No creí que pudiera tragarme la serie Talking Heads que emite Movistar, una docena de monólogos de 35-40 minutos protagonizados por una nómina de actrices y actores de primera fila del Reino Unido, y que repesca textos de los años 80 del celebrado y prolífico autor y guionista Alan Bennett. La serie fue planificada y realizada en un tiempo récord, justamente durante el confinamiento. Tras emitirse por la BBC durante el mes de junio, el Bridge Theatre de Londres abrirá temporada con la versión teatral interpretada por los mismos actores.
Justo en medio del debate sobre el teatro online que interesa hoy a los centros teatrales a raíz de la epidemia, resulta interesante este ejemplo de producción que aproxima y estrecha los modos de hacer televisión y teatro. Bennett escribió estos monólogos en 1987 para la BBC, que los produjo y emitió en dos series de seis capítulos cada una con gran acogida, y con figuras como Maggie Smith o Eileen Atkins. Durante los pasados meses de abril y mayo la productora de Nicholas Hytner, The London Theatre Company, reaccionó a la inédita situación con una urgencia sorprendente: rodó los textos de Bennet con un renovado elenco para una serie de televisión completamente nueva, incluyendo dos textos del autor escritos el año pasado: Una mujer normal, protagonizado por Sarah Lancashire (Happy Valley) y El santuario, con Monica Dolan.
La sinergia entre la producción televisiva de estos monólogos y la teatral es fácil aquí porque el Bridge Theatre lo fundó y lo gestiona precisamente la compañía de Hytner. De la serie Talking Heads ha programado ocho de los monólogos del 7 de septiembre al 31 de octubre. Habrá que estar atentos a su recepción, pero el cartel reúne a intérpretes de campanillas, en su mayoría mujeres que si ya son célebres gracias a sus intervenciones en la grande y pequeña pantalla, los ingleses idolatran en los teatros. Cada día se ofrecen dos monólogos, de forma que se hace coincidir a Imelda Staunton con Lucian Msamati; a Kristin Scott Thomas con Rochenda Sandall; a Tamsin Greig (serie Episodes) con Maxine Peake; y a Monica Dolan con Lesley Manville.
La fórmula parece atractiva y también reduce costes considerables si pensamos en aspectos como los ensayos teatrales, decorados, vestuario o la publicidad, por ejemplo; la cuestión no es baladí en estos tiempos de aforos reducidos, que en el caso del Bridge pasa de 900 a 250 butacas. Por otro lado, gran parte de los realizadores de los capítulos de televisión figuran también como directores de los espectáculos teatrales. Todo se ha rodado en interiores, a lo sumo los actores van del salón a la cocina, al baño o al dormitorio, están en un jardín o en una tienda. La cámara pasa del primer plano al plano medio y al plano general, y sabe potenciar esos pequeños detalles que deslizan los intérpretes mientras dicen con fruición sus textos (creo que ahí radica parte el éxito del teatro inglés, en el amor que sienten por su idioma imperial).
Me sorprende la frescura de estas historias de Bennett, envidiables por su escritura y argumento. Podría creerse que sus personajes son solitarios —una ama de casa, una solterona, una viuda, un jardinero…—, que viven confinados en sus casas. Pero no es así exactamente, algunos cuentan sus cuitas y relaciones con sus familiares, amigos, vecinos y con personas con las que entran en conflicto, otros se internan por sendas inquietantes y sombrías, hay también los que optan por una vía jocosa. Siento una extraña familiaridad con estas historias, me recuerdan los momentos de cautiverio que hemos vivido, pero lo que precisamente me gusta de ellas es que no hablan del Covid.