De la gripe al SARS
De arriba a abajo, Viriones purificados de coronavirus; Cápsidas internas; Fotografía de microscopía electrónica. Cada virus tiene un tamaño de 0.0000001 m.
Mientras el Centro Nacional de Epidemiología propone para el periodo 2003-2004 la vacuna trivalente contra los virus de la gripe A y B, el virus SARS, que coincide en los síntomas y en la forma de transmisión, podría, según la opinión de los expertos, reactivarse de nuevo. José Antonio López, del Centro de Biología Molecular-UAM, analiza para El Cultural hasta dónde ha llegado la ciencia en el conocimiento del Síndrome Respiratorio Agudo y Severo y su sorprendente parecido con el virus de la gripe ante el VIII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Virología, que se celebrará en Barcelona del 12 al 15 de octubre.
No obstante, la ministra de Sanidad, Ana Pastor, siguiendo el consejo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha declarado que no existe ninguna razón para la preocupación ni para establecer controles exhaustivos a los pasajeros procedentes de países asiáticos. Tampoco se desaconseja viajar a Singapur, aunque todo este panorama podría cambiar si se confirman nuevos casos de este tipo de neumonía vírica. El virus SARS pertenece a la familia Coronaviridae. Como características más destacables, cabe señalar que posee el genoma de ARN más largo conocido, un ciclo replicativo complejo y una serie de proteínas, que se proyectan desde la membrana del virus formando unas estructuras denominadas Peplómeros, que da el aspecto de una corona al microscopio electrónico, justificando el nombre de la familia.
Familia Coronaviridae
Entre los coronavirus más conocidos están los causantes de más del 30% de los resfriados comunes. Aunque todavía no se ha podido desvelar su origen, un análisis detallado de la secuencia genómica sitúan al virus SARS cerca del Género II de la familia Coronaviridae.
Responsable de más de 8.000 muertes desde el pasado mes de noviembre, el virus SARS podría ser, según apunta la doctora Alison Abbott (Nature 424: 983. 2003) un virus estacional del estilo de la gripe (familia Orthomyxoviridae). De hecho, los primeros síntomas de la enfermedad se confunden curiosamente con los de la gripe, aspecto este último que, con toda probabilidad, contribuyó a su rápida expansión a lo largo del pasado invierno debido a que muchas personas infectadas en un principio no sospecharon de la gravedad de la infección. Por otra parte, la forma de transmisión también coincide en gran medida entre ambos virus, produciéndose ésta mediante aerosoles que se forman al estornudar o toser, aunque también se habla de contagio a través de objetos inanimados o por el simple contacto con el sudor de las manos de un infectado. Esta coincidencia durante la primera etapa de la infección, crucial por otra parte, llevó a la ministra Ana Pastor a proponer un aumento en la campaña de vacunación contra la gripe para intentar reducir el número de enfermos y evitar, en la medida de lo posible, enmascaramientos con un supuesto caso de neumonía producida por el virus SARS.
Reservorios animales
Mientras se verifica el carácter estacional del virus SARS, resulta vital dar con los reservorios animales antes de su más que posible reactivación. Como ocurre con el virus de la gripe, es factible que el virus SARS infecte diferentes especies animales, las cuales podrían actuar como reservorios, es decir, como almacén vírico a la espera de su nuevo contacto con el ser humano. Puesto que, en general, los virus que han convivido largo tiempo con su hospedador no suelen alcanzar gran virulencia (no destruir la célula que le permite la existencia), la mortalidad cercana al 9% que ha alcanzado la infección con el virus SARS nos indica que la especie humana podría ser un hospedador casual.
En este sentido, han sido localizadas al menos tres especies de animales salvajes vendidas en mercados en la provincia de Guangdong, lugar donde empezó la pesadilla, portadoras del virus causante del SARS. Entre estas especies, la civeta (Paguma larvata), un animal en cierta medida relacionado con los gatos y manjar en muchas mesas chinas, podría estar infectado sin aparentes signos de enfermedad, pero actuar como foco de infección para el humano que entró en contacto con su carne (zoonosis). Además de la civeta, diferentes institutos de investigación chinos han localizado en un elevado número de animales, analizando diferentes especies que van desde serpientes hasta mamíferos, la secuencia genética de coronavirus estrechamente relacionados con el SARS en humanos. Para ello se ha utilizado la técnica de la Reacción en Cadena de la Polimerasa o PCR, en inglés, que amplifica secuencias concretas del genoma del virus y permite detectarlo. Asimismo, se analizó la presencia de anticuerpos contra el virus SARS humano en muchos de estos animales.
Según los expertos, la detección de un relativamente elevado número de resultados positivos escapa de la normalidad. Para François Moutou, director de la unidad epidemiológica de la agencia de seguridad alimentaria de Francia, en este tipo de virus cabría esperar una única especie como reservorio principal y, quizás, varias secundarias. Por lo tanto, puesto que resulta bastante improbable que especies tan diversas como reptiles, aves o mamíferos pudieran ser portadores de virus tan estrechamente relacionados con el SARS humano, muchos investigadores están cuestionándose la especificidad de los ensayos realizados.
Virus ébola
¿Por qué es tan importante encontrar el reservorio animal? La respuesta es obvia. No se podrá combatir con éxito al virus si éste infectara sólo ocasionalmente al hombre escondiéndose, entre brotes, en diferentes especies animales las cuales, además, suelen permanecer asintomáticas a la infección. Uno de los casos más llamativos en este sentido es el virus ébola, que con su virulencia extrema hace pensar que sólo esporádicamente abandona su refugio animal, en algún lugar de la jungla del centro de áfrica, para atacar al hombre y provocar una alta tasa de mortalidad.
El papel de los satélites
Encontrar su reservorio animal es tan crucial que hasta la Agencia Espacial Europea (ESA) va a poner en marcha un innovador programa informático para analizar imágenes enviadas por varios satélites y poder predecir y localizar los brotes epidémicos. Otro ejemplo mucho más cercano lo encontramos en el virus de la gripe. Cada año, miles de personas padecerán, indefectiblemente, los rigores de un virus del que todavía no se ha descubierto claramente su "escondite" animal. ¿Por qué ciertos virus tienden a presentarse en una época concreta del año? Tampoco se tienen, en este aspecto, todas las respuestas. Varios factores parecen unirse en el caso de la gripe: por una parte, se piensa que el virus podría viajar en algunas especies de aves acuáticas migratorias. De aquí pasaría a otras aves de corral o al cerdo, desde donde podría transmitirse a la especie humana. Otro factor implicado podría ser el hecho de que el virus sobrevive más tiempo en objetos inanimados con bajas temperaturas, permitiendo su mejor transmisión de un huésped a otro.
De vuelta al virus SARS, y una vez definida la necesidad de centrarse en la búsqueda de la especie animal que actúa como reservorio, el siguiente paso que ya está llevando a cabo varios grupos de Hong-Kong para la confirmación real de la presencia de virus relacionados con el SARS, es la purificación y secuenciación del genoma viral total. La OMS ha recomendado estos análisis como prioritarios.