andan como fantasmas por el mundo tratando de ser alguien sin mancharse el alma. De ser alguien sin conseguirlo. ‘Buddy’ Baxter, como le llaman sus superiores, es un personaje que trasciende a persona por su existencia casi palpable en nosotros, por ser cada uno de los hombres que se levantan por la mañana a competir en una carrera de ratas sin más reglas que la codicia y la ambición. Y de la persona ha escalado al mito gracias a la ejemplar e irrepetible incorporación de Jack Lemmon. Baxter representa a día de hoy la quintaesencia del soldado con corbata en un ejército de pálidos administrativos... tan necesario para nuestra supervivencia en la gran ciudad como pueden serlo Josef K. o Ignatius Reilly.

El apunte anecdótico asegura que a Billy Wilder se le ocurrió la idea de la película viendo Breve encuentro... su disparatada imaginación sintió más pena por el invisible amigo que presta el apartamento a la pareja que por el destino final de ésta. Los misterios de la creación efectivamente son insondables. Seguramente el milagroso tándem de guionistas Diamond-Wilder ya fuera consciente sobre el papel del extraordinario material que tenían entre manos. Con una apropiada dirección y los actores adecuados se podría apuntalar una obra maestra. La película más esencial de la comedia amarga, si se permite la paradójica expresión. Porque toda risa en esta comedia nace de un profundo pozo de melancolía y de desamparo. Las mejores sátiras de Wilder siempre son como hermosas y divertidas mujeres de corazón triste. Tan seductoras que no podemos resistirnos a ellas, tan honestas que al final nos duelen. A medida que entramos en los mundos interiores de Baxter y de la señorita Kubelik (encantadora Shirley MacLaine), nos resistimos a aceptar que la prostitución laboral ciegue los verdaderos deseos de un hombre y una mujer, haga de ellos la misma clase de miseria humana que les rodea, esclavos de la ambición que han entregado al destierro lo más noble y lo más valioso de sus vidas. Al desdichado Baxter le salva su optimismo. A la ascensorista Fran Kubelik, su inteligencia.

Almas solitarias
Con apenas dos escenarios y dos almas solitarias, Billy Wilder se basta y se sobra para ilustrarnos la vida real con todas sus esperanzas y sinsabores. Una vida real caricaturizada, cierto, especialmente en lo que concierne a los personajes secundarios (los vecinos, el hermano de Fran, los ejecutivos, la parodia de Marilyn), pero de una comprensión del alma humana tan lúcida que el humor no basta para escapar a la desazón de lo que nos cuenta. La deslumbrante modernidad de esta obra -ese ‘zapping’, esa fiesta en esa oficina interminable- queda captada además por la fotografía en blanco y negro de Joseph LaShelle, que confiere a las imágenes una nostálgica niebla de navidad metropolitana, de soledad expandida. Wilder no permite que el espectador se separe por un momento del amigo Baxter. Entramos en su apartamento de soltero donde la pasta se cuela en una raqueta de tenis y queremos prevenirle cuando el estúpido Sheldrake entra con Fran de la mano y ella olvida su espejo al marcharse. Y luego a Baxter, calzándose un bombín, se le cae el alma al suelo cuando reconoce su rostro deformado en el espejo roto de la chica... uno de los hallazgos visuales más extraordinarios en la filmografía de Wilder, muy cerca del "toque Lubitsch", de quien el maestro austríaco aprendió mucho. Tanto como de las mujeres. Hay que conocerlas muy bien para comprender que cuando se sienten traicionadas acaban confabulándose... y que ningún poderoso señor Sheldrake puede engañarlas por demasiado tiempo.


Curiosidades
-Los decorados de la oficina, realizados por Alexander Trauner, están inspirados en la película muda ...Y el mundo marcha, de King Vidor.
-Le película fue nominada en diez categorías de los Oscar, de las cuales se impuso en cinco: Mejor Película, Mejor Director, Mejor Guión Original, Mejor Dirección Artística y Mejor Montaje.
-Billy Wilder hizo uso del nombre Sheldrake para otros personajes en El crepúsuculo de los dioses, El gran carnaval y Bésame, tonto.