Por fin Marta Rivera de la Cruz, consejera de Cultura de la Comunidad de Madrid, ha despejado la incógnita de quién dirigirá los Teatros del Canal durante su mandato: la coreógrafa y bailarina Blanca Li (Granada, 1964). Tras Natalia Álvarez Simó se vuelve al perfil de artista, concretamente coreógrafa, lo que es bastante inédito en los teatros públicos nacionales. Li además tiene experiencia como directora y empresaria de su propia compañía afincada en París, formación que ha presentado regularmente sus espectáculos en los Teatros del Canal desde que hace diez años la invitara Albert Boadella. Queda pendiente el nombramiento de la persona que ocupará la dirección adjunta y que se dará a conocer en los próximos días.
Su elección, que se ha mantenido con un gran hermetismo, ha sido efecto del “proyecto” que Li le presentó a la consejera a petición suya: “Me entusiasmó”, dijo Rivera de la Cruz hoy abriendo la inesperada rueda de prensa a la que fuimos convocados los periodistas con dos horas de antelación y en la que Li apareció vestida impecable, con un elegante y ajustado traje de chaqueta negro. Según he podido saber, la Consejería de Cultura mantuvo entrevistas con distintos candidatos que les parecieron idóneos, decantándose finalmente por Blanca Li después de sortear cuatro entrevistas.
Sin embargo, ese citado “proyecto” de Li tiene la pinta de ser por el momento unas líneas generales, ya que a la pregunta de si se haría público, la respuesta fue una evasiva de las dos comparecientes. Entre sus buenos propósitos, la directora dijo que: quiere abrir el teatro a todos los géneros y a todos los públicos; reunir espectáculos que hablen del futuro y también que recojan nuestra tradición; aprovechar sus muchas e intensas relaciones internacionales para conectarlo con los teatros europeos y americanos, dar a conocer a nuestros artistas y que los foráneos se peleen por estar aquí; quiere involucrar a la profesión madrileña para que esta sea su casa, porque tiene claro, tanto ella como la Consejera, que estos teatros son de la Comunidad; y quiere que sea un espacio festivo, que no solo viva de noche, sino que esté abierto también de día, acogiendo propuestas para los niños, pero también a los profesionales. “Soy muy folklórica y por supuesto que también voy a abrir la programación a la ópera y la zarzuela, que me encanta. Pero este no va a ser el teatro de Blanca Li”, -y deslizando una sonrisa añadió- “como si fuera el teatro de Manolita Chen. Este es el teatro de la Comunidad de Madrid”.
Li puso en valor las condiciones técnicas de los Teatros del Canal –“los conozco bien porque he actuado en ellos, y tienen un equipamiento ultramoderno, que los hace de los mejores”. Y luego se refirió al apartado de danza: “Me tuve que ir de España porque no encontraba manera de hacer mi trabajo”. Por ello señaló que va a continuar potenciando fórmulas que ayuden a las compañías a producir y distribuir sus espectáculos, que es lo más duro para ellas. Añadió que estas fórmulas no deben traducirse solo en subvenciones, sino que pueden ser tan o más importantes las ayudas en especie: residencias, cesión de espacios, préstamos de equipos técnicos, ayudas a la distribución… Ninguna de las dos supo aclarar cómo queda la relación de la compañía de Víctor Ullate con los Teatros del Canal, de los que es residente, y que fue disuelta por el coreógrafo hace unas semanas.
Con un presupuesto de 3,8 millones de euros –“yo siempre diré que el dinero que se dedica al Canal es poco”, dijo por su parte Rivera de la Cruz–, Li explicó que tiene previsto dedicar todas sus energías en preparar la programación que presentará en junio de 2020. “No vengo aquí a destruir nada”, y añadió: “quiero cumplir con mi sueño de lo que debería ser este teatro”.
Granadina de origen pero residente desde los 80 en Madrid –donde vive parte de su familia y por lo que nunca ha roto su relación con la ciudad, según confesó– Li es una bailarina atípica, que comenzó formándose en flamenco a la par que se ejercitaba en gimnasia rítmica, deporte que tuvo que abandonar por cuestiones de salud y sustituirlo por la danza contemporánea. Es una mujer polifacética con múltiples e inesperados intereses: música, teatro, cine, moda, televisión… Durante la movida madrileña llegó a regentar un legendario bar de madrugada -El Calentito- al tiempo que lideraba la formación musical Las Xoxonees, con canciones cuyas letras dejarían a las neofeministas de hoy en el paleolítico. Vivió en Nueva York, donde se formó como bailarina de hip hop y luego se trasladó a París donde montó su compañía. Su danza está presidida por los bailes urbanos y futuristas y el mestizaje, le gusta colaborar con artistas de todo pelaje y de todas las geografías posibles (ella se considera una ciudadana del mundo). En su repertorio destaca Macadam Macadam, Garden of Earthly Delights, basado en el jardín de las Delicias de El Bosco, o Poeta en Nueva York. Igualmente, ha versionado clásicos como El sombrero de tres picos y danzas de óperas.