Ballena azul

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Ciencia

Viaje al día en que los mamíferos se hicieron oportunistas y se apoderaron de la Tierra

El paleontólogo Steve Brusatte sigue el rastro de la historia que se abrió en el planeta tras el impacto del asteroide que acabó con los dinosaurios.

23 febrero, 2024 01:32

“Por vez primera en años, el sol se abrió paso entre la oscuridad”. Así continúa el paleontólogo y biólogo evolutivo estadounidense Steve Brusatte su éxitoso Auge y caída de los dinosaurios en las páginas de Auge y reinado de los mamíferos (ambos publicados en Debate), que se publica ahora.

Tras la caída y muerte de los dinosaurios debido a la abrasadora destrucción causada por un asteroide y seguida de un invierno nuclear oscuro y global surgió, en algún lugar, “un parloteo de chasquidos, un aleteo de pisadas” que empezó a oírse entre los cadáveres de los gigantes derrotados.

Adiós al T-Rex

“Revestido de pelaje, con ojos saltones, un hocico lleno de dientes con el aspecto de picos montañosos y una cola como un látigo, este bicho no podía ser más diferente de un Tyrannosaurus rex”. La Tierra se recuperaba, comenzaba la época de los mamíferos. El mundo les pertenecía.

Según Brusatte, la muerte de los dinosaurios permitió que los mamíferos (en el antiguo Nuevo México y por todo el mundo) experimentaran un auge. “Sin embargo -explica-, sus raíces son mucho más profundas. Realmente, su origen (o mejor dicho, nuestro origen) data más o menos de la misma época de los dinosaurios, hace unos 200 millones de años, cuando toda la Tierra estaba unida en un único supercontinente con enormes desiertos.

Un linaje ancestral

"Esos primeros mamíferos portaban una herencia todavía más profunda, que se remonta a unos 325 millones de años, hasta un reino de pantanos de carbón, cuando el linaje ancestral de los mamíferos se escindió del linaje de los reptiles en el gran árbol genealógico de la vida”, añade.

Brusatte, que empezó sus estudios recorriendo el rastro de los dinosaurios, continúa con los mamíferos a la luz de nuevas tecnologías como escáneres, TAC, microscopios de gran potencia  y programas informáticos de animación. Y le dedica su tiempo porque, considera, “los mamíferos se hallan en una encrucijada, en el punto más precario de su (nuestra) historia desde que contemplaron (contemplamos) el asteroide que exterminó a los dinosaurios. ¡Y qué historia!”

Más grandes y feroces

En este periodo, y antes de su golpe final, hubo un momento en el que el supercontinente empezaba a resquebrajarse y los dinosaurios se hacían cada vez más grandes y feroces. Los nuevos mamíferos, a pesar de sus innovaciones evolutivas, tenían opciones limitadas. “Tenían que especializarse en vivir de incógnito”, afirma Brusatte.

El paleontóglo se detiene en los estudios de numerosos equipos científicos y aborda la actualidad con una mirada precisa al pasado: “Existen muchos animales superlativos que ahora mismo están vivos y comparten la Tierra con nosotros. Muchos son mamíferos. La ballena o rorcual azul es el más extremo de esos “mamíferos extremos”. No es solo el mayor mamífero que vive en la actualidad, sino el mayor animal vivo y punto”.

De árbol a arbusto

En este viaje a la historia de los mamíferos Brusatte se detiene, cómo no, en los homínidos y sus enormes y variadas ramificaciones: “Nuestro árbol genealógico se parece más a un arbusto, con una maraña frondossa y espinosa de antepasados y primos".

"El arbusto estaba firmemente arraigado en África (la patria de la humanidad) durante los primeros millones de años de nuestra historia -concreta-. Al principio los humanos eran un grupo endémico, restringido a África, donde tuvieron lugar todos nuestros grandes inventos, como el bipedismo, el aumento del cerebro y el uso de utensilios”.

Dieta de carne

Pero de entre todas nuestras “cualidades” destaca la dieta: “Comer carne supuso un punto de inflexión. La carne tiene muchas más calorías que las hojas y los bichos, y estas calorías impulsaron un cerebro mayor”.

“Cuando Homo sapiens salió de África y se dispersó por el mundo, seguramente encontró no solo otros tipos de humanos, sino muchos animales extraños. Mamuts lanudos, tigres de dientes de sable, los perezosos terrestres de Thomas Jefferson en Norteamérica", escribe.

Megafauna

"Otros perezosos enormes, armadillos del tamaño de coches y los extraños ungulados de Charles Darwin en Sudamérica -precisa-. Marsupiales monstruosos (canguros de nariz chata) en Australia. Encontramos la megafauna de la Edad de Hielo y después gran parte de dicha megafauna murió”.

[Auge y caída de los dinosaurios]

Una cuestión interesante que plantea el paleontólogo estadonidense en Auge y reinado de los mamíferos es nuestra relación con algunos mamíferos coetáneos: “Mientras estábamos matando la megafauna, los humanos empezamos a hacer algo que ningún mamífero había hecho antes. Empezamos a producir nuestros propios mamíferos".

Domesticación

"En algún momento hace 23.000 años en Siberia, durante lo más riguroso del máximo glacial más reciente, tanto Homo sapiens como los lobos se encontraron aislados por la geografía de los casquetes glaciales -continua-. Interactuamos, al principio probablemente de manera fugaz. Los lobos eran feroces depredadores que debíamos evitar, pero algunos empezaron a merodear por nuestros fuegos de campamento…”

Gran parte del proceso de domesticación tuvo lugar en un inicio frenético hace unos 12.000 y 10.000 años. “Esta época era el Neolítico”, asegura Brusatte, que cierra su fascinante travesía con las posibilidades que nos da la clonación para recuperar el pasado".

Clonar mamuts

“Producir un mamut no será fácil, sin duda, y podemos debatir si es aceptable desde el punto de vista ético y moral (con todo el dióxido de carbono que estamos bombeando a la atmósfera, pronto hará  mucho más calor del que ningún mamut experimentó nunca), pero pienso que sucederá y que alguien recibirá el Premio Nobel por ello”.

La parada final nos pone en una difícil encrucijada marcada a fuego por el cambio climático: “Podemos extinguirnos o podemos adaptarnos. Esa es la elección y,  puesto que somos seres conscientes, con un gran cerebro y herramientas y tecnología y un alcance global, realmente es una elección".

¿Extinción?

"¿Y qué hay de los demás mamíferos? Es seguro que la extinción continuará, de una forma o de otra. Se habla mucho de una “sexta extinción”, una aniquilación en masa causada por los humanos, al mismo nivel que las “cinco grandes” extinciones de la historia de la Tierra. ¿Acaso nuestro atolladero actual igualará estas aniquilaciones de la prehistoria o será incluso peor?”, concluye.