La faceta poética de Picasso llega a Tokio
'Picasso, escritor' indaga en cómo el artista utilizó el lápiz y la tinta china para pintar palabras y transformarlas en pictogramas que nos evocan su mundo y sus recuerdos
16 junio, 2020 12:22En 1911 Picasso le dijo al poeta Apollinaire: “Quiero dejar claro que, no obstante, detesto el exotismo. Nunca me han gustado [en el arte] los chinos, los japoneses o los persas”. Pues bien, el artista malagueño llega hoy al Instituto Cervantes de Tokio con Picasso, escritor, una exposición ideada junto al Museo Picasso Málaga sobre la faceta más poética del artista. La muestra, que ya ha pasado por Pekín y Shanghái, reúne facsímiles, fotografías, grabados originales y publicaciones. Además, incluye objetos y documentos de su influencia y relación con Japón.
Hasta hace pocos años, sostiene el prestador Kenji Matsuda, los historiadores del arte no cuestionaban la autenticidad de las tajantes palabras citadas unas líneas más arriba. “Conocido es también que Picasso reaccionó de forma similar al ser preguntado por las influencias que había en sus esculturas negras. Aun tratándose de las palabras del propio pintor, resulta difícil tomarlas al pie de la letra”, cree.
Picasso, escritor, que se podrá ver en la capital nipona hasta el 30 de septiembre, reflexiona sobre un aspecto más inédito de la genialidad del artista e indaga en cómo Picasso utilizó con originalidad el lápiz y la tinta china para pintar palabras y transformarlas en pictogramas que nos evocan su mundo y sus recuerdos. A través de ejemplares facsímiles, fotografías y publicaciones relacionadas con su creación literaria, poemas y un documental producido para esta ocasión, varios autores e intelectuales españoles, entre los que se encuentra el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, reflexionan sobre Picasso y su obra escrita.
Matsuda recuerda que Picasso y la estampa erótica japonesa, exposición que se celebró en 2009 en el Museo Picasso de Barcelona, y Picasso y el arte japonés en el Museo de las Artes Kuboso Memorial de Izumi en 2017 “evidencian cómo está empezando a venirse abajo la creencia establecida de que el arte de Picasso no recibe influencias del arte japonés”. En este sentido, la exposición que ahora se puede ver en Tokio “es una oportunidad que impulsa esta tendencia”.
Cuando Picasso llegó a Barcelona a finales del siglo XIX, el japonismo ya había penetrado en Cataluña. Antes de empezar su etapa azul, la obra de Picasso deja entrever una influencia del arte japonés. Y es "a partir de la etapa rosa cuando el uso del arte japonés en su producción puede probarse a través de varias evidencias". Por eso, esta muestra “pone el foco en la década de 1930, un período de contacto directo y frecuente con japoneses y la cultura japonesa”.
En 1932, durante la Exhibición de Arte Emergente Paris-Tokio, Picasso no solo proporcionó tres de sus obras, sino que también colaboró activamente junto a André Salmon invitando a otros pintores a participar. En aquella época leyó a su hijo el libro Les haïkaï de Kikakou, traducido por Kuninosuke Matsuo. Además, el biógrafo John Richardson cuenta la anécdota de cuando Picasso contrató a una modelo japonesa durante un breve período de tiempo. “La influencia del arte japonés nos hace imaginar un ‘japonismo’ del siglo XIX que saca partido del ukiyo-e para explorar nuevos medios de expresión. Sin embargo, la influencia que recibe no se limita al ukiyo-e y shunga (arte erótico), sino que se extiende a los libros ilustrados, al sumi-e (dibujos a tinta china), a la caligrafía, al haikai, al origami, al kimono y también a la cerámica”, arguye Matsuda.
Así, para ilustrar la relación de Pablo Picasso con el país anfitrión y su inspiración mutua, se expone el facsímil de una carta del escritor japonés Kuninosuke Matsuo a Pablo Picasso que pertenece de la colección del Musée national Picasso-Paris, junto con seis cerámicas originales del artista, por cortesía del coleccionista Toshiyasu Fujinawa, presidente de la empresa Yoku Moku. Para completar la muestra se ha editado un catálogo con textos de expertos japoneses que han enriquecido el proyecto en su etapa nipona, y está previsto que el año que viene se represente en japonés la obra de teatro de Picasso El deseo cogido por la cola.