Explorando el patrimonio
Algunas filmotecas y archivos internacionales como la Cinamateca Francesa han centrado sus esfuerzos en la difusión de sus fondos a través de sus propias plataformas
Quería llamar la atención sobre el trabajo de programación on-line de algunas filmotecas y archivos internacionales. Para seguir manteniendo su labor durante la pandemia, a pesar del cierre de los cines, algunas arcadias del patrimonio cinematográfico universal han centrado gran parte de sus esfuerzos en la difusión de sus fondos a través de sus propias plataformas o canales on-line. El caso de Filmoteca Española es paradigmático con la creación de “Doré en Casa”, donde cada cuatro días durante estos últimos tres meses han compartido algunas joyas de sus fondos –entre otras iniciativas, nos ha permitido descubrir a una pionera del cine español, María Forteza, y a un cineasta prodigioso de los años sesenta, Mario Gómez Martín–, pero por razones obvias, como parte interesada, no me extenderé en ello. Tan solo recomendarles que se den una vuelta por su página.
Me voy a centrar aquí sobre todo en la labor de la Cinemateca Francesa, que en estas últimas semanas me ha deparado muy gratas sorpresas. El organismo galo creó en los primeros días del encierro la sala virtual Henri (por Henri Langlois, su fundador), llamada a compartir “films raros” de su archivo para ver en línea. Y efectivamente, toda una serie de tesoros restaurados, digitalizados o recuperados han ido incorporándose a esta sala virtual y gratuita, pequeñas joyas de su patrimonio que atraviesan prácticamente todos los periodos del cine, desde el mudo (con una colección de siete películas de Jean Epstein, por ejemplo, todas ellas remasterizadas en 2K y 4K) hasta nuestros días. En sesiones especiales ha programado nada menos que la última película de Jean-Marie Straub, La France contre les robots (2020), así como un cortometraje musical de Jean Rouch, La Goumbé des jeunes noceurs (1965), o un documental de Barbet Schroeder.
Son verdaderas sesiones comisariadas, con textos de acompañamiento y organizadas en forma de ciclo. Como uno de los últimos y más extraordinarios, el dedicado a la trilogía amateur de Jean-Claude Brisseau, tres mediometrajes que el veterano y controvertido cineasta rodó en Super 8 y 8mm en el revolucionario 1968, y que son una verdadera celebración sexual, política y filosófica realizadas por un joven de 22 años realmente apasionado por el cine y sus posibilidades, especialmente en unos años de verdadero aperturismo en el retrato de los cuerpos y la exaltación del erotismo. “Brisseau, l’après -midi” es un programa extraordinario, por tanto, que de alguna manera también viene a resarcir la autocensura de la propia “cinemateca” cuando en 2018, en el apogeo del movimiento MeToo decidió aplazar sine die la retrospectiva que tenía prevista consagrar al cineasta francés. Y es que el autor de contenido erótico hiperrealista como Choses secrètes (2002) y The Girl from Nowhere (2012), cuya aspiración artística pasa por neutralizar cualquier simulación de placer o filtro artificial en el rodaje de las escenas de sexo, fue arrestado en 2002 bajo cargos de agresión sexual ante las denuncias de varias actrices que le acusaron de filmar practicando sexo bajo la promesa de un papel en su próximo film. La justicia le declaró culpable y le sentenció a un año de prisión. Brisseau convirtió ese capítulo en la trama semiautobiográfica de su film Les Anges exterminateurs (2006), presentada en el Festival de Cannes. En los 40 minutos de su obra seminal Mort dans l’après-midi (1968), en torno a los recuerdos y fantasías sexuales de un hombre moribundo, podemos ahora apreciar claramente todos los rasgos y obsesiones que iban a perseguir a Brisseau a lo largo de su filmografía.
Otras rarezas extraordinarias en la sala Henri son los cortometrajes documentales que filmó Jacques Rozier durante el rodaje de El desprecio (1963, Jean-Luc Godard) en la isla de Capri. La Cinemateca parisina hace así accesible una verdadera rareza (perseguida durante años por cinéfilos de toda condición y amantes del cine de Godard) como el film Paparazzi, sobre la persecución que sufrió Brigitte Bardot, “la mujer más fotografiada del mundo”, por los ‘paparazzis’ italianos durante el rodaje. Orto cortometraje a su vez realmente extraordinario fue el debut del georgiano Otar Iosseliani en el Instituto de Cine de Moscú, Aquearelle (1958), donde de algún modo el debutante, con 24 años de edad, planteaba también cuestiones que seguirían resonando en las 25 películas que realizaría a lo largo del medio siglo venidero: cómo el arte puede embalsamar la vida para fijar una utopía y restituir el orden natural de las cosas. Otras películas de Iosseliani, como la imprescindible Avril(1961), que tanto nos recuerda a Jacques Tati, también forma parte de este ciclo online. Y por supuesto resulta especialmente recomendable el pequeño ciclo de cinco películas del chileno Raúl Ruiz, todas ellas largometrajes, con títulos tan significativos (y en español) como Tres tristes tigres (1968) o La Recta Provincia (2007).
Otras filmotecas y colecciones del mundo también han puesto a disposición del internauta, de forma gratuita, preciadas joyas de sus fondos. En este link se puede acceder a la página de la FIAF (Federación Internacional de Archivos Fílmicos) donde se ofrece un listado, con sus diversos links, a los servicios gratuitos en streaming de sus numerosos miembros, desde el Gosfilmofond de Rusia al Korean Film Archive, pasando por el canal de la Academy Film Archive de Estados Unidos, el BFI británico, el Eye Filmmuseum de Amsterdam, la Filmoteca de la UNAM en México o el Museo Nazionale del Cinema, entre muchos otros. Una galaxia donde perderse.